Prólogo
Han pasado diecisiete años desde que escribí El mundo amarillo. Si crees en los sueños, ellos se crearán. No sé cuántas veces me han preguntado si habría una segunda parte. Siempre creí que no la escribiría, aunque volví a acercarme al concepto con Estaba preparado para todo menos para ti, un libro para que puedas engancharte a la vida si te has soltado momentáneamente.
El mundo amarillo fue un éxito increíble: es mi libro más vendido y se ha traducido a más de cuarenta idiomas, un logro que no deja de sorprenderme. El éxito siempre te pilla desprevenido, y me sigue alegrando cada vez que se programa una nueva traducción o alguien me pide que sea su amarillo. Esa es la verdad.
Pero antes de que el libro llegara a su mayoría de edad y se convirtiera en un adulto con todas las de la ley, pensé: «¿Por qué no darle un hermanito?».
Esta es la segunda parte que tanto me habéis pedido y que no deja de ser una actualización y mejora de El mundo amarillo. La sociedad ha cambiado en muchos aspectos, todos somos ahora más inteligentes, y el concepto «amarillo» ha evolucionado, así que quizá tocaba hacer una renovación que incluyera todas las preguntas que me habéis planteado durante estos años sobre este bello concepto.
De alguna manera, es como darle al término «amarillo» un libro propio y separarlo del que lo vio nacer y que contenía, sobre todo, mis enseñanzas respecto a mi lucha contra el cáncer.
Creo que los amarillos se han hecho tan grandes como merecían. Cuando un hijo se convierte en adulto, necesita independizarse, y esto es lo que ha pasado con los amarillos y las bellas ilustraciones que forman parte de su mundo.
Tenía que ser un libro ilustrado. Ese amarillo bello que veis por todas partes, que lo inunda todo, no deja de ser una obra maestra de Vero Navarro, compañera y amarilla inseparable de todas mis obras.
¿«El universo amarillo», «El mundo amarillo 2», «Más mundo amarillo», «Busca a tus amarillos» o «¿Quieres ser mi amarillo?»? Esos son los títulos que tengo en la cabeza, y aún no he decidido cuál utilizaré. Tú ya sabes cuál he elegido porque has comprado el libro, pero no cambiaré este párrafo para poner el definitivo.
Lo que tengo claro es que el subtítulo debe ser «La luz siempre vuelve si esperas lo suficiente». Fue una frase que apareció en mi libro Vuelve a amar tu caos y el roce de vivir, y que me tiene enamorado porque creo que es lo que refleja este mundo cíclico donde nunca puedes estar seguro de qué será de ti ni de tus emociones. Por ello, yo siempre recomiendo que esperes: el tiempo te vuelve a dar esa luz que perdiste o se apagó momentáneamente y que seguramente llegará de la mano de nuevos amarillos.
Y es que los amarillos son los cargadores universales de personas, seres que te dan batería instantánea con el simple contacto, y hasta con la lejanía, por su existencia en tu universo.
En El mundo amarillo, los amarillos ocupaban poco espacio, unas treinta y pico páginas, pero no cabe duda de que constituyen una de las partes más importantes del libro, y por eso pensé que podía escribir otro sobre cómo encontrar a tus amarillos, bueno, mejor dicho, sobre cómo buscarlos o dejar que te encuentren y todas las ventajas e inconvenientes que surgen en ese bello proceso de vivir en el mundo amarillo.
También deseaba hablar sobre perder amarillos, qué te pueden dar, qué no te pueden ofrecer, cómo afrontar la muerte de alguno de ellos, cómo superar que te falten al respeto, te fallen o te engañen y lo maravillosa que puede ser la vida a su lado si todo va bien. No traté esas cuestiones en El mundo amarillo y creo que ya tocaba afrontarlas.
Además, quería incluir algunas de las preguntas que me habéis mandado por e-mail o por las redes durante estos años, y contestarlas.
De alguna manera, me siento responsable de haber creado a los amarillos y, como padre de ese concepto tan maravilloso, deseo dar respuesta a vuestras dudas.
En este mundo que cada vez se vuelve más extraño y en el que solo confío en amarillos, pensé que ya era hora de volver a hablar de ellos y de sus variantes —perlas, diamantes, voleadores, piedras de un mismo cristal, cerebros suplementarios y cascabeles—, de todos los tipos y variaciones de amarillos que han aparecido en mis obras, y juntarlos en uno.
Puede que encuentres párrafos que hayas leído en otros libros míos, pero todos están actualizados y modificados, porque el mundo gira y debes girar con él; si te quedas quieto, te arrolla.
Deseo que disfrutes con esta segunda parte de El mundo amarillo, o de su independencia. Yo la necesito, no sé si para reafirmarme en esos amarillos o para recargarlos. Lo que es seguro es que necesito volver a sentirlos y que sigan inundando mi mundo antes de que cumplan los dieciocho años.
Ojalá regales este libro a todos tus amarillos y que el título sea una presentación de tus intenciones y de la pregunta que quieres plantearles.
Creemos un ejército de ese color que nos ayude con cualquier problema, nos aporte felicidad y nos recuerde qué es lo importante en la vida.
Pero antes de empezar a hablarte de ellos, después de este prólogo, me gustaría incluir el poema que creé y apareció hace años en El mundo azul. Ama tu caos, y que he versionado porque tiene que ver con la razón por la que buscamos amarillos.
Creo que en este libro por fin tendremos junta toda la filosofía amarilla y espero que sea una obra especial a la que podáis volver en momentos en los que deseéis que vuestra vida siga siendo amarilla.
Te quiero mucho, lector mío. Espero que pronto podamos volver a hacernos esa pregunta tan importante:
¿Quieres ser mi amarillo?
ALBERT ESPINOSA
Barcelona, febrero de 2025
Los diez «Basta» que se necesitan para vivir en este mundo y convivir con tu caos amarillo
Basta de justificarse con palabras.
Basta de sufrir por lo que piensan los otros.
Basta de tratar diferente a la gente,
nadie es más que nadie.
Basta de jugar con reglas que
no creaste ni comprendes.
Basta de correr, de ir con prisa, porque el
presente es donde estás en ese justo instante.
Basta de aspirar a ser el mejor.
Basta de la tiranía de los débiles.
¡Basta, basta, basta!
Sé amarillo,
busca a tus amarillos, déjate encontrar por ellos,
y los bastas se desarmarán al instante.
La vida es amarilla,
es
AMAR
Y
YA.
La vida es amarilla:
amar
y
ya
A veces cierro los ojos y vuelvo a ser aquel niño con cáncer que estaba en una habitación de hospital y lo tenía todo en contra para sobrevivir. Ya había descubierto a los amarillos y la vida amarilla, y me agarré con fuerza a esos desconocidos que te cambian la vida.
Siempre intento volver a ese momento de tanta fuerza, cuando mi vida dependía en parte de mi energía personal diaria y en el que era un niño que luchaba por su destino.
Tuve la suerte de que una madre hospitalaria, y casi centenaria, me hablase del mundo amarillo, de los amarillos, y de crear conceptos nuevos que me ayudasen a vivir en este mundo extraño y complicado que puede acabar con tu autoestima y tus sueños si no sabes redefinirlo.
Este libro sobre los amarillos intenta ser un pasaporte hacia la felicidad. Mi madre hospitalaria decía: «La vida es amarilla: amar y ya. No hay más. Si no amas el mundo, olvidarás el sentido del mundo».
Ella me habló de los no graduados emocionalmente, los que necesitan dioptrías para el alma, para la bondad, para la inteligencia e incluso para ser humanos.
Tropezamos a diario con esos no graduados emocionalmente. Si les damos valor, importancia, transformarán nuestra energía de modo que veremos el mundo con sus dioptrías y no entenderemos qué nos pasa. Nos marearemos, nos agotaremos y acabaremos agotados y con ansiedad.
Es como cuando no te sale una palabra o un nombre y alguien que está contigo te la dice, o quizá seas tú quien la encuentre. Solo repasa el abecedario mentalmente en tu cabeza, y la letra con la que empiece la palabra olvidada se iluminará en tu cabeza y darás con el nombre o la palabra que no encuentras. No falla jamás; tu cabeza siempre te ayudará, no necesitas más que darte tiempo para encontrar lo que olvidaste.
Ella me explicaba todo eso, y también me contó que existían amarillos intensos creados para ti, personas que brillan, que te devuelven la luz si esperas lo suficiente, y que los necesitas porque alguien los puso en tu camino para que recuperases tu esencia.
Buscar amarillos es lo mejor del mundo. Lo puedes compaginar con la familia, con los amigos, con la pareja… Si no ti