Dirige desde cualquier lugar

David Burkus

Fragmento

Dirige desde cualquier lugar

Introducción

El ascenso y la caída (y el ascenso)
de los equipos remotos

Cuando Hayden Brown asumió el cargo de CEO de Upwork, el 1 de enero de 2020, nunca imaginó que su primer año sería así.

Upwork, una compañía de miles de millones de dólares, se creó cuando Elance y oDesk se fusionaron para convertirse en la plataforma más grande del mundo para encontrar y trabajar con talento freelance. Antes de 2020 la mayoría de los empleados ya trabajaban de forma remota desde 800 ciudades alrededor del planeta. La empresa tenía varias oficinas tradicionales para los empleados no preparados para la distancia, pero incluso la recepcionista era una empleada virtual que administraba varios mostradores desde su oficina en casa. Bajo el liderazgo del predecesor de Brown, Stephane Kasriel, la compañía que administraba el grupo de talentos remotos más grande del planeta había operado de la manera más remota posible.

O eso pensaban.

Cuando el nuevo coronavirus empezó a propagarse por todo el mundo, Brown y su equipo de directivos se encontraron en la misma posición que muchos otros líderes de alto nivel. Tuvieron que decidir cómo responder. Debían descubrir cómo mantener el negocio en funcionamiento y, al mismo tiempo, garantizar la seguridad de todas las partes interesadas. Pero a diferencia de muchas empresas, no decidieron enviar a la gente a trabajar desde casa como un experimento a corto plazo… Más bien, lo vieron como el momento de comprometerse.

Habían investigado mucho. Eran un pilar importante en el movimiento del trabajo a distancia desde hacía bastante tiempo, pero seguían aferrados a su espacio de oficina. Llegó el momento de finalizar la inevitable transición y volverse remotos por completo.

“Gracias a los 20 años de experiencia como empresa de trabajo a distancia, ahora estamos adoptando de forma permanente un modelo de ‘primero remoto’. En el futuro, trabajar desde casa será la opción predeterminada para todos”, dijo Brown en Twitter y terminó su publicación con “El #futurodeltrabajo está aquí”.1

Éste es un libro sobre ese futuro. O, mejor dicho, es un libro sobre el pasado, presente y futuro de los equipos remotos y sobre cómo prosperar en tu rol de líder en ese futuro.

Es difícil rastrear los orígenes de los equipos a distancia. En algún nivel, siempre fueron una realidad. El Imperio Romano se extendía por tres continentes, pero César tuvo que conformarse con caminos y mensajeros. En el apogeo de su colonialismo, se decía que el sol nunca se ponía en el Imperio Británico, pero la reina Victoria mantenía todo junto usando barcos y rutas comerciales. En la corta historia de Estados Unidos, los circuit riders (los clérigos que andaban a caballo) se coordinaron para predicar por todo el país y los vendedores iban de puerta en puerta, incluso antes de los automóviles, para maximizar los ingresos para ellos y sus empresas.

Pero hoy en día, cuando hablamos de trabajo y equipos remotos, la mayoría nos referimos al alejamiento de la oficina tradicional. Y si ése es nuestro marco de referencia, entonces deberíamos usar 1973 como fecha oficial de inicio. En aquel año Jack Nilles publicó The Telecommunications-Transportation Tradeoff.2 Nilles y sus coautores estaban convencidos de que el creciente problema de la congestión del tráfico no se resolvería ampliando las carreteras. En cambio, lo vieron como un problema de comunicación que la tecnología iba resolviendo de forma rápida. Argumentaron que las empresas ayudarían a aliviar el problema del tráfico reduciendo el tamaño de su sede y construyendo una serie de oficinas satélites en los bordes de su ciudad (lo cual no es muy diferente a los trabajadores remotos dispersos en los cafés locales de la actualidad). En esa época no había computadoras personales y el café no era tan bueno, pero Nilles y compañía creían que la tecnología de computadoras centrales y líneas telefónicas eran suficientes para coordinar el trabajo de forma remota. Nilles incluso acuñó un término para esto: teletrabajo.

Los defensores del teletrabajo se hicieron más fuertes conforme la tecnología avanzaba y las computadoras reducían su tamaño. En 1989 Charles Handy escribió que los teléfonos personales marcaron el comienzo del fin de las grandes oficinas: “El asiento de un automóvil o tren se convierte en oficina si lo conectas a una computadora y un fax portátiles”.3 En 1993 Peter Drucker declaró: “Trasladarse a la oficina es obsoleto”. Pero los líderes corporativos quizá no recibieron ese fax. Y si lo hicieron, renunciar a su oficina de jefe no era algo que quisieran hacer. En vez de una revolución sin oficinas, el porcentaje de trabajadores remotos aumentó de forma lenta. Creció más rápido en el mundo de las empresas tecnológicas, quizá debido a su familiaridad con las herramientas necesarias para colaborar desde lejos de forma eficaz.

En la última década dos grandes eventos formaron el debate sobre los equipos remotos y si trabajar desde casa en realidad era una forma de medio trabajar. El primero ocurrió en febrero de 2013, cuando la CEO de Yahoo!, Marissa Mayer, envió un memorando a toda la compañía donde declaraba el fin del trabajo a distancia. El memo decía: “Debemos ser un sólo Yahoo! Y eso empieza estando juntos de forma física”.4 Muchas firmas siguieron su ejemplo. Hewlett Packard, IBM, incluso Best Buy (antes conocido por su “entorno laboral de sólo resultados”), todos llamaron a sus equipos remotos de regreso a la oficina. En vez de trabajar de forma remota, muchas de estas empresas tecnológicas aumentaron beneficios en el lugar de trabajo, diseñados para alentar a los empleados (de manera no muy sutil) a concentrarse más en su trabajo y menos en el mundo exterior.

Y así, el ritmo de la revolución del trabajo a distancia se ralentizó. Para 2018 sólo alrededor de 3% de los empleados estadounidenses informó que laboraba más de la mitad de sus horas de forma remota.5 La marcha hacia el trabajo remoto seguía creciendo, pero mucho más despacio que antes.

Entonces, de repente recibió un empujón inesperado. La pandemia del covid-19 puso al mundo de rodillas, pero llevó el movimiento del trabajo a distancia a una carrera vertiginosa. En ese momento, mover a todos a equipos remotos fue reaccionario y se consideraba temporal. Pero al probar sus beneficios la mayoría de la gente no quiere volver a la oficina pronto.

Una encuesta realizada por IBM durante el apogeo del covid-19 descubrió que más de la mitad de los empleados quieren que el trabajo remoto sea su método principal de empleo y 75% dijo que le gustaría la opción de seguir de forma remota al menos por un tiempo.6 Muchas empresas respondieron de la misma manera. En parte por preocupaciones de seguridad y en parte por lo que descubrieron durante su prueba forzada de trabajo remoto, muchas empresas anunciaron que darán a los empleados la capacidad de seguir trabajando de f

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