Sobre las nubes

Isha Judd

Fragmento

Introductión

Introducción

Soy enteramente responsable

“No importa qué elecciones tomes en la vida: eres enteramente responsable.” Tenía sólo 12 años cuando la directora de mi estricta escuela para señoritas me llamó a su oficina para decirme estas palabras. “No eres víctima de nadie, ni siquiera de la presión del grupo; todo lo que sucede es tu responsabilidad.” Aunque sentí la verdad en sus palabras, a tan temprana edad no las comprendí por completo. Sin que yo lo supiera, la directora había plantado en mi corazón una semilla que más tarde llegaría a florecer, para mostrarme la verdad que me había regalado: no hay víctimas; todos somos responsables de nuestras elecciones y, si vamos en contra de nuestras convicciones y abandonamos nuestros ideales para recibir la aprobación de los demás, en última instancia, seguiremos sintiéndonos insatisfechos. A la tierna edad de 12 años, se me estaba enseñando la verdadera responsabilidad: estaba viviendo mi primer llamado a “despertar”.

Esta lección inicial en el ámbito de la responsabilidad se ha convertido en una labor vitalicia, pues he transformado mi propia irresponsabilidad y he aprendido a liberar a mi mundo de la culpa que solía echarle por mi insatisfacción. Al trabajar en mí misma me he ido haciendo cada vez más consciente de que todos compartimos esta falta de responsabilidad fundamental.

La “cultura de la culpa” es un fenómeno global. La habilidad para hacernos cargo de nuestra felicidad queda anulada por nuestro constante hábito de usar las situaciones externas como excusas para sentirnos insatisfechos. Los objetos a los que culpamos van de lo macro –guerra, crisis económica, política o terrorismo– a lo personal –pareja, niños, jefe, vecinos–. No sugiero que debamos abandonar la esperanza de que las cosas mejoren en el mundo; pero si deseamos que las cosas cambien, primero debemos cambiar nosotros. Un mundo pacífico está habitado por gente pacífica. Un mundo justo, transparente y honesto ha de ser habitado por personas justas, transparentes y honestas. Debemos convertirnos en los atributos que consideramos que lamentablemente faltan en nuestro mundo, porque un mundo feliz está lleno de personas que han aprendido a hallar la felicidad interior.

¡Bienvenido al Portal de la Responsabilidad!

Durante los últimos 14 años he compartido este mensaje con personas de todo tipo y he desarrollado un proceso simple y polifacético llamado el Sistema Isha, que cualquier persona puede usar para alcanzar la paz interna y enamorarse de la vida. Enseño este sistema en mis centros de retiro en Uruguay y México, y viajo por el mundo para llevar este mensaje a gente muy diversa como profesionales, empresarios, funcionarios, campesinos, estudiantes, amas de casa, niños, presidiarios y personas con habilidades restringidas.

El Sistema Isha está compuesto por grupos de técnicas que denomino “portales”. En mi primer libro, ¿Por qué caminar si puedes volar?, presenté las enseñanzas iniciales del sistema, el primer portal, que se llama Portal Diamante, y contiene cuatro técnicas o “facetas” que se practican mentalmente. Las facetas son frases que conllevan verdades eternas. El Portal Diamante sigue siendo parte integral del Sistema Isha, pero éste ha evolucionado hasta abarcar otra herramienta increíblemente potente: el Portal de la Responsabilidad. En estas páginas presentaré las facetas de este otro portal, que es especialmente efectivo para ayudar a que la gente incorpore el profundo nivel de responsabilidad al que aludió la directora de mi escuela.

Aquellos de ustedes que hayan leído ¿Por qué caminar si puedes volar? pueden sorprenderse al encontrar una serie distinta de facetas en este libro. El Portal de la Responsabilidad no es superior al Portal Diamante. Cada portal es independiente y constituye una poderosa expresión de unión. Ningún portal requiere de otro para funcionar. No obstante, los resultados más impactantes se presentan cuando la gente usa ambos portales en forma simultánea. Recomiendo que cualquier persona que quiera practicar de forma comprometida este sistema use ambos portales. Especialmente sugiero que al principio aprendas el Portal Diamante y luego el de la Responsabilidad. Así experimentarás un crecimiento gradual y profundo como resultado.

El origen del Portal de la Responsabilidad

En mi trabajo he notado que aquellos que han pasado muchos años trabajando en su crecimiento personal, tienden a confundir la retroalimentación para el crecimiento con la crítica y la desaprobación. Cuando yo u otro maestro señalamos áreas en las que no se está asumiendo una responsabilidad completa, se desechan esas palabras, las que más se necesitan, por ser interpretadas como si fueran las quejas de un padre molesto o de un jefe extremadamente crítico. Incluso algunas de las personas más inspiradoras y centradas con las que he trabajado, suelen responder a la retroalimentación con el equivalente a un berrinche infantil; a pesar de su deseo ostensible de alcanzar la iluminación, defienden con vehemencia aspectos de su personalidad que se basan en la irresponsabilidad. He identificado estas conductas reactivas, infantiles, con la incapacidad de ser plenamente consciente de ellas cuando entran en acción, y me he concentrado cada vez más en procurar que quienes me rodean superen esta tendencia, pues considero que éste es uno de los pasos más importantes que una persona debe dar para abrazar la responsabilidad absoluta.

Y así llegó a la existencia el Portal de la Responsabilidad. Sus cinco facetas nos enseñan a atestiguar la mente y asumir la responsabilidad de lo que somos en cada momento.

Estas facetas surgieron de mi interior de forma orgánica y espontánea. Jamás comienzo con un plan. “La necesidad es la madre de la invención”, entonces, cuando percibo en mi universo una necesidad de mayor conciencia en cierta área, las herramientas para lograrlo simplemente llegan a mí.

A medida que fui compartiendo estas nuevas facetas con los maestros a los que he entrenado fue obvio que, en el fondo, incluso ellos se mostraban reticentes a aceptar la responsabilidad absoluta. Esto me confirmó que la irresponsabilidad era predominante tanto en mi entorno inmediato como en el mundo en general. Comencé a notarlo cada vez más, en todo momento y en cualquier situación.

En realidad, es muy raro encontrarse con un adulto que asuma la responsabilidad completa. He conocido a multitud de personas exitosas e influyentes –personas que dirigen grandes corporaciones, que provocan el cambio positivo en sus sociedades y que parecen ser ciudadanos ejemplares–, pero aún no se han percatado de que la responsabilidad completa significa tener conciencia absoluta de lo que estamos siendo en cada momento. Es lo que estamos siendo y no lo que estamos haciendo o lo que otros nos hagan, lo que define quienes somos.

Claramente, este nuevo portal es importantísimo para todos los que buscan una conciencia superior. Por esta razón he decidido escribir este libro, centrado en las facetas del Portal de la

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