Anna Ajmátova y Marina Tsvetáieva tuvieron vidas paralelas, al menos en lo que al sufrimiento se refiere: las dos fueron víctimas del estalinismo, supervivientes en aquella noche oscura en la que solo la escritura les daba fuerzas para seguir viviendo. No se conocieron de cerca, pero se admiraron siempre con un sentimiento profundo de reconocimiento la una por la otra. Tenían algunas cosas en común: su origen en familias acomodadas, sus viajes por el extranjero, Rusia como destino último de su razón de ser. Pero sobre todo las unió la poesía y el odio que Stalin sintió hacia ellas, un rechazo paranoide que le llevó a perseguirlas sin piedad. En las siguientes líneas, Julia Navarro recuerda a estas grandes poetas con dos fabulosos perfiles que forman parte de su coral libro «Una historia compartida. Con ellos, sin ellos, por ellos, frente a ellos» (Plaza & Janés), un viaje a través de sus inquietudes y lecturas, un encuentro con historias protagonizadas por mujeres, ya sean reales o criaturas literarias, sin olvidar el papel de los hombres que estuvieron cerca de ellas... para bien o para mal.