Índice
Portadilla
Índice
INTRODUCCIÓN
DEFINIR QUÉ QUIERES DECIR
El mensaje debe prepararse
El público al que te diriges
La reacción que esperas
La importancia de las ideas fuerza
La forma de probar tu mensaje
Las observaciones que debes atender
La forma sí cuenta
La claridad y la sencillez
La concisión
La concreción
La persuasión
La calidez
La repetición y la reiteración
El llamado a la acción
ELEGIR QUIÉN LO DEBE DECIR
El vocero es necesario
Hay cualidades imprescindibles
El compromiso con la organización
La disposición comunicativa
El conocimiento de la organización
Las habilidades verbales
La atención a la imagen personal
La capacidad de mantenerse sereno
La experiencia en el manejo de medios
El vocero debe ser capacitado
La igualdad con el periodista
El entrenamiento en medios
La claridad sobre el mensaje
Los errores imposibles
El vocero requiere apoyo
El directorio de medios
La presentación institucional
El argumentario
Las notas y los entregables
El archivo de entrevistas y de notas
El seguimiento de la coyuntura
APROVECHAR CADA ESCENARIO
La entrevista es tu herramienta
La relación con la prensa
Los pilares para comunicarte
La estrategia define el éxito
La preparación previa
Los entrevistadores posibles
El momento en sí
La evaluación de la entrevista
Check list
La televisión tiene credibilidad
La aclimatación emocional
El lenguaje corporal
La apariencia personal
El manejo de la voz
El diálogo con el entrevistador
El inicio y la despedida
Check list
La radio está más cerca
Los componentes de la voz
El diálogo con el entrevistador
Las llamadas en vivo
La entrevista por teléfono
Check list
El papel sigue vigente
La edición del periodista
El escenario de la entrevista
La presencia del fotógrafo
La información adicional
Check list
La conferencia se hace en equipo
Los pros y los contras
La preparación del evento
El manejo de las preguntas
Las tareas posteriores
Check list
Bibliografía
Biografía
Créditos
Grupo Santillana
Introducción
¿Qué preguntas tenemos hoy para mis respuestas?
Henry Kissinger
Imaginemos que eres un funcionario, un ejecutivo de una empresa privada o un catedrático universitario, o que cumples cualquier otra función de liderazgo en la sociedad. Un día recibes la llamada del productor de un programa de televisión, que te invita para que des una entrevista sobre un tema que dominas. ¿Aceptas o rechazas la invitación?
Yo te aconsejaría que, antes de responderle, tomes en consideración lo siguiente: ¿tienes algo importante y novedoso que comunicar sobre ese tema? Si honestamente piensas que no, rechaza la invitación. La segunda pregunta que debes hacerte es si te conviene hablar en ese momento. Si por alguna razón consideras que podría ir en contra de tus intereses, responde que no puedes.
Pero pongámonos en el caso contrario: estás seguro de que tienes algo esencial que comunicar y, además, sabes que te conviene decirlo públicamente porque así contribuirás a mejorar la imagen de tu empresa, a reforzar una postura que defiendes, a aclarar una confusión que te perjudica o, ya en el plano personal, a incrementar tu prestigio profesional (puedes imaginarte a tus conocidos comentando con admiración «¡Ha aparecido en la tele!»). Obviamente, aceptas la invitación. Mas apenas cuelgas el teléfono, ves a tu ángel de la guarda tirándose de los cabellos y gritando: «¡Te has metido en camisa de once varas! ¡Esa periodista es tan astuta que no tiene nada que envidiar a la culebra que tentó a Adán en el paraíso: va a hacer que termines diciendo lo contrario de lo que piensas!».
No quiero asustarte, pero debo advertirte que no le falta razón a tu ángel de la guarda: acabas de entrar en un terreno sumamente resbaloso, donde un pequeño error del que ni siquiera te percates puede llevar a que la entrevista se convierta en un desastre y te pases los próximos meses maldiciendo la hora en que la aceptaste. Pero puede suceder exactamente lo contrario: si la experiencia es un éxito, saldrás de la prueba satisfecho, fortalecido, y recibirás tantas felicitaciones que hasta es probable que le cojas el gusto a aparecer en los medios.
¿Cuál es la delgada línea roja que separa el éxito del fracaso? ¿Cómo asegurarte de que las cosas van a salir como tú quieres que sal