¿Estás bien?

Josephine Herrlinger

Fragmento

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Algunas personas parecen atravesar ese periodo que va de la niñez a la edad adulta con una calma y una confianza totales. Pues mira qué suerte tienen, ¡porque a la mayoría les resulta imposible!

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En esta etapa pasan demasiadas cosas. El cuerpo te está cambiando, varía la forma en la que ves la vida, se supone que ahora debes ser más responsable, tienes las emociones a flor de piel, estás un día de subidón y al siguiente con un peso enorme que te oprime…

Esta serie de libros te ayudará a sortear los obstáculos con los que te encuentres en ese viaje apasionante. Si identificas y eres consciente de parte de los procesos que te suceden, ya tendrás la mitad del trabajo hecho a la hora de lidiar con ellos. Además, aquí también hay un montón de ejemplos prácticos sobre cómo enfrentarte a algunos de los aspectos más problemáticos de la vida.

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¿Eres feliz? es un libro que se centra en cómo te sientes contigo mismo. La felicidad no significa que tengas que ir con una sonrisa pegada a la cara a todas horas. La felicidad es estar satisfecho y feliz con quién eres, y sentirte capaz de lidiar con la vida.

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Por supuesto que no siempre es fácil ser superoptimista y tener confianza, pero aquí encontrarás muchas recomendaciones para saber cómo llevarlo. Estos consejos no son trucos de magia; a veces pueden resultarte obvios, pero pruébalos. Puede que te sorprenda lo bien que funcionan.

Estar activo, quedar con amigos, seguir hablando con tus padres, comer sano, dormir bien, no perder el ritmo de las clases, relajarte y, sobre todo, reírte. Ve unos dibujos animados absurdos, recopila una pila de chistes malos…

Cuídate. Solo existe un tú. Y tú eres importante. Nunca lo olvides.

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Mírate en el espejo. ¿Qué ves? ¿Te gusta tu apariencia o tienes una lista secreta de las cosas que querrías modificar? ¿Crees que eres muy alto, demasiado bajito, tienes la barbilla demasiado puntiaguda o los ojos asimétricos? ¿A que sería maravilloso poder rediseñarte la cara o variar tu voz con la misma facilidad con la que te puedes cambiar de zapatos o de peinado?

Pero no es tan fácil. Y, además, no eres la única persona que hace esto. No hay mucha gente que esté totalmente satisfecha con su aspecto. Miramos a los famosos y pensamos: «Me encantaría ser así…».

Y no solo nos pasa con la gente famosa. También vemos a nuestros mejores amigos y envidiamos cosas de ellos. Pero ¿sabes qué? Que ellos hacen exactamente lo mismo cuando se fijan en nosotros. Los demás ven en nosotros cosas que envidian, al igual que nos ocurre a nosotros con ellos.

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Imagina lo fácil que sería la vida si te aceptaras tal y como eres. Imagina mirarte al espejo y ver todas las partes buenas en vez de centrarte en los aspectos que te gustaría cambiar. Imagina que aceptáramos lo que no podemos cambiar y, al mismo tiempo, potenciar al máximo lo que sí podemos.

¿A que sería la fórmula perfecta para la felicidad? Aceptar lo que no puedes cambiar. Y cambiar lo que sí puedes.

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Si te sientes bien contigo mismo, los demás te parecerán encantadores y amabilísimos. Si ese día has amanecido creyendo que eres un horror y sales a la calle con esta sensación, odiándote a ti mismo, da igual a quien veas, porque nadie te va a caer bien. Esto no significa que tengas que ponerte de punta en blanco cada vez que salgas de casa. Significa que, si estás a gusto contigo mismo, el mundo reflejará lo que tú sientes y disfrutarás mucho más de la vida.

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Así que, ¿qué te hace sentir bien? Bueno, para empezar, tu apariencia sí que puede llegar a ser un factor importante. Tu «imagen» refleja cómo te sientes, al igual que el espejo refleja tu aspecto. Tu «imagen» va mucho más allá de tu apariencia o tu ropa. Se trata de decidir sacar el máximo partido a lo que ves. Sin marcas ni etiquetas: consiste en saber que, con solo esforzarte, merece la pena.

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Hay otro tipo de imagen: la que no puedes ver en el espejo. Esta es la autoimagen o autoestima. Es decir, lo que tú crees que eres.

Si crees cosas buenas, entonces la vida será buena, y, si crees cosas malas, probablemente la vida no tendrá nada de gracia.

Ahora bien, si esto va de creer, también debemos ser realistas, está claro. No todos podemos ser bailarines de danza clásica o astrofísicos, pero sí es importante que recuerdes aquello de lo que eres capaz. Todos tenemos talentos distintos y la única barrera con la que nos encontramos por el camino es a menudo nuestra propia creencia sobre ellos.

Parece que algunas personas con la autoestima muy alta se creen que son lo más. Siempre se muestran superseguras, encantadas con ellas mismas y son bastante creídas. Pero la autoestima no tiene nada que ver con esto. Lo verdaderamente importante es reconocer quién eres, saber q

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