¡Peligro! Matemática explícita

Adrián Paenza

Fragmento

Corporativa

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Penguin Random House

Dedicatorias

Yo sé que ya lo escribí antes, más precisamente ¡diecisiete veces! Como este es el libro número dieciocho, tendré que repetirme y lo hago con el mismo entusiasmo y gratitud que en el primero. Una vez más, este libro tiene estos destinatarios.

A mis padres, Fruma y Ernesto. A ellos les debo TODO.

A mi hermana Laura y a mi cuñado Daniel.

A todos mis sobrinos (y cada vez son más): Lorena, Alejandro, Máximo, Andrea, Ignacio, Paula, Santiago, Matías, Lucio, Lucas, Brenda, Miguelito, Viviana, Sabina, Diego, Sebastián, Ulises, Luz, Max, Jason, Amanda, Whitney, Mila, Bryce, Valentín, Mía, Landon, Ellie, Anderson, María José, Gabriel, Luca, Dante, Nicola y Riley.

A Carlos Griguol, León Najnudel, Héctor Maguregui y también al recientemente fallecido Luis María Bonini.

A mis amigas Teresa Reines, Ana María D’Alessio, Nilda Rozenfeld, Nora Bernárdez, Beatriz de Nava, Beatriz Suárez, Alicia Dickenstein, Carmen Sessa, Etel Novacovsky, Verónica Fiorito, Karina Marchesini, Érica Kreiter, Laura Bracalenti, Eugenia, Mercedes e Inés Bielsa, Betty Cooper, Kim Crotts, Julie Crotts, Marisa Giménez, Norma Galletti, Marianela Oroño, Carina Maguregui, Marcela Smetanka, María Marta García Scarano, Nora Bär, Marisa Pombo, Cristina Serra Selva, Blanca Avellaneda, Montse Besa, Marta Valdano, Malena Guinzburg y Mariana Salt.

A mis tres primas: Leonor Gherschi, Mirta y Silvia Wainer.

A mis amigos Miguel Davidson, Leonardo Peskin, Miguel Ángel Fernández, Cristian Czúbara, Alberto Kornblihtt, Lawrence Kreiter, Lenny Gunsteen, Claudio Martínez, Kevin Bryson, Gerry Garbulsky, Gary Crotts, Dennis Fugh, Alejandro Fabbri, Claudio Pustelnik, Carlos D’Andrea, Víctor Marchesini, Fernando Pacini, Andrés Nocioni, Emanuel Ginóbili, Pep Guardiola, Jorge Valdano, Luis Scola, Pablo Prigioni, Julio Bruetman, Ariel Hassan, Woody González, Keith Morris, Marcos Salt, Tristán Bauer, Santiago Segurola, Ramón Besa, Fabricio Oberto, David Boodey, Matías Martin, Santi Siri y Don Coleman.

A dos personitas que no lograron vivir sus vidas, ambas interrumpidas brutalmente, que me dejaron un vacío imposible de llenar: Guido y Soledad.

A la memoria de todas mis tías: Delia, Elena, Miriam, Jane, Ñata y Elenita. A mi entrañable tío Saúl; a Manny Kreiter, Nusie Kreiter, Lola Bryson, Vivian Crotts, y mis primos Ricardo y Josi. Y a mi querido Jorge Guinzburg.

Quizás esta lista de personas y nombres sean poco significativas para usted, o directamente no tengan ningún ‘peso’ en su vida; sepa que sí lo tienen y tuvieron en la mía. Pero aun repitiéndome una y otra vez, para el final, la especial dedicatoria para mis cuatro guías éticos: Marcelo Bielsa, Alberto Kornblihtt, Víctor Hugo Morales y Horacio Verbitsky.

Agradecimientos

En el momento en que aparece un nuevo libro, pareciera producirse una pausa en mi vida. A este ritmo, junto a la gente de editorial Penguin Random House, nos hemos embarcado en un camino que me permite publicar un libro por año. Y es como si —justamente— una vez por año yo me detuviera para compartir parte de lo que aprendí, escuché, disfruté, pensé, viví… lo que me pareció interesante o lo que me atrapó.

Está claro que este camino no lo hago en soledad. Desde múltiples lugares del mundo, recorriendo diferentes universidades en conferencias formales, sí, pero también en cafeterías, bibliotecas, bares…, leyendo publicaciones de otros colegas, correos electrónicos de exalumnos o excompañeros, nuevos libros o papers, o en competencias de matemática que se desarrollan en distintos escenarios, facultades, colegios, foros, en esta suerte de vida privilegiada que termina sacudiéndome constantemente, produciendo un volumen de información a una velocidad que no puedo decodificar… siento que me quedo atrás y cada vez estoy más lejos. Se genera tanto material nuevo cada segundo, literalmente, que debería ser capaz de escribir un libro por día, para mantener el ritmo de lo que sucede a mi alrededor.

Pero he transado en escribir una suerte de ‘sumario anual’… y aquí estoy, esta vez en el año 2019. El libro que sigue es el reporte anual o, si me permite el oxímoron, acá estoy otra vez completando mi ‘diario anual’.

¿Cómo no agradecer entonces? ¿Cómo no expresar gratitud hacia aquellos que me impactaron a lo largo de este año y me motivaron a pensar? Una vez más, usted encontrará una lista con los nombres y —en la mayoría de los casos— las razones que me llevan a decirles gracias.

Empiezo por los betatesters, las personas que leen cada historia, cada texto, cada afirmación, y evalúan si están de acuerdo, o si contiene errores (y no me refiero a errores de ortografía o de sintaxis, sino errores en la matemática). Son ellos los verdaderos responsables de que cada libro no sea un compendio de inexactitudes, y de allí mi gratitud eterna.

En primer lugar, a Carlos D’Andrea, que es el único que leyó todos los libros, de extremo a extremo. El camino empezó en el año 2005 y todavía sigue firme. Pero también a Juan Sabia, Carlo

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