Alan Pauls anticipa su nueva novela

En La mitad fantasma, una de nuestras novedades literarias de abril, el reconocido escritor explora la vida de un caballero maduro, solitario, algo anacrónico que tiene por hobbies buscar departamentos para alquilar y comprar chucherías por internet. 

¿Cómo nos presentarías a Savoy, el personaje de tu nueva novela?

 

Cincuentón, porteño, sedentario. Dos vicios: buscar departamentos en alquiler para sus amigos y comprar chucherías en plataformas de comercio electrónicas. Los dos le salen mal. El primero porque lo que le interesa no son los departamentos ni sus amigos sino la aventura extraña de meterse en casas ajenas y ver durante 20 minutos cómo viven las personas; el segundo porque no necesita lo que compra sino la molestia de conocer fugazmente a las personas capaces de vender tornillos oxidados o hamsters embalsamados. En esos fracasos está cuando conoce a Carla, una mujer de treinta y pico que vive suelta en el mundo, cuidando casas, mascotas y plantas delicadas. Flechazo total: nace un mundo, otro mundo (el de Savoy) se derrumba. La única ventaja de Savoy es que tiene mucha imaginación. 

La mitad fantasma explora la idea de que en alguna parte hay algo o alguien a la medida de nuestros deseos. ¿Cuánto hay en este planteo de tus estudios sobre el psicoanálisis?

El psicoanálisis enseña que la teoría de las dos mitades es falsa, ilusoria, supersticiosa, etc. La proporción del amor (feliz o desdichado) nunca es 50 y 50 sino 54 y 86, 190 y 23 o 45 y 903. Pero aun así… De ese aun así obstinado, ciego, me ocupo en la novela. 

¿Podrías contar, a partir de tu estadía en Berlín, cómo fue el proceso de escritura y cierre de esta novela?

Vine a Berlín con 50 páginas escritas. Gocé de un año de limbo (fui becario) y escribí 400 en un departamento con ventanas dobles, en un silencio como de calabozo psiquiátrico. Viví en un barrio muy berlinés, casi sin extranjeros. Las pocas veces que salía a la calle no entendía nada de lo que oía. Supongo que algo de esa nube autista debe haberse colado en las elucubraciones de Savoy. Ah: el último capítulo de la novela sucede en Berlín, en uno de los fantásticos lagos de la ciudad, donde el héroe despilfarra todo lo que aprendió sobre el agua nadando en una pileta de Chacarita.  

Biblioteca Alan Pauls

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