Introducción
Ésta es una biografía sencilla. Anthony R. Birbley, un destacado investigador de la época, publicó en 1997 las cuatrocientas y tantas páginas de su magistral Adriano. La biografía de un emperador que cambió el curso de la historia. Una característica impresionante de su agudo y penetrante libro es que consigue sugerir dónde y quién podría haber acompañado a Adriano en cada etapa de su carrera. En el catálogo de Thorsten Opper, para la exposición de Adriano que se montó en el Museo Británico en 2008, se ofrece una deslumbrante variedad de ilustraciones, así como un ensayo sobre nuestro personaje, de una adecuada extensión. Uno de los diversos y valiosos aspectos de esta última publicación es que arroja luces sobre la situación actual de la arqueología. Cualquier libro moderno acerca de Adriano inevitablemente estará en gran deuda con Birley y Opper, y yo estoy encantado de reconocer cuánto les debo. Un integrante adicional de la lista es Anthony Everett quien, en 2009 publicó Hadrian and the Triumph of Rome, de nuevo un libro de cerca de cuatrocientas páginas que, de manera provechosa, proporciona el contexto de la carrera del emperador. Se trata de una biografía algo anticuada y elegantemente escrita, sin que esto la demerite.
Sin embargo, la figura de Adriano es particularmente adecuada para la serie Ancients in Action[1]. Como la “biografía barata” del poema “Quién es quién” de W. H. Auden, ésta le dará todos los hechos, incluyendo cómo “por amor lloraba en sus copas como tú y yo”. Mucho de lo que creemos saber de Adriano, de hecho, es incierto. Es verdad que poseemos una cantidad considerable de inscripciones relacionadas con su época y algunos documentos esclarecedores en papiros egipcios. Por desgracia, sólo contamos con dos fuentes literarias de la vida de Adriano, y ambas datan de mucho tiempo después. La primera es el Libro 69 de la Historia romana de Dion Casio, una visión general que abarca de Rómulo hasta las primeras décadas del tercer siglo de nuestra era, momento en que el autor lo escribe. Como senador de Bitinia (al noroeste de Turquía), y posiblemente como reflejo de un prejuicio contra Adriano, Dion Casio fue, de acuerdo con Dominic Rathbone, “un compilador diligente y agudo, cuyo recuento del periodo imperial fue marcado y matizado por sus experiencias personales del gobierno a cargo de emperadores de diferente calidad, que van de Cómodo a Alejandro Severo (176-235)”[2]. Por lo mismo es muy lamentable que del Libro 69, como de la mayoría de su Historia romana, sólo sobrevivan pasajes y epítomes, estos últimos realizados principalmente por Xifilino, un monje bizantino del siglo xix. Por lo anterior, hay vastas omisiones y transiciones abruptas en el texto que sobrevivió.
La segunda fuente literaria tiene aún más fallas. Se trata de la biografía de Adriano supuestamente escrita por Aelio Espartano en la Historia augusta, compendio de las vidas de todos los emperadores, desde Adriano hasta Carino (117-284). Estas biografías fueron escritas a finales del siglo iv, aunque por alguna razón el autor asegura que seis autores distintos las redactaron entre los años de 284 y 337. Aunque las biografías secundarias sean, en palabras de Rathbone, “invenciones fantásticas escarchadas con documentos ficticios”, las primarias, incluida la de Adriano, transmiten, en definitiva, mayor convicción y probablemente se basaron en las vidas de los emperadores escritas por Mario Máximo, un contemporáneo de Dion. Aun así, un signo de interrogación se cierne sobre todo lo que se dice.
En vista de los problemas que surgen por la naturaleza de las fuentes, no sorprende que Birley admita con franqueza que en su recuento “tuvo que haber (con demasiada frecuencia, quizá) expresiones como ‘probablemente’, ‘de forma plausible’, ‘se puede conjeturar’”[3]. El formato más breve de mi libro me impide entrar en muchas de esas áreas inciertas, a pesar de que no sea posible ni deseable evitarlas por completo. He buscado —y sin duda fallado— renunciar a la reconstrucción imaginativa, como la que encontramos en la afamada novela Memorias de Adriano, de Marguerite Yourcenar (1951), y he intentado emular la aproximación que Thomas Hobbes (con bastante optimismo) identifica en Tucídides, en la que él no “entra al corazón de los hombres más allá de lo que las acciones mismas evidentemente le indican”. Por supuesto que en el caso de Adriano, como hemos visto, muchas, si no la mayoría de “las acciones” son sin duda lábiles. En todo caso, confío en haber dicho lo suficiente para permitir que los lectores formen su opinión en cuanto a la validez del juicio que hace Edward Gibbon en su Historia de la decadencia y caída del Imperio romano (1776), por lo menos en lo que respecta a Adriano:
Si alguien fuera llamado a señalar un periodo en la historia del mundo en el cual la condición de la humanidad fue más feliz y próspera, sin duda señalaría aquella que transcurrió de la muerte de Domiciano al ascenso de Cómodo. La vasta extensión del Imperio romano fue gobernada con poder absoluto, bajo la guía de la virtud y la sabiduría. Los ejércitos fueron refrenados por la mano discreta pero firme de cuatro emperadores consecutivos, cuyo carácter y autoridad imponían, involuntariamente, respeto. Las formas de la administración civil fueron celosamente preservadas por Nerva, Trajano, Adriano y los Antoninos, quienes se contentaron con la imagen de la libertad y se complacieron al considerarse a sí mismos como los sensatos ministros de las leyes.
Al mismo tiempo, también espero que en el transcurso de estas páginas surja la huella de un hombre extraordinario cuyo carácter tiene muchas facetas, en ocasiones contradictorias.
Quisiera expresar mi sincero agradecimiento a Stephen Anderson, Keith Maclennan (sobre todo por sus conocimientos sobre la Muralla de Adriano), Christopher Mallan, Peter Thonemann, Mathieu de Bakker y los admirables lectores de Bloomsbury Academic por sus invaluables comentarios de mis borradores. También debo agradecimientos a Deborah Blake y Charlotte Loveridge de Duckworth y Bloomsbury, respectivamente, por su continuo ánimo y apoyo; a Sarah Gray por pasar a máquina el manuscrito escrito a lápiz, y a Dominic West de Servicios de Preprensa Fakenham por su eficiencia siempre atenta. Estoy agradecido con Martin Hammond y con E. J. Kenney por permitirme imprimir sus traducciones de Tucídides y Apuleyo, respectivamente.
James Morwood
Wadham College, Oxford
Nota
Las abreviaturas de los nombres, textos, etcétera, se explican en la primera sección (Trabajos Clásicos) de la bibliografía.
[1] Ancients in Action es una serie publicada en inglés. (N. del E.)
[2] Rathbone (2008), 10-11.
[3] Birley (1997), xiv.
Cronología
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76 |
24 enero: nace Publio Elio Adriano en Roma. |
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85/86 |
Muere el padre de Adriano. Trajano y Publio Acilio Atiano se vuelven sus tutores. |
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94 |
Adriano inicia su carrera pública. |
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96 |
Domiciano es asesinado; Nerva se convierte en emperador. |
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96-97 |
Adriano es tribuno militar con la Legión II Adiutrix en Pannonia, luego en la Legión V Macedónica en la Baja Mesia. |
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97 |
El emperador Nerva adopta a Trajano. Adriano es tribuno militar con la Legión XXII Primigenia en la Alta Germania. |
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98 |
Trajano se vuelve emperador. |
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100 |
Adriano se casa con la sobrina nieta de Trajano, Vibia Sabina. |
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101-102 |
Primera guerra dacia. |
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102 |
Adriano se encuentra en Dacia con Trajano; es nombrado tribuno del pueblo. |
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105 |
Adriano es designado pretor. |
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105-106 |
Segunda guerra dacia. |
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105 |
Es nombrado comandante de la Legión I Minervia. |
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106-108 |
Adriano se convierte en gobernador de la Baja Panonia. |
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108 |
Adriano es nombrado cónsul por primera vez. |
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111-112 |
Adriano visita Atenas y sirve como arconte epónimo. |
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114-117 |
Guerra pártica, Adriano acompaña a Trajano. |
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Revuelta de la diáspora judía. |
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117 |
Adriano es nombrado gobernador de Siria. |
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7/8 agosto: Trajano muere en Selinunte, en Cilicia. |
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11 de agosto: Adriano es proclamado emperador. |
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118 |
9 de julio: Adriano entra a Roma como emperador. |
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121 |
21 de abril: ceremonia de fundación del templo de Venus y Roma. |
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121-125 |
Adriano comienza su primera travesía (Galia, Alta Germania, Recia, Nórico, Baja Germania, Britania, Hispania, Siria, Capadocia, Bitinia, Asia, Grecia, Sicilia). |
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¿122? |
Plotina, la viuda de Trajano, muere y es deificada. |
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128 |
Adriano asume el título de Pater Patriae (padre de la patria). |
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128-132 |
Adriano inicia una segunda travesía (África, Grecia, Asia, Siria, Arabia, Judea, Egipto, Siria, Tracia, Mesia y Grecia). |
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130 |
24 de octubre: Antínoo se ahoga en el Nilo. |
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30 de octubre: se funda Antinoópolis. |
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132-135/6 |
Revuelta judía. |
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134 |
Adriano en Roma. |
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136 |
Adriano adopta a Lucio Ceonio Cómodo. |
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¿137? |
Sabina muere y es deificada. |
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138 |
Lucio Ceonio Cómodo muere la noche anterior al 1 de enero. |
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25 de enero: Adriano adopta a Tito Aurelio Fulvio Boyonio Arrio Antonino (el futuro Antonino Pió); Antonio adopta a Marco Annio Vero (el futuro Marco Aurelio) y al menor Lucio Ceonio Cómodo (futuro Lucio Vero) |
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10 de julio: Adriano muere en Bayas. |
