Negociaciones (El negocio 2)

Darlis Stefany

Fragmento

capitulotitulo

Playlist

Taylor Swift – End Game

Jonas Brothers – Fly With Me

Ariana Grande – into you

Mcfly – I’ve Got You

Coldplay, BTS – My Universe

Morat – Primeras veces

Jason Aldean - Tonight Looks Good On You

Luke Combs - One Number Away

Ne-yo - Never Knew I Needed

Taylor Swift – Who’s Afraid of Little Old Me?

Ne-yo - Because of You

Clean Bandit, Jess Glynne - Rather Be

Lauv - Steal The Show

Counting Crows - Accidentally in Love

Zoe Wees - Control

Jay Sean feat. Lil Wayne - Down

Taylor Swift, Zayn Malik – I Don’t Wanna Live Forever

Glass Animals - Heat Waves -

Charlie Puth & Selena Gomez - We Don’t Talk Anymore

Pink - What About Us

Andy Grammer - Don’t Give Up On Me

Diplo feat Imanos, Faustix & KAI - Revolution

Zayn - TiO -

Arcangel - Pa Que La Pases Bien

Artemas - I Like The Way You Kiss Me

Humbe - Confieso

Måneskin – Zitti e buoni

Beyoncé - Hello

Charlie Puth - Dangerously

Why Don’t We - Fallin’

Seventeen - I Don’t Understand But I Luv U

Pink - Try

NOTA NO ENTREGADA A JAGGER

Ilustración decorativa

Jagger, hoy el día comenzó con claridad.

Casi sonrío, casi saboreé algo diferente a la tristeza, pero cerré mis ojos y la oscuridad me absorbió.

Soñé que bailábamos una suave balada, me mirabas como tantas veces lo hiciste: con amor. Dijiste que yo lucía hermosa y te sentías afortunado. Se lee bonito, ¿verdad?

Lo fue.

Pero entonces ya no estuviste, y eran ellos.

No me decían hermosa, no era amor.

Era odio, ira y dolor.

No fue un sueño, fue una pesadilla.

Una pesadilla que tú y yo sabemos que fue real.

L. H.

P. D.: Lo siento.

Ilustración decorativa

OCROX UNIVERSITY OF NOTTINGHAM: «TOMANDO EL PASADO, APRENDIENDO EL HOY Y EDUCANDO AL FUTURO»

Desde el personal directivo y el consejo emitimos este comunicado:

Rechazamos los rumores que se están esparciendo sobre nuestra institución. Tal como hemos hecho durante años, nos encargamos de guiar a nuestros estudiantes y ayudarlos a forjar un mejor futuro.

Cada espacio universitario ha sido creado y cuidado para brindar la mayor red de apoyo y seguridad a los graduandos que hacen vida dentro y fuera del campus.

Lamentamos los recientes acontecimientos relacionados con la pérdida de vida de múltiples estudiantes, nuestras condolencias se extienden hacia sus familiares, conocidos y a toda la comunidad estudiantil. Asimismo, brindamos apoyo psicológico para todo aquel que quiera recibir ayuda por parte del equipo de bienestar de la OUON.

Como institución nos esforzamos en brindarle un centro recreativo a nuestros estudiantes, así como fomentar actividades que amplíen y desarrollen sus capacidades sociales y cuiden de su salud mental. Sin embargo, no adoctrinamos ni tenemos un control sobre las actividades fuera del campus o las elecciones que tomen algunos de ellos.

Reprobamos el uso de sustancias ilícitas dentro de nuestra institución, que será severamente sancionado tal y como se estipula dentro del manual de reglas y códigos de la universidad.

Nuestra responsabilidad tiene límites y fuera de ellos no podemos actuar.

Así que invitamos a nuestros estudiantes a cuidar de su salud dentro y fuera del campus, y notificamos que seremos severos ante el uso de sustancias ilícitas dentro de nuestra institución.

La vida de cada estudiante vale, y velaremos por su seguridad siempre que nuestros límites lo permitan.

Que esta oscuridad no caiga en las luces de nuestra alma mater y que no sea un precedente del futuro. Podemos ser mejor. Hagamos uso de la responsabilidad y no abusemos de nuestra libertad.

Sigamos tomando del pasado, aprendiendo del hoy y educando para el futuro.

PRÓLOGO

Río tanto de lo que Jamie dice que casi escupo la cerveza. Con él las risas nunca faltan, y es que, tras un año de conocerlo, James Miller, el rubio de ojos azules, vivaz y locuaz estudiante de primer año, se ha convertido en una especie de descontrolado, fiestero y alocado hermano. Incluso, es parte de mi negocio.

Desde el primer semestre he ido moldeando un negocio, que ha dado sus frutos. Ayudo a las personas con sus problemas y, a veces, en el proceso, algunos caen. Mantengo en su mayoría las cosas legales, y Lindsay, mi novia, quien algún día será una excelente abogada, jamás, ¡pero jamás!, me permitiría ensuciar mis manos.

Y hablando de la estudiante de Derecho que tiene mi corazón, me temo que ha pasado un largo tiempo desde que la vi en esta fiesta.

Es momento de ir y bailar un poco con mi novia o irnos si eso quiere.

Hay algo sobre Lindsay de lo que hablamos una y otra vez, un problema: la manera en la que no dice lo que quiere. Nunca sé cuándo desea irse o quedarse, siempre me toca adivinarlo y fingir que también quiero hacerlo porque, si decido quedarme, ella no se marchará a descansar. Amo su timidez, pero a veces es exasperante tener que adivinar qué es lo que quiere o recordarle que sus decisiones no puedo tomarlas yo.

Suspiro porque sé que este será uno de esos momentos en los que deberé analizarla muy bien y descubrir qué desea; posiblemente habrá una pequeña discusión sobre ello, luego nos iremos y quemaremos toda esa molestia con sexo. No es que esa sea nuestra rutina, muy pocas veces discutimos y, siendo honesto, hasta ahora ha sido la relación más estable y en la que he estado más a gusto. Puedo verme con ella en un futuro, y eso es más que emocionante.

Sonriendo ante este pensamiento, me acerco a Jamie y le entrego mi cerveza aún fría. Básicamente, estoy pegado a su oreja para que me escuche sobre la música de esta mansión a las afueras de la universidad donde se celebra la fiesta de fin de semestre. Primer año de carrera terminado para mí.

—Buscaré a Lind —le hago saber.

—Ve a por ello, príncipe —se ríe Jamie—. Yo buscaré a Maddie, sé que me ama y no me odia.

Entorno los ojos, pero me divierto bastante porque James y Maddison viven en una completa disputa, luego se ríen y parecen tener complicidad. No sé si quieren follarse, amarse, odiarse o tolerarse, pero no es que sea asunto mío, mucho menos ahora que me dedico a la búsqueda de Lindsay. Sin embargo, frunzo el ceño porque entre tantas personas se me está haciendo difícil encontrarla.

Lo que en un principio me molesta pronto se convierte en un malestar tintado de preocupación. Lindsay no se iría sin mí y mucho menos sin avisarme. «¿Dónde estás, cariño?». Marco su número desde mi teléfono y me envía al buzón de voz, tampoco tengo llamadas perdidas de ella.

Me siento ansioso a medida que los minutos pasan sin encontrarla, cuando pregunto y nadie la ha visto.

Mientras me dirijo al jardín comienzo a pensar en posibilidades que me ayuden a manejar la angustia que me invade, pero no llego muy lejos cuando un grito profundo me genera escalofríos: algo ha pasado.

Mi primer pensamiento es que alguien podría necesitar mi ayuda, por lo que me dirijo hacia el lugar donde comienzan a aglomerarse personas: la piscina.

Empujo a unos cuantos para abrirme paso y, cuando logro llegar, me paralizo durante breves segundos ante la visión frente a mí.

Primero veo al chico pelirrojo con el cabello pegado a su rostro y la ropa totalmente húmeda que se dedica a reanimar un cuerpo.

—Por favor, Callum, no te detengas —susurra Clover, chica a la que conozco, pero a la que apenas le dedico un vistazo mientras parece estar al teléfono con Emergencias.

No dejo de mirar al pelirrojo irlandés intentando reanimar el cuerpo sin parar y finalmente me centro en dicho cuerpo mientras experimento la peor sensación de mi vida.

Está pálido, con los labios azules, ojos cerrados, moretones por todo el cuerpo y rasguños, magulladuras y ropa desgarrada. Ahí, con el cuerpo húmedo, se encuentra Lindsay.

Mi Lindsay.

Y, antes de que el infierno se desate, unas palabras pasan por mi mente: nada volverá a ser igual.

Grito su nombre y hago a todos a un lado.

—¡Deja que la ayude! —me pide Clover tomando mi brazo, y la sacudo para alejarla de mí.

—Aparta, Jagger, déjale hacerlo. Él sabe —me dice alguien, pero no escucho mientras intento apartar a Callum para ayudarla.

—Lindsay ¡Lindsay! —la llamo intentando que me suelten.

Su cuerpo tiene espasmos y sale agua de su boca cuando tose hasta vomitar. Miro a Callum, que no tiene ningún tipo de repulsión mientras la asiste, pero ella no despierta en tanto comienza a convulsionar.

Veo su cuerpo expuesto, las heridas, veo esta puta pesadilla y me paralizo con la respiración agitada y el miedo expandiéndose por mi cuerpo.

No es una pesadilla, es real.

—¿Qué te hicieron, cariño? —susurro—. ¿Por qué lo hicieron? ¿Por qué?

1. Segundas oportunidades. Jagger

Cualquiera podría alegar que para mí aplicó un «hierba mala nunca muere». Pude haber muerto, pero, afortunadamente, ante mi cuadro crítico las hermanas Monroe actuaron a tiempo al llamar a Emergencias y no fui otro de los estudiantes que mueren dentro de la OUON.

Supongo que mis ganas de vivir también son bastante altas, teniendo en cuenta que podría estar peor. Irónicamente, tras ese pensamiento un ataque de tos me invade, haciéndome sentir que en cualquier momento la cabeza me explotará. Por instinto me llevo una mano al pecho como si pudiese detener el dolor que viene con cada tos, pero debería esperar una consecuencia como esta ante el hecho de que casi morí de hipotermia.

El hijo de puta que está llevando a cabo todo este desastre de cacería —y que ahora estoy completamente seguro de que es Bryce— debe pagar por todo, pero ya no soy tan arrogante, ahora sé que esto no será fácil.

También sé que no soy inmortal o eterno, y que mi constante arrogancia casi consigue que me maten. Me volvió tan ciego que no vi las señales, no hice suficiente, no estuve lo suficientemente alerta ni presté atención, pero ahora será diferente porque sé que esto no ha terminado. Lo siento como un horrible comienzo o la continuación de una pesadilla de la que nunca quise ser parte.

Miro hacia la vía intravenosa en mi brazo y tanteo. No me gusta estar en un hospital; dos días y siento que me estoy volviendo loco.

—Creo que no deberías hacer eso, Jagger.

De inmediato me tenso apretando la mandíbula porque reconozco la voz, pero me obligo a alzar la mirada y encuentro a Megan de pie en medio de mi habitación.

Es una mujer joven, o al menos siempre me lo pareció, con un cabello color chocolate, el mismo tono de piel claro que el mío, una altura que se consideraría promedio, rondando el 1,68, y ojos azules. Supongo que es una mujer hermosa, pero no encuentro la belleza en alguien que me ha hecho tanto daño.

Quiero que se vaya.

¿Por qué no puede entenderlo?

¿Por qué me somete una y otra vez a este mal rato cuando verla me revuelve todo? Esta no debería ser la relación de una madre y un hijo, pero poco conocemos ambos lo que es tener dicho parentesco.

Megan fue mi primera maestra sobre la decepción y una excelente guía sobre la traición y el dolor.

—No quiero verte y eres consciente de que nunca quiero. —Y mi afirmación pierde fuerza cuando un nuevo ataque de tos me invade.

Da varios pasos hacia mí y odio no poder correr lejos de su cercanía.

—Eres mi hijo —dice con demasiada firmeza.

Parece dolida y no tiene derecho a estarlo.

—Soy tu hijo biológico, y eso es todo. Querría que olvidaras que un vínculo sanguíneo nos une, porque no te quiero en mi vida, Megan. ¿Por qué vienes a mí? Ya es tarde, para ti siempre lo será.

—Te amo, Jagger, y eso no va a cambiar, eres mi hijo, mi carne. Te llevé en mi vientre durante ocho meses, sufrí al pensar que te perdería cuando apenas te había sostenido en mis brazos una vez y…

No hay manera de que la crea, no cuando tengo el contexto completo de nuestra historia.

—No vas a manipularme con eso, no me importa tu charla sobre mi difícil nacimiento. —Sacudo la cabeza y de pronto me doy cuenta de que, de manera astuta, está consiguiendo que finalmente hable con ella—. Si me amaras tanto, no me habrías hecho tanto daño. A todos nosotros.

—No lo entiendes.

—¿Qué debo entender, Megan? ¿Que cuando tenía siete u ocho años tuve que verte tirándote a tu entrenador de tenis y descubrir de esa forma lo que era una infidelidad? ¿Que me manipulaste por ser tan inocente para que nunca se lo dijera a papá? ¿Que luego vino el jardinero? ¡Que te tiraste a mi entrenador de futbol!

»¿Qué tal cuando fuimos a ese resort y casi muero ahogado porque estabas entretenida con el socorrista en una salida para la que prometiste que seríamos solo tú y yo? —Odio sentir los ojos humedecerse, odio la cantidad de ira en mis palabras—. Es un poco gracioso, ¿no? Que todo eran premios para mí por ocultar que engañabas a papá, pero mientras me premiabas conseguías hundirte más, hundirme cuando me hacías mentirle al hombre que más admiro en el mundo. La manipulación a un niño que simplemente amaba a su mamá. ¿Quieres que te siga enumerando todas esas veces y tantos daños que me impiden entenderte? Porque creo que el tiempo no nos alcanzaría.

Lágrimas caen por su rostro y una parte pequeña de mí ansía poder creerla, pero hace mucho entendí que es una profesional en el arte del engaño.

—¿Es necesario que hablemos de Lindsay? De cómo me hiciste nunca más querer hablar contigo —toso antes de poder continuar—. No te perdono.

—Estoy enferma, Jagger.

«No me importa».

«No me importa».

«No me importa».

«No me va a importar».

—Estoy enferma —repite—. Nunca he querido hacerte daño, quizá debí decirte lo enferma que estoy desde hace mucho tiempo…

—No quiero hablar contigo, Megan. Que estés enferma no cambia nada. —Mi declaración me sabe amarga, me hace sonar insensible.

«Ella nos hizo esto», me repito.

—Yo… Yo me arrepiento de todo el daño que te hice al crecer, lo que mis errores te causaron. —Su mano cubre la mía y la cierro en un puño, pero su agarre permanece.

La miro a los ojos, sintiendo finalmente como una lágrima se desliza por mi mejilla. ¿Cómo puede ser que de todas las personas mi madre sea una de las que más daño me ha hecho en la vida?

—Pero no hay nada que lamente más que el día que arruiné las cosas con Lindsay, es algo de lo que me arrepentiré toda mi vida. Me diste la oportunidad de enmendar mis errores y te fallé con ella, y lo lamento tanto, Jagger.

—La mataste, contribuiste a ello. La destruiste cuando debías ayudarla. —Hay tanto veneno en mi voz, tanto resentimiento y rencor, que la siento como ácido corroyéndome desde dentro.

—Lo siento tanto. —Su voz se quiebra.

—¿Por qué te dedicaste a hacerme tanto daño? ¿Por qué, Megan? ¿Cómo puedes esperar que quiera hablar contigo después de todo? ¿Cómo puedes mirarme a la puta cara y fingir que tus palabras cambiarán algo?

»Me haces parecer el malo frente a papá porque no te arrepientes lo suficiente para ser sincera por una vez en tu vida. ¿Y por qué me callo? ¿Por qué me callé? Porque me avergüenzas, porque se me cae el mundo cada vez que pienso en la idea de decir en voz alta lo que hiciste, porque cada vez que lo recuerdo lo siento cómo un puñal clavado en mi pecho.

»Nunca más te daré el poder de hacerme daño, nunca más dejaré que me rompas el corazón. No me importa parecer un hijo de mierda porque, en primer lugar, ni siquiera sé lo que es tener una madre.

Las lágrimas caen como dos ríos por sus mejillas, su cuerpo se sacude e incrementa el agarre de mi puño.

—Por favor, Jagger, por favor, dame una oportunidad, te prometo que esta vez lo haré bien, por favor, hijo.

—Te di tantas que tal vez eres la única mujer que alguna vez rompió mi corazón en tantísimos pedazos que nunca conseguí reconstruirlo. Mi mamá, mi primer amor, la primera mujer que amé y también la primera que me traicionó. —Río de forma cínica—. No estabas preparada para ser madre y, aun así, elegiste serlo y, míranos, este es nuestro desenlace.

Un ataque de tos me invade y arde, pero no duele tanto como los recuerdos o cada puñalada que Megan me ha dado a lo largo de los años.

—¿Qué te dijo Megan? —pregunté mientras intentaba tomar su mano. Ella se estremeció y la alejó acunándola contra su pecho.

—Nada.

Su cabello oscuro que en el pasado brillaba, se veía opaco y maltratado recogido en una cola baja, su piel era pálida y noté algunos rasguños. Siempre había sido delgada, pero era muy notable la manera alarmante en la que había perdido peso y lo que más me dolía era esa mirada vacía y rota en sus ojos verdes que antes eran tan cálidos.

—¿Qué quieres decir con nada? Estuviste con ella en sesión dos horas.

—Es confidencial, Jagger. —Su voz sonó ausente.

Tragué, sintiendo una vez más la horrible realidad de que mi Lindsay nunca sería la misma. ¿Por qué no pude salvarla?

—Te amo, Lindsay, y solo quiero ayudarte.

Ella suspiró y se abrazó a sí misma. Antes de aquella noche, me habría dicho que me amaba con una dulce sonrisa y ojos brillantes llenos de felicidad. Pero en ese instante solo había silencio y reservas hacia mis palabras. No solo se alejaba físicamente, su mente, su alma, todo, se alejaba de mí y no podía evitarlo, tampoco entenderlo, pero ver cuánto sufría me mataba lentamente.

—Te amo tanto como lo hice antes —murmuré, y de nuevo suspiró antes de que esos ojos llenos de tormento se encontraran con los míos.

—Megan va a ayudarme, hiciste bien en buscarla. Ella me ayudará y tal vez entonces estaré bien y seré normal.

—Eres normal, cariño, eres valiosa e increíble. De las personas más maravillosas que conozco.

—No mientas, estoy sucia y rota. Usada y maltratada. Sin valor…

—Lindsay…

—Megan me ayudará y entonces seré normal otra vez. Ella lo dijo.

Volteo el rostro hacia la ventana para no simpatizar con la expresión de dolor en el rostro de Megan. Aprieto tanto los dientes que duele, luego toso una vez más.

—Jagger…

—Vete. No me importa si estás enferma, si te arrepientes o ahora estás encaminada a ser una santa. Todo lo que quiero es que te largues y que me dejes en paz. He vivido años sin ti, puedo seguir haciéndolo. No me haces falta. Vete.

El sonido de la puerta al abrirse llena todo el lugar antes de que una voz anuncie su presencia:

—Uh, lo siento, pensé que estabas solo —dice la voz de Dakota, y de inmediato me volteo a mirarla.

—No te vayas —pido, o más bien suplico.

Ella parece indecisa, notando lo tenso que está el ambiente. Seguramente tiene muchas preguntas que no emitirá en voz alta.

Megan se aclara la garganta y retira su agarre de mi mano, lo siguiente que sé es que se está inclinando y deja un beso en mi frente.

—Te amo, hijo, incluso si tú no, yo lo seguiré haciendo. —Se comienza a alejar y asiente hacia Dakota, que le devuelve el gesto con una sonrisa leve—. Supongo que hay alguna razón para que de tu cuello cuelgue algo tan importante. Mi regalo.

Megan cierra la puerta detrás de ella y miro a Dakota antes de cubrirme la boca con la mano cuando otra espantosa tos me atraviesa. Ella hace una mueca y trato de sonreírle.

La extraño tanto.

Pensé que lo nuestro era casual, pero se ha colado hondo y estar meses distanciados tras el ataque a Rose ha sido estresante; además, aún puedo recordar a Eric a su alrededor.

Va sin ninguna pizca de maquillaje, pero sus pestañas rizadas y oscuras hacen que sus ojos que asemejan a un caramelo derretido se destaquen, un rubor natural salpica sus pómulos y esos labios amplios y carnosos son una mueca llena de indecisión.

—Suenas como un león que se atraganta e intenta rugir —me hace saber con elocuencia.

Río, y eso me lleva a otro ataque de tos, que la hace fruncir el ceño en tanto que arrastra una silla hasta estar a mi lado. Por un minuto simplemente nos miramos, pero al final sus dedos me acarician la barba creciente ante el hecho de que no he podido rasurarla.

—Es bueno verte. —Toso—. ¿Viniste a darme un baño de esponja? Porque esperaba por ti.

—¿Esa es la razón por la que hueles tan mal? —Bromea, o eso espero—. Lamento no haber venido antes, pero con lo ocurrido con Rose ya había perdido clases y… No sabía si realmente me querías aquí.

Enarco mis cejas por la sorpresa ante sus palabras. Basta de esta comunicación de mierda que nos ha envuelto los últimos tres meses.

Lo que antes era simple atracción, mucha química y deseo se ha convertido en algo más que todavía quiero explorar. Es cierto que el mundo no se detuvo ni morí por no estar con ella, pero también lo es que prefiero estar a su lado a fingir que no me afecta que esté con alguien más y que yo quiero seguir adelante con otras.

—No creo que alguna vez te haya hecho sentir no bienvenida, Dakota.

—Me refiero a que, por lo que sé, nos quedamos en medio de una conversación sobre qué sucedía entre nosotros cuando tu mamá apareció. —Se muerde el labio—. Quiero disculparme por todo lo anterior, por alejarte y, sin darme cuenta, juzgarte. Me encantaría ser perfecta y actuar como todos esperan, no tener defectos ni cometer esos horribles errores.

»Tal vez me expresé fatal, pero nunca te he culpado de lo que sucedió con Rose. Es cierto que me enojé contigo y conmigo porque sentí que nos consumimos tanto que olvidamos la razón principal por la que te busqué. Si te hice sentir culpable, puedo decirte que me arrepiento. Si te hice sentir menos, lo lamento.

—No espero ni quiero que seas perfecta. —Toso y hago una mueca ante el dolor ardiente—. Tampoco te juzgué por tus elecciones porque, en tu lugar, también habría tomado distancia de mí.

»También cometo errores, y uno de ellos es no haber luchado cuando te alejaste, darte razones para quedarte. Verte con Eric ha sido una tortura.

—Quiero dejar claro que no hay nada entre Eric y yo más que una amistad. Llegué a pensar que sería capaz de algo más con el tiempo, pero no es lo que quiero y me pone de los nervios cuestionarme por qué siento que cuando te veo a ti, no puedo ver a nadie más. Me importas, lo has hecho desde que comenzamos a relacionarnos.

»Quería llevar una vida universitaria normal. Quería demostrarme que puedo salir con otros, que tengo derecho a seguir adelante tras una ruptura. —Hace una mueca triste—. Sé lo que muchos podrían decir de mí o cómo podrían juzgarme por salir con alguien más después de nuestra separación, pero ¿por qué tengo que sentirme mal por querer avanzar? ¿Por qué tengo que ser la villana y juzgada?

»También te vi salir, Jagger. Vi cada publicación de Aria y me dolía. —Su voz se vuelve vulnerable—. Odiaba tener que verlo y luego te vi con Ariane, pero lo respeté porque estábamos separados y me vuelve loca pensarlo, pero es lo que es y no te tildo de villano o traición. Somos jóvenes y cometemos horribles errores, pero ¿quién no lo hace?

—Los primeros dos meses no me enfoqué en chicas, estaba un poco cabreado con toda nuestra situación y me concentré en mi tesis y el trabajo. Las fotos que subía Aria eran en reuniones sociales o cuando estábamos con Maddie, era Aria siendo Aria, pero te prometo que nada pasó entre nosotros. No quería. —Escucho su suspiro—. Sin embargo, conocí a Ariane y coincidimos en fiestas, salimos una vez. —Toso un poco—. Nos besamos e intentamos ir a más.

—Lo entiendo. —Su voz se tambalea.

—Pero no pude hacerlo, solo pensaba en ti. Sentí… que te traicionaba. Quería que fuese tú, tenías que ser tú.

Este es un momento crucial en el que entenderé si estamos en la misma página y finalmente comprendemos lo que fuimos y podemos ser o si sencillamente cerramos la puerta a cualquier oportunidad que podríamos tener.

—No quiero imaginarte con ella, estoy tan molesta conmigo… porque es mi culpa que todo eso sucediera.

—No es tu culpa, tomaste tus decisiones, y yo, las mías. A diferencia de lo que muchos creen, cuando las personas se separan tienden a cometer estupideces o intentar avanzar, es lo que hicimos y es lo que es.

Permanecemos en silencio, uno que resulta asfixiante y lleno de incógnitas, pero finalmente ella suspira, y esos ojos marrones dejan caer toda la lucha que traían consigo para dar paso a tantas emociones que es un desafío entenderlas.

—¿Aria y Ariane no son algo que sigue sucediendo?

—No. Ninguna chica merece tener dentro de ella a un tipo que piensa en otra, que siente tanto por otra. No hay Aria, no hay Ariane.

—Detesto lo que nos hicimos estos tres meses, pero no se puede cambiar y sé que si digo que lo dejemos atrás tengo que hacerlo, pero no sé si es tan fácil lograrlo como decirlo.

Una pregunta no dicha flota en el aire: ¿qué sucederá con nosotros?

—Tengo sentimientos por ti, Dakota. Pero en cuanto a la confianza, no sé cómo creer que de nuevo no te escaparás de mí y sé que tienes problemas para creer que la próxima vez yo estaré ahí para ti.

—Pero podemos intentarlo, ¿verdad? Siempre se pueden tomar las segundas oportunidades. No Eric, no Aria, no Ariane. Solos tú y yo.

Soy un hombre de hechos y admito que no esperaba este desenlace porque conozco a Dakota y sé que esto es un salto de fe, que si lo hace es porque sus sentimientos son mucho más profundos de lo que deja ver. No es que sea resentida o cerrada, pero sé cuánto se retiene de las segundas oportunidades por miedo al sufrimiento y la decepción y, sin embargo, aquí está, hablándome de un nosotros que creí que nunca volvería a existir.

Sus dedos pasan de mi mandíbula a mi cabello, nunca despega su mirada de la mía y trago, dándome cuenta de que este podría ser el final de tres meses de extrañarnos.

—Voy a tomar mi segunda oportunidad, Dulce —susurro sintiendo la caricia de sus dedos en mi cabello.

—Y yo la mía. —Se inclina un poco hacia mí y deja un beso suave y casto contra mi boca.

—Eché de menos estos labios dulces.

—¿Crees que todo volverá a ser igual? —pregunta con su otra mano tomando la mía, entrelazo nuestros dedos.

—Nada sucede exactamente igual dos veces. No será cómo antes, pero podemos hacer que sea mejor.

Mis palabras parecen darle alguna especie de seguridad porque sus hombros pierden gran parte de la tensión y una pequeña sonrisa aflora en su rostro antes de que se borre poco después cuando en su frente aparecen pliegues de preocupación.

—Estuve tan preocupada cuando llegué a esa piscina y Rose te sostenía. ¡Te fuiste y me dejaste con tu mamá! No sabía qué sucedía e intenté correr detrás de ti, pero no podía encontrarte y no sabía a dónde ibas.

»Sentí alivio cuando Rose me llamó, pero se fue al escuchar su histeria; estabas pálido, con los labios azulados y temblando tanto… Temí lo peor, Jagger. Un miedo como cuando creía que perdía a Rose.

No creo que se dé cuenta de la magnitud de sus palabras y lo que deja entrever en ellas sobre sus sentimientos. Si ella supiera lo mucho que dice entre líneas estoy seguro de que se retraería o reprimiría con fuerza hasta sentirse lo suficiente segura para dejarlas ir.

—Eso da bastante miedo —termino por decir, conservando esas palabras conmigo.

—Es porque significas mucho para mí.

—Y tú para mí, Dulce. —Toso—. Han cruzado muchas líneas, vamos a acabar con esos cabrones.

—Eso sonó sexi —intenta bromear para ocultar su miedo. Falla, pero de igual manera le sonrío para tranquilizarla.

—¿Lo suficiente sexi para un baño de esponja?

Eso la hace reír y relajarse.

Después intentamos tener una conversación casual aun cuando nuestras vidas son de todo menos casual. El acertijo apenas comienza, pero ahora es diferente. Quiero creer que somos más astutos, menos arrogantes y ahora hay un culpable, pero ¿quiénes trabajan con él y para él?

Todo lo que sé es que, si este es un juego de vida y muerte, no pienso perder. Nunca he sido bueno para compartir mis problemas o pedir ayuda, siempre quiero hacer todo a mi manera, pero supongo que debo asumir que es el momento de los refuerzos porque soy un universitario con un negocio ligeramente ilegal en algunos aspectos, pero no un tipo con las habilidades y herramientas para lidiar con un hombre perteneciente a una casa criminal.

Quiero vivir, quiero que las hermanas Monroe estén a salvo y que los que lastimaron a Lindsay paguen, y para ello necesito ayuda, solo espero conseguirla en las manos correctas y no confiar en los equivocados.

Bryce y su equipo deben pagar.

—Ven aquí —palmeo a mi lado haciéndole espacio—, por favor.

Pienso que podría protestar cómo muchas veces en el pasado, pero en lugar de ello se saca los zapatos y trepa a mi lado. Estamos incómodos en una cama tan pequeña, pero se acuesta de costado y pasa la mano sobre mi abdomen en un abrazo como lo hicimos otras tantas veces hace unos meses. Sonrío.

—Esto se siente bien —murmuro—. No es romántico, pero se siente muy bien.

—Quiero que sepas que incluso si todo lo de la piscina no hubiese sucedido, antes de que tu mamá apareciera, iba a pedirte una oportunidad. Tenía muy claro que ya no quería luchar y que, incluso si tengo mucho miedo, prefiero estar asustada a tu lado antes que con miedo y sin ti.

Mi chica dulce, creo que no logra darse cuenta de que con sus palabras me hace saber que está en proceso de enamorarse de mí o tal vez ya lo esté y eso…, eso parece hacerme feliz.

Un beso cae en mi cuello mientras me abraza más fuerte y, aunque duele un poco, no me quejo en voz alta.

—Aquí es donde quiero estar.

—Aquí es donde quiero que estés, Dulce.

2. Confianza. Dakota

Tengo una manera de alentarme a seguir en esta clase: es el último curso con el profesor McCain.

Mi misión en los siguientes semestres es evitar cualquier clase que él imparta, y es una bendición pensar que no tendré que verlo más con Finanzas. En serio, pasar este semestre para no toparme más con él es el mejor incentivo que puede haber.

Gracias a las tutorías de Jagger antes de cada examen puedo seguirle un poco más la pista a todo, seguro que necesito refuerzo, pero al menos ya no entro en crisis de desesperación e incomprensiones. Si algo también aprendí de Jagger, es que unos apuntes ordenados en mi asignatura más compleja me ayudarán a un mayor entendimiento a la hora de estudiar.

Ben, a quien considero uno de mis más grande amigos y la persona más amable, divertida y desinteresada que he conocido, nota el cambio y mi falta de histeria, esa es la razón por la que cada pocos minutos siento sus ojos en mí, desconcertado, como si no entendiera por qué estoy tan serena y no abrazándome las piernas en tanto que me mezo de adelante hacia atrás o murmuro sobre que no pasaré el semestre.

En cierta manera, su angustia por mi falta de estrés casi me hace reír.

Cuando la clase termina me encargo de guardar lápices y resaltadores junto a mi libreta en la mochila para después girarme y dedicarle toda la atención a Ben ya que es difícil ignorar a alguien con una complexión tan fornida que a mi lado parece un gigante.

—¿Quién carajo eres? —pregunta con desconcierto—. ¿Dónde está mi amiga, la que enloquece durante cada clase de Finanzas?

—Tu amiga ahora es más sensata. ¿Qué tal tu fin de semana?

—Bien. —No suena muy convencido—. Tuve citas con Lena, fue bueno.

Lena, tildada en el registro de mi memoria como la chupaalmas.

Como una amiga que ha vivido todo el transcurso de la relación turbulenta de Ben, analizo muchísimo sus palabras y concluyo que su tono de voz no suena muy entusiasta, por lo que quizá me está mintiendo o peor: trata de convencerse a sí mismo. Quisiera decir miles de cosas, pero a las malas me ha tocado aprender que no debo opinar sobre su relación porque lo pone a la defensiva o es ignorado. Sin embargo, él sabe muy bien que considero que se encuentra en una relación tóxica y llena de un control enfermizo por parte de Lena.

Mi silencio se extiende y parece que él está esperando alguna réplica de mi parte, pero solo lo miro hasta que deja ir un profundo respiro e intenta sonreírme.

—¿Cómo estuvo el tuyo? —termina por preguntar.

—Bien —respondo con una pequeña sonrisa—, mejor que los anteriores.

—¿Y eso por qué?

Me limito a dedicarle una sonrisa, que lo desconcierta. Me pongo de pie, tomo mi mochila y comienzo a bajar las escaleras con él siguiéndome, pero me detengo cuando casi llegamos a la puerta y me toma del brazo.

Veo la indecisión en su mirada, la constante lucha entre hablar o no me hace sentir gran curiosidad en tanto que susurro su nombre como una pregunta.

—¿Cómo está Rose? —finalmente pregunta.

Me sorprende, pero a una parte de mí no.

Me mordisqueo el labio inferior y lo miro intentando una vez más descifrarlo, pero esta vez en relación con mi hermana. Ben parece genuinamente interesado y hace unos pocos días Rose mostró el mismo interés por saber de él. Te diré lo que veo: más problemas avecinarse porque si Lena descubre que Ben y Rose mantienen contacto, por más amistoso que sea, estará hecha una completa fiera preparada para atacar.

Pero, ¿sabes qué?, Rose sería muy capaz de enfrentarse con la ira de Lena porque ahora tiene una nueva filosofía de vida tras el ataque: asumir sus errores por ella misma y hacerlo lo mejor posible para enfrentarlos. Sí, todavía la ayudo con todo el caos que está enlazado directamente con Jagger, pero somos un equipo dispuesto a detener lo que cada vez se vuelve más grande y aterrador.

—Rose está bien, algo tranquila, pero eso ya lo sabes porque hablas con ella —respondo finalmente enarcando una de mis cejas.

—Sobre eso, por favor, ¿puedes ser discreta?

Hago una mueca porque Ben sabe que Rose hace unos pocos meses pasó por cierto inconveniente que la hizo permanecer hospitalizada durante un tiempo, solo que, como todos los que hablaban de eso, desconoce los motivos. Creamos una excusa bastante floja, pero nadie lo cuestiona; tal vez a nadie le importa mientras que a nosotros nos quita el sueño tener a alguien acechándonos de una manera tan peligrosa. Sin embargo, es bastante evidente que la Rose de hace unos meses no es la de la actualidad.

No quiero mentirme y declarar que mi hermana ha tenido una transformación radical sobre su personalidad, pero hay unos pequeños cambios en ella que la hacen ser asustadiza, discreta y no tan habladora como lo era en su momento. Cabe decir que Rose no ha ido a ninguna fiesta en lo que ha transcurrido del semestre y ya estamos a casi dos meses y medio de acabarlo.

Toda esta extraña situación con Ben la hace todavía más vulnerable y, aunque no quiero involucrarme en ello, no puedo evitar emitir una opinión al respecto.

—No lo hagas, Ben. No soy su madre para decirle qué hacer, pero Rose ha tenido momentos duros y lo último que necesita es que te avergüences de ella o la trates como un sucio secreto. Si crees que va a traerte problemas con Lena tener amistad con otra mujer, entonces evalúa tu relación y lo que haces.

—No quiero hacerle daño. Rose es una mujer increíble, me gusta hablar con ella, pero no quiero que Lena luego lo malinterprete o lo vea por los motivos equivocados.

—¿Cuáles podrían ser esos motivos equivocados?

No me responde, en lugar de ello hace un ridículo puchero, que me provoca reír.

—Te ves ridículo.

—A veces eres cruel —asegura dándome un pellizco en el brazo y luego lo libera.

Le pellizco una de las mejillas de vuelta y suspiro.

—Ben eres mi amigo y te quiero mucho, pero Rose es mi hermana y pueden decir lo que sea de ella. Aunque la verdad es que no es una mala persona y a veces la lastiman creyendo que solo es bonita y tonta.

»Ella está en un momento… difícil y sé que la manera en la que vayáis a relacionaros es cosa vuestra, pero, por favor, sed cuidadosos, no necesitamos que ninguno de vosotros se lastime con los sentimientos. —Hago una pausa—. Y, sobre Lena, analiza si ese es el tipo de relación que deseas y mereces.

Me dedica una leve sonrisa y abre la puerta para mí.

—Estoy en eso, Dakie. Analizando.

Sus palabras me sorprenden, pero no alcanzo a contestarle porque me detengo al salir: Eric se encuentra sonriéndome.

Complexión atlética, innegablemente guapo con ojos azules claros que hace una combinación perfecta con su cabello rubio oscuro. Fácilmente cualquiera querría salir con él, su físico junto a su personalidad le dan ventajas en el mundo de las citas y lo sabe.

Le doy una sonrisa tentativa porque no lo esperaba; siendo honesta, su nombre no se me pasó por la cabeza en todo este tiempo, no desde la última vez que conversamos hace… ¿semanas?

Eric estudia Química Molecular, tiene veintiún años y ha sido bueno conmigo durante el tiempo que llevamos conociéndonos, y también nos involucramos en algunas salidas, pero nada que llegara tan lejos.

Su expresión es relajada y tan agradable como siempre mientras se pasa una mano por el cabello castaño oscuro.

Ben nos mira de él a mí y luego se aclara la garganta pasando por delante de mí.

—Te veo luego, Dakie. —Quiero implorarle que se quede; de hecho, estiro la mano para atrapar su camisa, pero mis dedos solo alcanzan a rozarlo.

Una vez que se va, vuelvo la vista a Eric, encontrándome que me mira con diversión.

Me pareció atractivo desde la primera vez que lo vi, y además su inteligencia y simpatía hacían que nuestras conversaciones fuesen interesantes. Siempre lo vi como una amistad, pero tampoco me negué cuando me invitó a salir, estaba desesperada por sentir algo, por sacarme de la mente las publicaciones constantes de Aria con Jagger. Sin embargo, tras un beso, que sentí bien, pero que no despertó nada, dejé claro de una manera incómoda que solo podíamos ser amigos. Primero, porque no estaba interesada en comenzar otra relación, menos cuando todavía sentía tanto por Jagger y, segundo, porque no me veía de esa manera con él. Además, tengo la ligera impresión de que eso tampoco era lo que él buscaba, que tal vez quería algo más físico y conveniente, lo que no está mal, pero ese no es mi modo de actuar.

Teniendo en cuenta que hace una semana y media volví a conversar con Jagger de manera civilizada y nos estamos dando una segunda oportunidad, estoy un poco nerviosa con este encuentro casual, porque, en serio, no me acordaba de él.

—Te extrañé. —Se acerca a mí y me besa la mejilla antes de retroceder.

—Hola, Eric. ¿Qué tal estás? —pregunto con torpeza.

—Un poco triste ante tu olvido.

—Lo siento, pero he estado ocupada. —Me paso un mechón detrás de la oreja.

Tengo que admitir que soy un poco cobarde con esto de las conversaciones incómodas y quiero salir corriendo.

Había practicado con mi amiga Demi este escenario, pero de repente olvidé todo eso.

—¿Qué tal si nos ponemos al día con un café? —ofrece de manera amigable.

—No puedo tomar un café ahora, Eric.

—¿Por qué?

—Saldré con… —bien, lo mejor es quitar la tirita, para que luego sea menos incómodo para nosotros— mi novio.

—«Novio». —Parece que saborea la palabra—. Supongo que ya no tengo oportunidad, a menos que planee conquistarte.

—Preferiría que no —me sincero—. Me gusta tu amistad, pero si quieres algo más, me temo que no estoy interesada y no cambiaré de parecer.

—Me gusta tu honestidad —no borra su sonrisa—, aceptaré lo que me ofreces, pero si algún día decides lo contrario, solo avísame. Ya tomaremos luego ese café. Diviértete con tu novio, Dakota.

Asiento hacia él y lo veo alejarse en dirección contraria. Me siento rara porque todo fue demasiado fácil, no es que tuviese que armarme un drama, pero fue tan sonriente que me pregunto si tan siquiera fue real.

Me mordisqueo el labio aún con la mirada clavada en su espalda hasta que desaparece. Sacudo la cabeza para salir de la escuela e ir al estacionamiento de la facultad, donde sé que me está esperando Jagger.

En el camino intercambio mensajes con Demi.

Dakota: acabo de encontrarme con Eric

Su respuesta es inmediata pese a encontrarse en clase.

Demi: HUBO DRAMA???

Dakota: él nunca dejó de sonreír

Demi: pero le dijiste que estás de nuevo con JAGGER?

Dakota: sí. Parece que no le gustaba tanto

Demi: pura mierda

Demi: todo lo que veo es que Eric es jodidamente raro y espeluznante con esa reacción

Dakota: no todo tiene que ser drama

Demi: es raro

Le envío un emoji con los ojos en blanco y me guardo el teléfono mientras continúo caminando.

Hace algunos meses era prácticamente invisible, ahora algunas personas me saludan cuando paso cerca y otras prefieren murmurar. Toda esta atención viene por el escándalo de las fotos desnudas de mi hermana desplegadas por toda la universidad, por salir con Jagger y porque de alguna manera, durante el semestre anterior y lo que va de este, he sobresalido más de lo habitual. No decido si me gusta o lo detesto.

Como si mi día no hubiese sido suficiente con el encuentro incómodo con Eric, mis pies se detienen cuando veo a Drew caminar hacia mí o, en todo caso, por el mismo camino. Él va y yo vengo, por lo que es inevitable que nuestros rumbos no vayan a encontrarse.

A veces me pregunto por qué siquiera me gustó alguien cómo él, pero supo jugar bien su papel de chico de ensueño, además sus ojos oscuros, su cuerpo atlético resultado de ser jugador de tenis, la piel pálida y cabello azabache lo hacían destacar con facilidad junto a su popularidad.

Lo he visto muchas veces después del incidente de las escaleras o, bueno, si lo llamo como es, desde que lo empujé por las escaleras. Desde entonces me mira mal y no lo culpo, estuvo mal lo que hice y a veces me asusto al analizar la reacción violenta que tuve hacia sus palabras.

Aún puedo recordarlas, la manera en la que me hirieron y me hicieron sentir tan usada… Todo lo que pensé era que quería que se callara y lo próximo que supe era que lo estaba empujando. No esperaba que cayera por las escaleras, pero una parte de mí deseaba ocasionarle daño; no es fácil de admitir, pero es la verdad.

Nuestras miradas se encuentran y él se detiene a mi lado, demasiado cerca.

—Me sigues gustando, Dakota, pero un día pagarás. Yo no olvido y creo que necesitas un recordatorio sobre cómo siempre fuiste nada mientras yo lo soy todo. —Sus palabras me acarician la mejilla antes de que continúe su camino.

No me da la oportunidad de responderle, pero de igual manera estoy sin nada coherente que decir cuando me ha tomado por sorpresa con su abi

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