Puta gorda feminazi

Penny JayG (Sara García)

Fragmento

cap-1

INTRODUCCIÓN

Soy Sara García y un día se me hincharon los ovarios ante todas las injusticias que había vivido en mi camino por ser mujer. Así que decidí montar un proyecto que acabó siendo gigante. Este tenía una base muy sencilla: la unión de las mujeres alzando su voz por medio de la comedia. Con ese espíritu nació Riot Comedy.

Salí en los medios de comunicación, en programas, me hicieron entrevistas, llenamos salas, viajé con compañeras… Dejé mi trabajo en una agencia de publicidad para dedicarme en cuerpo y alma a Riot Comedy, y los ideales que a esta le acompañaban, convirtiéndome así en productora, publicista, cómica y, lo peor de todo y con millones de comillas, «famosa».

Por fuera todo eran focos, filas interminables para entrar a vernos, aplausos y sold outs.

Pero en esta vida siempre hay un precio, y más si caminas en contra de lo establecido, si tu voz abre debates y hace que las cosas cambien.

Así que, entre tanto confeti, nacieron las envidias, las traiciones, los intereses, las dicotomías, y ahí es donde casi me pierdo.

Y esta es mi historia, la historia con toda su escala de colores, desde los más brillantes a los más oscuros.

La historia de una cómica, una feminista, una mujer emprendedora y una casi suicida.

10 de agosto de 2022

Llevo muchos días postergando escribir este libro. A veces pienso que es un suicidio social, otro más, y que tras él jamás volveré a trabajar en la industria. No he elegido un camino fácil, no es una ficción. Os estoy regalando mi experiencia de vida, haciendo eso que tanto me han pedido miles de veces que no haga: «No cuentes tus debilidades en público, porque nunca sabes a quién llegará esa información y qué hará con ella. Contar tus cosas es ponerle las cosas fáciles a aquellos que quieran hacerte daño».

Este libro es un desnudo de mi alma. Me siento como Marina Abramovic´ en su popular performance Rhythm 0: vulnerable y a merced del público. Spoiler: por si no la conoces, acaba regular. Pero por alguna extraña razón tengo la impresión de que yo no terminaré tan mal. Este sentimiento positivo no sé si lo produce mi alma de kamikaze o las imperiosas ganas de contar la verdad. Bueno, mi verdad y lo que he aprendido de ella. Porque la «verdad» siempre es relativa, aunque no me voy a poner ahora a filosofar, que quedan muchas páginas para dar LA BUENA TURRA definitiva.

Además, ya que estoy rajando, os confesaré que este libro es una promesa que hice en septiembre de 2020. Prometí que si sobrevivía a mis pensamientos crearía este libro, el cual pretendo que sea una especie de espacio al que puedan acudir todas aquellas personas que, como yo, se han sentido tan perdidas que han querido acabar con todo. Y, por supuesto, también, para la memoria de aquelles que lo hicieron, en especial la de Oksana Shachko, cuya lucha la llevó a quitarse la vida el 23 de julio de 2018. Suena duro, pero conocer su historia hizo que yo no lo hiciera, porque entendí que lo que me estaba pasando no era un caso aislado. Por ti, Oksana, por salvarme la vida desde donde quiera que estés.

Pero basta de lagrimeos, que os quiero contar algo gracioso que me ha pasado. Estoy metiéndole a la tecla con una sonrisa en la cara y es que, como os he dicho al principio, llevo días procrastinando sin abrir este documento. Hasta que hoy me he dicho: «¡Basta, chochona! Has firmado un contrato y ya no puedes escapar».

Así que he llegado a mi casa y me he preparado unas pizzas sin gluten que aún me están dando vueltas en el estómago.

Mientras, estaba escribiendo esto y tenía de fondo la serie de Bojack Horseman, la cual he decidido que sea mi espacio seguro durante todo este proceso. Pues, segundos antes de empezar con este libro y darle al play de la serie, justo me ha saltado la escena en la que Princess Carolyn le pregunta a Bojack si ya le ha pasado a Penguin los capítulos del libro que prometió escribir, o si está demasiado ocupado masturbándose con fotos suyas del pasado. No he podido sentirme más representada al verla. Vale, escribiré el libro, pero jamás dejaré de masturbarme con fotos mías. ¡Joe! Es que son buenísimas.

Pero lo más curioso es que te invito a mirar por un segundo por quién está editado este libro. ¡Flipando con las casualidades! sé que pensáis que me lo estoy inventando, pero no.

Inciso: ¡puaj! Acabo de potar las pizzas, creo que uno de los productos que he comprado tenía gluten. ¡Joder!

No puede ser, vuelvo del baño, doy al play y justo está la escena en la que Bojack, el protagonista, vomita todo el algodón de azúcar por la terraza. Esto parece una broma de cámara oculta.

Demasiadas casualidades, no me queda otra que gritar a la nada: «¡Ok! ¡Pillé la señal! ¡Vamos a seguir adelante!».

cap-2

PennyJayG

Entre 15k o 20k de seguidores en Instagram (no lo recuerdo bien)

10 de enero de 2019

Peso: 86 kg

Un día después de salir en La resistencia

DÓNDE ME PUEDES
ENCONTRAR

A veces me gusta imaginarme mi vida como una serie pop adolescente.

Suena la música de El Petit Oriol, que es una sardana. No es muy de adolescente, pero quiero que comience así. Mientras, me fumo un porro. Solo se me ve de cerca. Se amplía el plano, estoy en mi habitación tirada en la cama. Un montón de insultos comienzan a aparecer a mi alrededor: comentarios, mensajes directos, tuits… Todos tienen algo que decir.

«Que poca gracia tiene la PUTA GORDA».

«A mí el feminismo me parece muy bien, pero lo que le pasa a esta tía es que es una hembrista FEMINAZI, y no me representa».

«No ha empezado su carrera y ya se ha hundido sola. A ver si la próxima vez abre la boca para comer, que es lo único que le gusta».

«A esta yo la…». Mejor no sigo leyendo.

«¿Sabes lo que te vamos a hacer, Puta Gorda?…». Mi mirada se nubla, borro el mensaje sin querer terminarlo, no puedo más.

«Patriarcado el que tengo aquí colgado».

Este último me ha hecho gracia.

El plano se mantiene y navega por los detalles de la habitación: un cenicero, restos de porro, de comida y de pizza con gluten. ¡Mmm, gluteeen! ¡Cuánto lo echo de menos! Se amplía el plano y estoy tumbada boca arriba con toda la mierda alrededor.

Todes aquellos que se hacen llamar poetas o que simplemente hacen de su vida una película de cine indie en plena explosión de hípsters en Malasaña, como si viviesen en un videoclip de Love of Lesbian en 2009. Toda esa peña intensa que necesita una frase motivadora cada mañana en su taza para sentirse especial. Esa gente, siempre dice tener un sitio «secreto» al que escapar. Un sitio idílico, que sienten único:

«Yo cuando estoy mal voy a este rincón tan especial de la ciudad».

«Yo cuando me siento mal miro el atardecer desde las azoteas».

Vives en un bajo y tu edificio no tiene terraza comunitaria. Su

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Product added to wishlist