Anna Karénina

Lev Tolstói

Fragmento

cap

INTRODUCCIÓN

DOS CLASES DE COMPRENSIÓN HUMANA

Y LA VOZ NARRATIVA EN ANNA KARÉNINA

Llaman la atención varios aspectos de Anna Karénina que pueden parecer inconsistentes o incluso contradictorios. Por un lado, existen muchos indicios de lo que podríamos calificar de actos de la razón y la voluntad. Tolstói usa un gran número de expresiones que señalan relaciones lógicas. Las conjunciones causales y las enumeraciones son muy comunes, y abundan las referencias a que los personajes «comprenden» algo. Con frecuencia, estos cumplen su voluntad; planean, calculan. Hacia el final, Anna observa sus experiencias a través de una «luz radiante», una de las imágenes tradicionales de la comprensión; mediante una serie de metáforas entrelazadas, su vida se compara a una vela.

Por otro lado, sin embargo, muchos pasajes apuntan lo opuesto: personajes que confían, con buenos resultados, en su intuición e instinto, seres humanos incapaces de llevar a término su voluntad; actos involuntarios o incluso en contra de lo que ellos habían planeado. De hecho, los actos más verdaderos y significantes se realizan a veces irracionalmente. Los puntos de inflexión giran en torno a lo repentino, lo inmediato, lo inesperado, y no a lo racional o a la voluntad.

La tesis de la presente introducción propone que la presencia de estos dos grupos de elementos en Anna Karénina está conectada con el interés central de Tolstói en la novela: su preocupación por la relación entre la razón y la sinrazón. La interacción de estas dos ideas y su postura respecto a ellas constituyen las claves para la comprensión del punto de vista del autor sobre la condición humana en general, y sobre el dilema de Anna y Vronski en particular. Si estudiáramos cómo Tolstói presenta las antítesis claridad frente a no claridad, o caminos verbales y lógicos frente a caminos intuitivos y no intelectuales como modo de alcanzar la comprensión, daríamos con las distinciones en que se fundamenta esta novela.

Algunos de los aspectos que centrarán nuestra atención no son exclusivos de Anna Karénina, la mayoría son propios de la perspectiva y el estilo narrativo de su autor. Otros, sin embargo, o bien se encuentran más pronunciados en Anna Karénina que en otras obras, o bien aparecen solo en esta. No los examinaremos todos con el mismo grado de minuciosidad, pues algunos nos interesará únicamente mencionarlos, no analizarlos. Esta introducción propone, sobre todo, buscar una conexión entre ellos y, en definitiva, analizar una de las relaciones (sceplenie) de las cuales hablaba el mismo Tolstói y en la que quería que los críticos dirigieran su atención:

En todo lo que he escrito, o casi todo, me he guiado, para poder expresarme, por la necesidad de enlazar pensamientos interrelacionados; pero cada uno de ellos expresado por separado con palabras pierde su significado, y queda terriblemente degradado al ser excluido de la interrelación a la que pertenece. Esta interrelación no se produce a través del pensamiento (creo), sino de algo más, y expresar con palabras y de forma inmediata en qué se basa esta interrelación no es posible de ninguna manera, solo se puede hacer de forma indirecta, describirla con palabras, imágenes, acciones, situaciones.

[…]

Necesitamos gente que demuestre que perseguir ideas no relacionadas en una obra de arte es un sinsentido, alguien que vaya guiando a los lectores en ese laberinto infinito de interrelaciones que conforman la esencia del arte, y en las leyes en que se basa esta interrelación.

Por lo tanto, no analizaremos los grandes temas que en general han preocupado a los críticos y académicos que han escrito sobre Tolstói: la forma en que va entretejiendo las dos tramas principales de la novela, la de Anna y Vronski y la de Lievin y Kiti; el problema de su postura respecto a la destrucción de Anna y la relevancia del epígrafe «Mía es la venganza, y yo recompensaré»; la división entre los distintos estratos sociales, elaborados y definidos con gran minuciosidad, los ámbitos campo y ciudad, la vida de los distintos estamentos en las dos capitales; el curso trágico de la evolución de Anna y de su amor con Vronski. En su lugar, desarrollaremos nuestro tema considerando siete aspectos de Anna Karénina que pueden estar relacionados con una cualidad fundamental, y hasta ahora no lo bastante reconocida, del método artístico de Tolstói.

1. La lengua en esta novela es rica en estructuras sintácticas que sugieren que la experiencia humana puede organizarse de forma clara y precisa, ordenarse y arreglarse con celo, como un jardín clásico francés. Hay un gran número de conjunciones causales. «Potomu to» es especialmente común. Podemos encontrar varias enumeraciones, listas de uno, dos, tres elementos, divisiones en subcategorías. Los lectores de Tolstói a menudo quedan impresionados por lo que se suele denominar la claridad de su estilo. Se ha comentado su procedimiento narrativo directo y sencillo, que podríamos llamar transparente. El de Anna Karénina no es en realidad un mundo de orden y causalidad, pero ahora debemos fijar la atención en la marcada apariencia de estructura e inteligibilidad que se desprende de la novela, al menos de forma superficial, y considerar un conjunto de causas que producen esta impresión: la profusión de conjunciones, sucesiones y conectores («nesmotrja na to», «xotja», «tak kak», «ne potomu-no potomu», «poètomu»).

2. Relacionada con el primer punto, encontramos la palabra «comprender» («ponjat’»), que no solo aparece con frecuencia sino también de forma enfática: «Vronski, comprendiendo [...] que Anna se encontraba en buena disposición de ánimo», o «Vronski comprendió que Goleníschev había elegido una actividad liberal e intelectual y que, por consiguiente [poètomu] [...]». (En las dos o tres páginas siguientes, «comprendió» aparece varias veces más.) Esta proliferación del término «comprender» puede que quiera ir más allá, dar la sensación de un mundo claro e inteligible, que la vida es una experiencia que se puede dominar, diseccionar, analizar y organizar. Sin embargo, debemos ser cautelosos, pues también encontramos otros elementos que señalan hacia una dirección diametralmente opuesta al argumento que hemos expuesto hasta ahora. «Ponjat’» a menudo aparece en su forma negativa, «ne ponjal», lo que apunta a lo contrario de lo que hemos descrito. Casi siempre que en la novela se dice que él o ella «no había comprendido», «no podía comprender», se genera una impresión de ignorancia humana, del mundo que queda más allá del simple entendimiento del hombre.

3. Tolstói conecta el asunto de la vida comprensible o no comprensible con la imagen de la «luz radiante». Anna monta en un carruaje ligero, el último día de su vida, en su carrera de locura y agonía. Encuentra culpables a todos los que ve. Podríamos afirmar que proyecta su estado de ánimo en lo que la rodea. Mientras observa a extraños, piensa: «El conde Vronski y yo no hemos hallado el placer [udovol’stvie]; aunque esperábamos mucho de él», y luego «por primera vez Anna dirigió aquella luz radiante, bajo la

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