En el límite

Walter Dresel

Fragmento

INTRODUCCIÓN

En el comienzo de la vida

todo es nuevo.

Así también es tu cuerpo.

Los años pasan y todo adquiere

otra dimensión.

Quizá no lo adviertas, pero el

paso del tiempo deja su huella.

Sé consciente de esto, y otórgate

una buena calidad de vida.

Será tu mejor inversión.

Yo no sabía que tenía un corazón, un hígado, dos pulmones, un cerebro, dos ojos y, en fin, una serie de órganos que conformaban mi cuerpo. Claro que conocía estos componentes del cuerpo humano. Desde la enseñanza primaria y luego ya en la facultad de medicina, fui profundizando no sólo en la anatomía, sino en la función de los órganos y en las distintas enfermedades que pueden aquejar a un ser humano.

Pero en la práctica diaria, en la vida cotidiana, me dediqué a usar despreocupadamente esa maravillosa maquinaria que nos da la ilusión de que todo lo podemos y, sobre todo, que siempre lo podremos, durante toda la vida. No pensé, a pesar incluso de mis conocimientos, que en determinado momento el uso y a veces el abuso de nuestro cuerpo anuncian con señales muy claras que algo, o mucho, no anda bien en nosotros.

Tú eliges tu camino en la vida. Puedes acertar o errar, pero en última instancia es tu decisión. Tú decides lo que ingresas a tu organismo como combustible, para generar la energía que necesitas para desarrollar tus actividades; tú decides si tomas alcohol, si fumas, si comes sin control grasas animales, azúcares y todo tipo de alimentos ricos en calorías, mientras observas cómo vas aumentando de peso significativamente, sin que te inquietes.

Solemos transitar largos períodos de nuestra existencia sin tomar conocimiento siquiera de cómo y cuánto late nuestro corazón, o cuántas veces respiramos en un minuto, o cómo funciona nuestro aparato digestivo. Sencillamente hacemos uso de nuestro cuerpo, y sin duda cometemos excesos.

TOMA CONCIENCIA A TIEMPO DE TUS ERRORES

Como respuesta nuestro organismo “acepta” nuestras demandas por su enorme capacidad de adaptación, pero no le pasan desapercibidos los abusos, de los cuales toma nota cuidadosamente.

Si a tiempo tomamos conciencia de nuestros errores y los corregimos, los daños y las consecuencias serán menores.

De no hacerlo, inexorablemente pagaremos esas “deudas”, a través de la ruptura del equilibrio entre la salud y la enfermedad, caeremos enfermos o incluso perderemos la vida.

La pregunta que debes hacerte es si deseas vivir o solamente sobrevivir. Si eliges la primera opción, te invito a que conozcas tu cuerpo, cómo funciona, qué necesita para su armonía interior y para su equilibrio.

Si eliges la segunda opción puedes continuar despilfarrando tu energía vital ya que eres libre y puedes tomar la decisión que desees. De todos modos es mi obligación advertirte que a corto o mediano plazo aparecerán las primeras consecuencias de tal actitud.

Tus órganos y sistemas tienen una enorme complacencia frente a los desafíos a los que tú los expones, pero también tienen un límite en su resistencia. No te excedas, disfruta de la vida y de tu cuerpo, pero recuerda que una vez instalado el desequilibrio, ya no habrá marcha atrás.

Cuando compras un electrodoméstico o cualquier aparato de uso diario, viene acompañado de una garantía que te da cierta seguridad o certeza de las prestaciones que te dará el producto que has adquirido. De no ser así puedes hacer el reclamo dentro del plazo que la garantía estipula. También cuando adquieres un automóvil calculas que en los primeros dos o tres años no tendrás grandes dolores de cabeza con su funcionamiento.

Algo similar sucede con el cuerpo humano. En términos generales, y cuando no existen dolencias de carácter genético o hereditario, por un tiempo bastante prolongado tu cuerpo funciona a la perfección.

ERES COMO UN PILOTO DE AVIÓN

Pero a medida que el tiempo pasa, y lo hace en forma acelerada, tu responsabilidad aumenta considerablemente en lo que se refiere al cuidado de tu salud. Ya tu cuerpo físico y tu cuerpo emocional han dejado de ser nuevos, y cual piloto de un avión en el medio de una tormenta, tu habilidad podrá hacer que la nave aterrice sin daños, o se destruya en el intento.

Seré más claro. Aunque al principio te cueste admitirlo, en buena medida tu presente y tu futuro en materia de salud, dependen de la actitud que tomes frente a la enorme oferta de conductas autodestructivas, que en nombre del placer o simplemente “por darte un gusto”, atentan contra un envejecimiento natural y digno del ser humano.

Pareciera que no nos damos cuenta de que el estrés, el alcohol, el tabaco, las drogas y una fuerte dependencia con respecto a los psicofármacos, no sólo reducen considerablemente nuestra capacidad, sino que atacan de manera general nuestra resistencia y nuestras aptitudes, tanto físicas como emocionales.

Todos, en la medida en que nos tornamos independientes y autosuficientes, vamos adoptando un estilo de vida que está íntimamente ligado al concepto de calidad de vida. Sería bueno que en este momento te preguntaras cuál es tu estilo de vida, y, sobre todas las cosas, si estás satisfecho con él o introducirías cambios sustanciales que puedan ayudarte a optimizar la calidad de tu existencia.

Solemos creer que estamos atrapados en una maraña de obligaciones que no nos permiten encontrar el lugar y el espacio para desarrollar actividades que actúen positivamente en el mantenimiento de un equilibrio de salud razonable, basado en la afirmación de que el sentido de la vida es unidireccional, y que cada día que pasa es un día menos que hemos de vivir.

No estoy tratando de darte una visión crítica y alarmista de la vida; solamente estoy tratando de advertirte que los excesos que cometemos atentan contra una calidad de vida adecuada que debe tener un balance entre la actividad laboral, la recreación, el ocio y el descanso necesario para reponer la energía utilizada.

No existe una determinada etapa de la vida para pensar en mejorar el modo en que estamos viviendo. Si hoy eres joven, es el mejor momento de encauzarte en un camino saludable y respetuoso de la fuerza y de la pasión de esa juventud que hoy ostentas. Utiliza esos atributos para delinear un camino para tu vida y aléjate de las tentaciones que únicamente socavan tu integridad como ser humano.

UN GUARDIÍN CELOSO

Si estás en la madurez o has cruzado las fronteras del adulto mayor, con más énfasis aún debes ser un guardián celoso de tus capacidades físicas e intelectuales. Un buen uso de ellas te hará sentir digno ante tus ojos y ante la mirada de quienes conviven contigo. El estilo y la calidad de vida no pueden comprarse. Son la consecuencia de un diálogo interno acerca de cómo quieres vivir, qué es prioritario para ti y qué es secundario.

Uno de los grandes desafíos del arte de curar es interpretar el silencio de nuestro cuerpo. Este silencio no es sinónimo de ausencia de enfermedad. Hay señales m

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