Pocas voces han explorado el misterio de la existencia con la hondura y la ironía de Leonard Cohen. Poeta antes que cantante, místico a su manera, Cohen caminó durante décadas por esa frontera incierta entre lo sagrado y lo carnal, entre la plegaria y la confesión. Su última obra, «La llama» (reeditado por Salamandra en noviembre de 2025), concebida por él mismo antes de morir, condensa esa travesía interior: una colección de poemas inéditos, letras, fragmentos de sus cuadernos y dibujos que revelan al hombre detrás del mito. En sus páginas palpitan los grandes temas que lo acompañaron siempre (el amor, la fe, el arrepentimiento, la amistad) tratados con su inconfundible mezcla de melancolía lúcida, humor seco y ternura feroz. «La llama» no es solo un libro póstumo, sino una última conversación con el mundo, un testamento poético que arde con la misma luz tenue de sus canciones. Bajo estas líneas, LENGUA comparte cinco de los poemas que integran este compendio, una muestra del adiós que Cohen concibió con serenidad y belleza, sabiendo que, incluso en el silencio, su voz seguiría resonando como una plegaria que se niega a apagarse.