El universo amarillo

Albert Espinosa

Fragmento

Prólogo

Los diez «Basta» que se necesitan para vivir en este mundo y convivir con tu caos amarillo

Basta de justificarse con palabras.

Basta de sufrir por lo que piensan los otros.

Basta de tratar diferente a la gente,

nadie es más que nadie.

Basta de jugar con reglas que

no creaste ni comprendes.

Basta de correr, de ir con prisa, porque el

presente es donde estás en ese justo instante.

Basta de aspirar a ser el mejor.

Basta de la tiranía de los débiles.

¡Basta, basta, basta!

Sé amarillo,

busca a tus amarillos, déjate encontrar por ellos,

y los bastas se desarmarán al instante.

La vida es amarilla,

es

AMAR

Y

YA.

Ilustración de un corazón dibujado con pintura amarilla. Al lado está el pincel aún manchado de amarillo y el cubo de pintura.

La vida es amarilla:

amar

y

ya

Ilustración de un chico joven regando el suelo con una manguera. A su lado hay una mujer mayor, sentada en una butaca y rodeada de gran cantidad de plantas y pájaros. Ella observa un pájaro que se ha posado en su dedo.

A veces cierro los ojos y vuelvo a ser aquel niño con cáncer que estaba en una habitación de hospital y lo tenía todo en contra para sobrevivir. Ya había descu­bierto a los amarillos y la vida amarilla, y me agarré con fuerza a esos desconocidos que te cambian la vida.

Siempre intento volver a ese momento de tanta fuerza, cuando mi vida dependía en parte de mi energía personal diaria y en el que era un niño que luchaba por su destino.

Tuve la suerte de que una madre hospitalaria, y casi centenaria, me hablase del mundo amarillo, de los amarillos, y de crear conceptos nuevos que me ayudasen a vivir en este mundo extraño y complicado que puede acabar con tu autoestima y tus sueños si no sabes redefinirlo.

Este libro sobre los amarillos intenta ser un pasaporte hacia la felicidad. Mi madre hospitalaria decía: «La vida es amarilla: amar y ya. No hay más. Si no amas el mundo, olvidarás el sentido del mundo».

Ella me habló de los no graduados emocionalmente, los que necesitan dioptrías para el alma, para la bondad, para la inteligencia e incluso para ser humanos.

Tropezamos a diario con esos no graduados emocionalmente. Si les damos valor, importancia, transformarán nuestra energía de modo que veremos el mundo con sus dioptrías y no entenderemos qué nos pasa. Nos marearemos, nos agotaremos y acabaremos agotados y con ansiedad.

Es como cuando no te sale una palabra o un nombre y alguien que está contigo te la dice, o quizá seas tú quien la encuentre. Solo repasa el abecedario mentalmente en tu cabeza, y la letra con la que empiece la palabra olvidada se iluminará en tu cabeza y darás con el nombre o la palabra que no encuentras. No falla jamás; tu cabeza siempre te ayudará, no necesitas más que darte tiempo para encontrar lo que olvidaste.

Ella me explicaba todo eso, y también me contó que existían amarillos intensos creados para ti, personas que brillan, que te devuelven la luz si esperas lo suficiente, y que los necesitas porque alguien los puso en tu camino para que recuperases tu esencia.

Buscar amarillos es lo mejor del mundo. Lo puedes compaginar con la familia, con los amigos, con la pareja… Si no ti

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