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Santiago Alba Rico

Fragmento

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Noticia 1

3 de abril de 2009. Agencias

Comercio internacional

Intercambio desigual

Panadero español se rompe el tobillo durante un viaje astral

En la noche de ayer Sebastián Cubillo, panadero español afectado por la crisis, emprendió un viaje astral para poder visitar sin gastos los oasis del sur de Egipto, sobre los que había visto un documental en televisión. Fascinado como estaba con los palmerales y los camellos, se olvidó de la hora y cuando se quiso dar cuenta había comenzado ya a amanecer. Se acordó entonces del pan dentro del horno e hizo un gesto tan rápido para llegar a tiempo que resbaló y cayó por error en un cuerpo que no era el suyo: el de un filósofo que pensaba intensamente al lado de un naranjo, en un jardincito inglés recoleto y ordenado. Sintió una impresión vivísima, como si hubiese caído en un caldero de agua hirviendo, y dio un salto de terror y maravilla.

Fue apenas un segundo, pero irremediable. Cuando regresó al pie del horno, donde le esperaba su cuerpo, el pan se le había quemado y tenía un tobillo roto. Se sentó a amasar de nuevo la harina, llorando sin saber por qué, con una memoria intrusa en la cabeza: la imagen de una ciudad desconocida, laberíntica y vacía; un gran NO a cuya sombra se resfriaban las lagartijas; y una larga frase giratoria de diecisiete palabras que demostraba sin error que el agua fresca no quita la sed. A Sebastián las manos le temblaban y el pan, mal cocido y ceniciento, le ha salido hoy tan amargo que ha decidido retirar el saludo a su vecino, dejar de jugar a los bolos y abandonar a su mujer.

El filósofo en su jardincito ha sentido una descarga en las manos: eran las manos. Le ha venido un deseo imperioso de amasar harina, de amasar niños, de amasar dos grandes pechos desnudos con sus dedos. Se ha sentido preso en su jardincito recoleto y ordenado y de un salto ha dejado atrás el muro.

Un bullicio ensordecedor lo ha recibido en la calle. Una multitud airada de hombres, mujeres y niños pedía a gritos pan al tirano.

Sin poder dominarse, el filósofo ha levantado también el puño.

Noticia 2

4 de abril de 2009. Segunda Mano

Clasificados

Contactos

1. Migraña suave harta de relaciones ocasionales busca cabeza —preferiblemente calva— en la que doler toda la vida.

2. Viento del sur busca melena de muchacha para deshacerle el lazo azul el próximo sábado a las 10.25 a.m. sobre el puente Bolívar.

3. Abraceronte perdido busca libélula pastora que lo devuelva a su rebaño.

4. Niña de diez años vestida de rojo busca desesperadamente bosque en el que queden todavía lobos.

5. Beso malgastado busca boca donde lavarse el acíbar.

6. Color intenso busca bandera en la que lucir dignamente y sin vergüenza.

Noticia 3

5 de abril de 2009. The New York Times

Página Roja

Resucita a quince personas con un lápiz marca

MONGOL y luego intenta curarse una herida

La mujer ha sido detenida

Tras la matanza de Breakest (Texas), en la que la policía mató a setenta y tres hombres, mujeres y niños que trataban de multiplicar sin licencia panes y peces en un parque de la ciudad, una perturbada irrumpió en el lugar y comenzó a tocar indiscriminadamente los cadáveres con un lápiz marca MONGOL, llegando a resucitar a quince antes de que la policía pudiera reducirla y detenerla. V. A., mujer de treinta y tres años, de raza abragüina, vestía una camisa azul y mordía agresivamente una manzana. Tras ser arrestada, trató todavía de sanarse la herida que le había producido uno de los agentes e incluso amenazó a uno de ellos con curarle la gripe. La policía busca ahora a los quince resucitados para rematarlos. Desde la cárcel, V. A. ha amenazado con seguir resucitando asesinados. Por si acaso, se ha redoblado la vigilancia ante las tumbas de Pancho Villa, Sandino, Rosa Luxemburgo y el Ché.

Noticia 4

6 de abril de 2009. The Ecologist (Dunkeld, Escocia)

Un árbol del bosque de Birnam corre a dar sombra a una niña dormida al sol

Un roble milenario del bosque de Birnam (Escocia) recorrió el sábado más de tres mil kilómetros para socorrer a una niña que se había quedado dormida al sol en las afueras de Dir-Yamil, en Mauritania. Cansada de acarrear agua desde el pozo —distante doce kilómetros de la aldea—, Leyla Anuar, de trece años, se sentó un instante en la arena en el mismo momento en que Ghul, el dormidor de muchachas, cruzaba el desierto con sus besos dulces y envenenados. La poderosa sombra del roble de Birnam la salvó de una muerte segura. Ahora el árbol se niega a volver a su ubicación original. Es el primer caso conocido de migración arbórea y la inquietud se ha apoderado de científicos y políticos de la UE. Se teme que el caso de Birnam no sea más que el comienzo de un nuevo fenómeno irresistible y todos los bosques de Europa, hartos de dar sombra a los europeos, huyan a África.

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