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PRÓLOGO
Es un placer para mí presentar este nuevo libro de mi querida amiga, colega y gran astróloga Jimena La Torre. La astrología, ciencia tan antigua que se remonta a los orígenes de la humanidad, nos da las claves y el conocimiento para comprender la misión del ser humano en esta dimensión que habitamos.
Jimena nos brinda en estas páginas un texto sólido y claro, un excelente manual para dar los primeros pasos en el entendimiento de los signos, los planetas, las casas y el vértex, “la puerta del destino” y sus diferentes influencias.
Aprender astrología es serio, fascinante y complejo, pero te recompensará increíblemente a lo largo de la vida.
La astrología está allí para los ojos que la puedan ver, los oídos que la sepan escuchar y las manos que estén dispuestas a recibirla. Nada escapa al todo, y todos somos puentes de la divina inteligencia de la creación.
WALDO CASAL
INTRODUCCIÓN
Mis queridos lectores: es un placer para mí acercarles este conocimiento que, si bien es ancestral, se sigue utilizando en la vida moderna. Espero que les guste mi forma de explicarlo y que les resulte útil.
Uno de los principales objetivos de este libro es que puedan interpretar una carta natal, es decir, el mapa del cielo en el momento de su nacimiento. Para armarla, utilizo como base la astrología tropical, que se aplica en Occidente y que toma el tránsito del Sol visto desde la Tierra. El recorrido inicia en el punto vernal, equinoccio de marzo. Luego atraviesa el Trópico de Cáncer —solsticio de junio—, el equinoccio de septiembre (punto opuesto al vernal), el Trópico de Capricornio —solsticio de diciembre— para retornar al punto vernal. Esa vuelta se llama “año astrológico” y se calcula como una circunferencia de 360 grados que, cuando se la divide por los doce signos, da 30 grados por cada uno.
Aries es el primero y, de forma antihoraria, se toman los nombres de las constelaciones de la franja zodiacal: Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Se alternan los elementos: fuego, tierra, aire y agua, y se definen tres grupos de signos, con tres signos en cada uno. Cada elemento tiene una modalidad, una cualidad, que tiñe la personalidad del signo con una energía en particular, que puede ser “cardinal” (de comienzo), “fija” (de mantener un estado o una estructura) y “mutable” (que se adapta a cualquier situación).
Los equinoccios y solsticios, como los puntos cardinales, tienen sus signos cardinales: Aries (punto vernal), Cáncer (junio), Libra (septiembre) y Capricornio (diciembre). Continuando la correlatividad de la rueda, el próximo del mismo elemento será de modalidad fija: respectivamente Leo, Escorpio, Acuario y Tauro. El restante de cada grupo será el mutable. La siguiente ilustración aclara este concepto:

Para analizar la astrología nos ubicaremos como si fuéramos el Polo Norte. Por lo tanto, a diferencia de lo que vemos en un planisferio, encontraremos el Trópico de Cáncer al Norte y el de Capricornio, al Sur. La salida del Sol se ubicará al Oeste y la puesta, al Este. Por esto, en un dibujo de carta natal el ascendente aparece a la izquierda (el Oeste) de la rueda, que va en sentido antihorario, mientras que el Sol completará su giro en un día en dirección horaria. Les comparto otro gráfico para explicarlo de manera más sencilla:

También es importante que sepan distinguir los decanatos. Se dividen los 30 grados que ocupa cada signo en tres partes de 10 grados cada una. Aquí surge una dificultad: la rueda tiene 360 grados y el año, 365 días y 6 horas. Por lo tanto, no existe una correspondencia directa entre un día y un grado. Hay un desvío muy pequeño (cada día es 1,014 grados) que hace que los signos no empiecen igual que el día. Por eso, si nacieron en un día en que un s