Introducción
Cómo surgen los equipos con una mentalidad de grupo fuerte? ¿Cómo se establece o cómo se consigue corregir una cultura de equipo deficiente?
Casi todo el mundo cree que la cultura de un equipo viene determinada por la identidad del grupo, por quiénes son los individuos integrantes. Los equipos con una conciencia firmemente implantada, como el de Disney, Apple o el Cuerpo de Marines de Estados Unidos, son tan especiales y emblemáticos que nos parecen casi predestinados. Para quienes piensan así, la mentalidad de un grupo es una cualidad fija, profundamente arraigada en su ADN. Algunos grupos especiales cuentan con el don de una mentalidad ganadora; otros no.
Yo propongo una idea distinta:
Tu mentalidad de equipo = tus acciones
Creo que la cultura de grupo no depende de quién se es, sino de qué se hace. No es un regalo que se recibe; es una habilidad que se aprende. Y, como cualquier habilidad, se puede aplicar bien o mal.
Es probable que tengas experiencias tanto con buenas mentalidades de grupo como con malas. Con la cohesión agradable y revigorizante de un equipo fuerte. Con la gélida disfunción de un equipo débil, y con las sacudidas de la montaña rusa del punto intermedio. Sin embargo, lo que quizá no conozcas es el poder que posees para controlar, fortalecer y transformar la mentalidad de tu equipo, si tomas las medidas adecuadas.
Me he pasado los diez últimos años analizando algunos de los equipos más exitosos del planeta, entre ellos el de la selección nacional femenina de fútbol de Estados Unidos, el de Pixar, el de IDEO, el de los San Antonio Spurs, y otros. En 2018 escribí Cuando las arañas tejen juntas pueden atar a un león, que exploraba la ciencia en la que se sustenta la creación de una cultura de equipo ganadora y que me impulsó a adentrarme más en este mundo. He sido asesor de empresas, de equipos deportivos profesionales y del Ejército, así como de grupos de alto rendimiento en educación, tecnología y organizaciones sin ánimo de lucro. He estudiado entre bastidores qué funciona, qué no funciona y por qué.
Inicié mi periplo recopilando y analizando el conjunto de acciones que emplean los grandes equipos para crear y sustentar su conciencia de grupo. Cada vez que encontraba un método útil (una técnica para crear cohesión, un hábito conectivo, un consejo que aumentara la química), lo anotaba y lo guardaba en un archivo titulado «Cosas buenas». A medida que pasaba el tiempo, el archivo crecía y crecía. Al final creció tanto que me sentí obligado a reunir los consejos en un formato que resultara útil y que pudiera compartir. A crear un catálogo de consejos basados en la experiencia sobre cómo crear una mentalidad de equipo, un manual práctico.
Reglas para usar este libro
Regla 1: Empieza donde estás
Es tentador suponer que los equipos con mentalidad fuerte existen en un plano superior, en un mundo feliz y sin fricciones donde los problemas y los desacuerdos apenas existen, y donde todo lo que se toca se convierte en oro. Permíteme que lo diga en plata: no es cierto. Los equipos con mentalidad fuerte se enfrentan a muchos problemas, discrepan enérgicamente y fracasan con bastante frecuencia. La diferencia es que los equipos fuertes lidian con estos problemas, desacuerdos y fracasos en el marco de una interdependencia fuerte y segura y los emplean como acicate para aprender y mejorar. (Véase el consejo n.º 23: Acaba con la falacia de la feliz perfección). Así que no empieces persiguiendo una fantasía donde la tensión no existe, porque eso solo te conducirá a la frustración. Adopta un enfoque basado en las habilidades. Empieza reflexionando sobre los puntos fuertes y los puntos débiles de tu equipo. ¿Se te da bien fomentar un sentimiento de pertenencia, pero te cuesta generar un propósito? ¿Sabes compartir riesgos, pero no acabas de pillarle el truco a lo de fomentar un vínculo fuerte entre todos? Empieza por potenciar tus puntos fuertes y luego aborda tus puntos débiles.
También es importante tener en cuenta que, aunque estos consejos pretenden ser de ayuda para todo el mundo, la parcialidad y la injusticia pueden colarse en las instituciones y en los métodos de múltiples formas encubiertas, por lo que es fundamental no perder nunca de vista la diversidad, la igualdad y la inclusión al implementar cualquiera de estas medidas.
Regla 2: Crea diálogo, no mandatos
Algunos de vosotros, en particular los directivos, tal vez sintáis la tentación de utilizar estos consejos para implementar un programa de mejora de la mentalidad de vuestro equipo. Resistid la tentación. Los equipos no mejoran su cohesión por cumplir órdenes, sino creando entre los individuos un camino compartido que recorren juntos. Usa los consejos que voy a darte más adelante para generar reflexión y diálogo, y comprueba adónde os llevan. Para tal fin, he incluido unas cuantas actividades y ejercicios que te ayudarán a evaluar la cultura de tu equipo, a elaborar tu plan de acción y a seguir vuestro progreso.
Regla 3: No hay reglas
No pienses que has de seguir este libro al pie de la letra; más bien, considéralo un conjunto de acciones comprobadas que todavía pueden mejorarse. Prueba, modifica y adapta estas acciones a las necesidades específicas de tu equipo. Averigua qué es lo que funciona en vuestro caso y no te preocupes por el resto. La mentalidad de grupo es una entidad en constante cambio, en constante evolución; tu trabajo consiste en adaptarte continuamente, en actuar en consecuencia e implementar las soluciones que la mantengan robusta y saludable.
Y, sobre todo, olvida la anticuada creencia de que la mentalidad ganadora está reservada solo a ciertos grupos. La cultura de equipo no es mágica ni tampoco inmutable. La mentalidad de tu equipo se crea mediante un conjunto de relaciones dinámicas que trabajan por un objetivo compartido y se construye con las acciones que realicéis juntos, empezando desde ahora.
La estructura del éxito
Es posible que, como le sucede a mucha gente, partas de la idea de que la mentalidad es «la parte fácil», algo intangible, agradable y difuso. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. La ciencia ha demostrado que una cultura de equipo fuerte se crea gracias a la interacción continua de tres comportamientos clave, comportamientos que conforman las secciones de este libro y que además nos ofrecen el punto de partida para empezar a elaborar el plan de acción de tu equipo.