El acto de nombrar

Elena Bazán

Fragmento

Título

Prólogo

Laura García Arroyo

“¡Elena, eres extraordinaria!”

Ese fue el mensaje que le envié a la autora de este libro cuando terminé de leerlo. Quería ante todo que supiera lo genial que es, lo heroico de la hazaña de haber escrito este texto y lo agradecida que me sentía por haberme dado la oportunidad de acompañarla en el proceso y haberme invitado a escribir este prólogo. Espero estar a la altura de semejante obra y ser capaz de decir todo lo que quiero con la misma lucidez, claridad, orden y cercanía que refleja ella al redactar estas palabras. Porque este libro se trata fundamentalmente de palabras: de conocer todos sus significados, de ser conscientes del potencial que encierran y de la repercusión y reacciones que pueden provocar su uso y, sobre todo, su mal uso. Creo que uno de los efectos de la lectura de esta obra es, precisamente, cuestionarse nuestra relación con ellas y elegir cómo seguir empleándolas a partir de ahora. Pero vamos por partes.

Conocí a Elena Bazán en 2015, creo recordar. Nos presentó un muy querido amigo común, Antonio Martín, otro amante y divulgador de las letras. Fue en la FIL de Guadalajara, un escenario muy simbólico para alguien como nosotros, nuestro hábitat más natural. Meses después la conocería de verdad, más allá de los saludos de rigor, la búsqueda de coincidencias e intercambio de halagos y emociones propias de quien comparte pasiones. Me invitó a presentar La lectora futura, un nuevo proyecto para la difusión de libros y motivación de su lectura, otro mar en el que solemos nadar alegremente. Ahí la vi organizar todo y supe que era una persona especial, de las que quieres tener cerca. El cuidado con el que pensó en todos los detalles, la capacidad para tener todo listo y bajo control, la amabilidad con la que trató a toda la gente implicada, esa habilidad para hacer sentir a todo el mundo a gusto, importante y útil, y esa ilusión que nos contagió para creer en el proyecto y disfrutar de todo el evento me hicieron admirarla y aplaudirla. Con el tiempo se fue forjando nuestra amistad y encontré a una persona sensible, observadora, respetuosa, afable, llena de luz y de vida. Maravillosa. Hoy que termino de leerla añado a todas esas cualidades el dominio de la escritura, la preocupación por aportar algo al mundo lector y la sabiduría para colocar tantos temas tan relevantes de una forma tan aparentemente sencilla, ordenada, clara e impactante. De antemano, mi admiración y enhorabuena.

Celebro este libro por muchas razones. Para empezar, porque aborda un tema inevitable, vigente y concomitante, porque aunque creamos saber de lo que se habla o lo que defendemos, siempre será bueno cuestionarnos, revisarnos, informarnos y ver otras aristas para confirmar nuestra postura, sumar argumentos o replantearnos algunas de nuestras opiniones. Este texto es, ante todo, un viaje emocional por nuestros principios y nuestras realidades y una clara incitación a ver las cosas desde muchos puntos de vista. Y al decir cosas me refiero a la infinidad de pequeñas situaciones presenciadas, vividas y sufridas, de palabras pronunciadas, de actos emprendidos o de juicios adquiridos que nos definen y nos construyen en nuestra convivencia diaria.

También lo alabo porque pone el léxico como protagonista. Elena y yo hemos hablado muchas veces de estos temas, del poder de las palabras y de la responsabilidad del hablante para saber enunciar las adecuadas al manifestar lo que sentimos. La autora eligió en este texto esas palabras bandera tras las que bailan otras muchas con las que reflexionamos, conversamos y actuamos, una variopinta coreografía que describe esa realidad en la que todos habitamos, como si fuéramos un gran coro. Porque todo nace y crece a partir de las palabras. Del uso que les damos y la sacudida que provocan. La introducción de este texto y su planteamiento sobre el acto de nombrar me parece una joya. Sólo leer esta parte y detenerte en cada oración te hará cambiar tu percepción sobre los términos que forman tu léxico y tu discurso. Yo lo leí tres veces para asimilarlo bien y estar segura de que estaba analizando cada párrafo con la profundidad que contenía. Estas líneas te hablan directo, sin rodeos, sin condescendencia. No son tiempos para ser tibios, es momento de decir las cosas frontalmente y provocar consecuencias. El mundo ha cambiado, la sociedad está mutando; no debería sorprendernos entonces que el lenguaje también se esté modificando. O al menos su manera de tratarlo. No sé si debería haber llegado antes ese momento o no, pero está sobre la mesa ahora y nos toca sentarnos, contarnos, escucharnos. No es fácil iniciar algo tan complejo, por eso me asombra la manera en que Elena va desmenuzando las ideas; cómo a partir de algo particular (una experiencia, una cita leída, una frase escuchada) desarrolla todo un pensamiento, logra enlazar todo y termina con un cierre que se queda revoloteando en nuestra mente hasta dar con una conclusión que nos facilite emitir un dictamen. Admiro la forma de aterrizar temas complejos, conceptos ambiguos, puntos de vista diversos y convertirlos en palabras tan articuladas, tan precisas y atinadas, tan cercanas que hacen de esta lectura una experiencia gozosa, transformadora y esperanzadora.

En este libro nada está escrito al azar. Se percibe el esmero puesto en cada letra publicada. El orden de los capítulos, los títulos, la clasificación de contenidos y las palabras cuidadosamente elegidas para describirlos. No hay cabos sueltos: se recorren todos los aspectos pertinentes y los trata con maestría. Pero en este camino Elena Bazán no avanza sola, la acompañan múltiples voces convertidas hoy en referentes imprescindibles; algunas reconocidas histórica y mundialmente, otras más locales y actuales, todas han aportado y sumado, en sus letras nos identificamos y reconocemos. No dudo de que a partir de la publicación de este libro Elena Bazán se unirá a esa valiosa lista y que será mencionada como ejemplo de lo que necesitamos expresar y no logramos poner en palabras propias. Mientras las encontramos, esta obra nos presta las suyas para inspirarnos y enriquecer esa búsqueda personal.

Es sumamente manifiesto el gran trabajo de investigación realizado, las muchas horas de lectura que hay detrás de esta escritura, el acierto en la elección de las personas entrevistadas y la labor descomunal para poner en orden tanta información y presentarla de forma tan magistral.

Creo que así es cómo se debe de escribir un texto de esta naturaleza, cómo se conquista ese puesto de autoridad y prestigio en un tema tan polémico, cómo se logra el respeto y el reconocimiento del público para escribir con determinación, argumentos y seguridad, y terminar siendo parte de ese cambio que se requiere.

Casos reales, datos, estadísticas, nombres y apellidos, lugares, instituciones, consignas, canciones, lemas… nada te dejará indiferente. Todo tiene su razón de ser y su lugar en este recorrido.

Otra virtud de este texto es la posibilidad de aclarar ciertos conceptos gramaticales que están involucrados en la conversación sobre la situación de la mujer en el mundo actual. Si de palabras se va a tratar, es imprescindible saber qu

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