Súper ¡Gol! 5 - ¡Campeones del mundo!

Luigi Garlando

Fragmento

cap-1

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Pero ¿qué está pasando en el Pétalos a la Cazuela?

En el restaurante del paseo de la Florida, célebre por su carta a base de flores, se acaba de oír un estruendo que ha hecho temblar los cristales.

Lo único que sé es que es una tarde cálida de principios de mayo y que Gaston Champignon ha invitado a merendar a los Cebolletas. Sin embargo, dudo de que tanto entusiasmo se deba únicamente a la excelencia de los merengues...

Acerquémonos un poco.

A decir verdad, más que una merienda parece un carnaval. Sara y Lara bailan con João, subidas a una mesa. Fidu corre por la sala como un toro desatado, llevando a hombros a Nico, que celebra algo con los brazos en alto. Los demás Cebolletas intercambian abrazos y se «chocan la cebolla».

¿A qué se deberá tanta alegría?

Tratemos de oír lo que está diciendo Becan y a lo mejor logramos adivinar qué está pasando.

—¿Te das cuenta? ¡Dos semanas por lo menos en Brasil! ¿Te acuerdas de lo que nos divertimos en Río? —pregunta el extremo derecho albanés.

—Pues claro que me acuerdo —replica Dani—. Los partidos en la playa, el surf sobre las olas, las espectaculares comilonas a base de carne a la plancha... ¡Y esta vez será aún mejor, porque jugaremos en los mismos estadios en los que se va a disputar el Mundial!

Ya sabes lo que está ocurriendo. ¡Los Cebolletas están a punto de regresar a Brasil!

Es cierto que unas vacaciones en Brasil, ese país impresionante, hay que celebrarlas con un auténtico carnaval, pero ¿qué tienen que ver con el Mundial?

Gaston disfruta viendo tan alegres a sus pupilos. No para de atusarse la punta derecha del bigote, la de las buenas sensaciones, hasta que agita su inseparable cucharón de madera para reclamar la atención.

—¿Queréis saber algo más sobre los planes de viaje? —pregunta el cocinero-entrenador.

—¡Por supuesto, míster! —salta Nico como un resorte—. ¿Cuándo nos vamos? ¿Cuándo disputamos el primer partido?

—Veamos —prosigue Champignon—. Como os he explicado antes, la fortuna nos ha hecho un gran regalo. Pero es un regalo que en cierto sentido nos hemos ganado a pulso, porque si no hubiéramos jugado deportivamente no nos habríamos llevado el premio del juego limpio y no habríamos participado en el sorteo con los demás equipos de España que menos amonestaciones y expulsiones sufrieron durante la última liga...

—Es verdad, es un regalo que nos hemos merecido —aprueba Sara.

—Los que lo merecimos fuimos nosotros —puntualiza João—. Tu hermana y tú dais leña como si fuerais boxeadoras.

—No damos patadas, ¡defendemos la puerta! —lo corta Lara con una mirada feroz.

—Para que tú puedas hacer tus regates de bailarín —añade la otra gemela, molesta—. Podrías jugar incluso con tutú...

Los Cebolletas y Gaston ríen con ganas.

—De todos los equipos de España ganamos nosotros el sorteo —continúa el cocinero-entrenador—. A lo mejor gracias al aroma mágico de los calcetines apestosos de Dani... ¡Y ahora tenemos derecho a un viaje y una estancia en Brasil, con todos los gastos pagados!

—¿Y qué pasa con la escuela? —inquiere Nico.

—He hablado con vuestro director y os concederá un permiso especial. Los profesores os pondrán deberes para que acabéis el programa escolar.

—No tenía que molestarse, míster —tercia Fidu—. Con un amigo empollón nunca faltan las lecciones, ni siquiera durante las vacaciones.

Se oye una carcajada unánime.

—¿Cuánto tiempo nos quedaremos? —le pregunta Tomi.

—Saldremos el 15 de mayo y nos quedaremos por lo menos hasta el 26, el día de nuestro tercer partido —contesta Gaston—. Si nos clasificamos nos quedaremos un poco más, de lo contrario tendremos que volver a casa.

—¿Cuántos equipos participarán en el torneo? —pregunta Diouff.

—Nuestro torneo, que oficialmente se llama Baby World Cup, será una réplica del Mundial de verdad, que comenzará el 12 de junio —explica Champignon—. Jugaremos en los mismos estadios y los treinta y dos equipos se dividirán en el mismo número de grupos. Es una especie de prueba general de los juveniles para el torneo de los mayores.

—¡En ese caso, nos mediremos con los Países Bajos, Chile y Australia! —exclama enseguida Fidu—. Son las selecciones contra las que se enfrentará España.

—Exactamente —confirma el míster, sacándose del bolsillo un papelito en el que se había apuntado algunas fechas—. El 20 de mayo nos veremos las caras con los Países Bajos en Salvador de Bahía. El 23 saltaremos al campo contra Chile en Río de Janeiro, y el 26 contra Australia, el último partido de la fase de clasificación, en Curitiba...

—¡Fabuloso, pasaremos unos días en Río! —salta Fidu—. ¿Y las demás ciudades?

—Empezaremos por Salvador de Bahía, una joya de ciudad, desde donde tendremos que coger un avión para volver a Río —contesta Nico—. El viaje dura unas dos horas largas. Y de ahí a Curitiba, una ciudad muy moderna, también en avión, supongo, porque si en avión se tarda una hora y media, no quiero pensar lo que tardaríamos en coche. Y es que Brasil es un país enorme, donde las distancias son mucho más grandes que aquí...

—Caramba... —comenta Fidu ligeramente inquieto, porque el guardameta nunca está del todo tranquilo cuando viaja entre las nubes.

—¿Alguien tiene un buen mapa a mano? —pregunta Aquiles.

—Veamos en mi ordenador —propone Champignon, antes de encenderlo para conectarse a internet.

Fidu aprovecha la ocasión para zamparse otro merengue a hurtadillas.

—Aquí —anuncia el cocinero—. Salvador está aquí. Como decía Nico, está muy lejos de Río, a casi mil ochocientos kilómetros de distancia.

—¿Y Curitiba? —pregunta Tomi.

—¡Lo he encontrado! —Gaston indica un punto en el mapa—. A simple vista parece más cerca; veamos lo que dice el buscador. Sí, está a ochocientos kilómetros de Río. A lo mejor podemos ir en tren o alquilar un vehículo...

—Me parece una idea genial —murmura Fidu con la boca llena.

—Y luego ¿dónde jugamos? —apremia Dani.

—Depende de los resultados —responde Nico—. Si, como ha dicho Champignon, nuestro torneo es una réplica del verdadero Mundial, habrá ocho grupos de cuatro equipos cada uno, y se calificarán los dos primeros de cada grupo. Si quedamos los primeros de nuestro grupo, jugaremos con el segundo de otro grupo. En cambio, si acabamos segundos lucharemos contra un primero de grupo. Pero si acabamos terceros o cuartos, nos subiremos a un avión y volveremos a Madrid.

—Eso es —confirma Gaston—. Lo último que quería deciros es algo que os va a interesar. Los treinta y dos equipos que competirán por la Baby World Cup irán acompañados por un campeón del pasado, el representante de una selección nacional. Una especie de ángel de la guarda que nos acompañará durante toda la aventura y, gracias a su experiencia, nos dará valiosos consejos durante los entrenamientos y los partidos.

—¿Quién es nuestro ángel de la guarda? —pregunta enseguida Sara.

—Todavía no me lo han dicho, pero dentro de poco lo sabremos.

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