Infierno

Andrés Hatum

Fragmento

AGRADECIMIENTOS

Este es un libro bestial. Porque habla de líderes bestiales, animales, espantosos. Líderes que nadie quisiera tener pero que muchos, naciones, pueblos y organizaciones buscan. Cuando escribí El antilíder, me focalicé en los malos líderes que podíamos encontrar en las empresas. En esta obra amplié el foco a la sociedad y el impacto de los malos líderes en nuestras vidas. Elegí líderes tan malos que terminan matando gente, finiquitando organizaciones y arrasando todo lo que ven a su alrededor si se interpone en sus caminos.

Como nadie quería ser protagonista, ya que a nadie le gusta que le digan que es una porquería, elegí personajes, situaciones y casos que, en general, son familiares para el lector y, sobre todo, van a ser claros y convincentes para ejemplificar el liderazgo infernal.

Reconozco que escribiendo este libro que tiene una mezcla de novela negra, policial, narraciones terroríficas y clases de management, me divertí y me apasioné mucho. Requirí paciencia para encontrar las historias adecuadas y poder desarrollar el análisis que encajara con el modelo conceptual planteado. Un trabajo arduo, pero justamente ese es el mejor trabajo.

Agradezco antes que nada a la Universidad Torcuato Di Tella, por la confianza, tiempo, libertad y generosidad.

A Soledad Di Luca, Florencia Cambariere y Juan Boido de Penguin Random House, por confiar ciegamente en mis proyectos.

A Andrew Pettigrew, que siempre está en mis agradecimientos ya que es el faro que me ha guiado en mi desarrollo académico.

A mis amigos del alma Santiago García Belmonte, Lucía Christello, Ezequiel Garbers y a la luchadora de Guillermina Galián. A ellos les debo mil momentos de alegría. Gracias amigos.

A Guillermo Cáceres, por su amistad sincera; a mis colegas Eugenio Marchiori, por haber transitado el cambio de institución codo a codo; a Nicolás José Isola, por su generosidad intelectual y amistad.

A mis alumnos y exalumnos, que son fuente de alegría e inspiración permanente

A mis padres, Imad y Hayat, que siempre me empujaron a hacer, a nunca desestimar nada y siempre mirar el futuro.

A Nicolás, Sofía, Victoria y Gabriela. Mi familia. La más grande. Siempre.

PRÓLOGO

Andrés Hatum es un distinto. Y si este libro llegó a tus manos no voy a sorprenderte con esa definición. Sus libros, sus clases, sus columnas, sus participaciones en radio y TV tienen una virtud que pocos logran: trascienden. Y no es solo la forma sino el fondo.

La fórmula Hatum tiene varios ingredientes que lo hacen único. Una vida dedicada al estudio y la docencia combinada con consultoría a cientos de empresas y una dosis de “calle”, de conversaciones y de capacidad de escucha que generan equilibrio entre la teoría y la práctica. Es ahí donde logra escapar de lo técnico para desembarcar en lo cotidiano y genera en sus lectores una sonrisa, un “te acordás de tal o cual” o lamentablemente resucita algún momento difícil de la vida corporativa con acepciones que más allá de la teoría del liderazgo se convierten en prácticas de (no) liderazgo. ¿Acaso quién no conoció a un líder que engaña? ¿Quién no vivió alguna vez en una organización asustada? ¿Cuán frecuente es plantearse que en una empresa puede haber líderes ‘manteca’, o incompetentes o aquellos que matan organizaciones? ¿Qué hacemos si nos topamos con un líder ‘shrek’ o con una ‘serpiente con traje’?

Claro está que hacer simple lo complejo es una habilidad de quien realizó su doctorado en Management en Warwick Business School, Inglaterra. Cursó sus estudios de grado en la Universidad Católica Argentina, donde se recibió de licenciado en Ciencias Políticas con especialidad en Relaciones Internacionales y completó su formación con el máster en Dirección de Empresas (EMBA) del IAE Business School de la Universidad Austral, Argentina.

La teoría del liderazgo tiene enfoques desde varias perspectivas psicológicas y sociológicas. Incluso algunos académicos intentaron ampliar el concepto dentro de la teoría de las organizaciones. Este punto de vista responde a la tendencia de ampliar el foco que ha ido evolucionando desde la persona del líder hasta su comportamiento (habilidades y valores), la situación en la cual el liderazgo es ejercido, la relación entre el líder y su seguidor, y luego, hacia una multiplicidad de dimensiones del liderazgo de equipos. Pero hasta ahora nadie la había enfocado desde “el infierno” como propone irónicamente el autor que continúa su saga iniciada con El antilíder, en la que ya utilizaba los disvalores como señales de alarma organizacionales. Ahora da un paso más desde una interpelación aún más profunda y en la medida que el autor avanza en su bibliografía se deja descubrir más. Leerlo es escucharlo.

Consolee Nishimwe, sobreviviente del genocidio de Ruanda en 1994, desencadena un crudo relato que el autor cruza con el rol de los líderes y su parsimonia ante los más crueles genocidios. Recorre también la experiencia de Jim Jones, un líder al que define como psicópata y un inexplicable suicidio colectivo. Cruza las fronteras al 2 de diciembre de 2001, al momento en que Enron —la empresa de distribución energética más grande del mundo— se declara en quiebra, cuando el mundo y los analistas más prestigiosos la definían como una de las compañías del futuro. Avanza sobre el Che Guevara, las ‘bestias incompetentes’ como John Sculley en Apple, los líderes que engañan y matan y describe el ADN de las bestias hipercompetitivas. Todo con un hilo conductor: descubrir a los impostores. Anticipar comportamientos. Proteger de la combinación de frialdad y violencia antes de que esta ocurra.

A lo largo de las páginas de este relato apasionante, de ritmo rápido y datos certeros, se enfoca también en lo que reflejan los espejos. Así llega a la conclusión de que un líder efectivo es el que beneficia a todos o al menos lo intenta, quien genera compromiso, quien dice la verdad y a través de la transparencia escucha alternativas. En el infierno, en cambio, la ambición personal es extrema, la relación es transaccional y de desconfianza mutua. Lidera desde arriba, desde el ego y con una política de apriete y amenaza.

El miedo paraliza y como revela el autor la palabra infierno nos genera escalofríos, pero no por ello hay que desconocerla. Todo lo contrario.

A Ha

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