Capitalismo

Jeannette Von Wolfersdorff

Fragmento

 Introducción

INTRODUCCIÓN

«Olvídate de la crisis del covid», afirmaba Rafael Yuste, neurobiólogo de la Universidad de Columbia, a Te New York Times en agosto de 2020. «Lo que viene con las nuevas tecnologías puede cambiar a la humanidad».1 Después del desarrollo de computadores personales, laptops y smartphones, viene el siguiente hito tecnológico para las sociedades: acercarnos a la lectura y escritura cerebral mediante una nueva conexión entre tecnología y seres humanos. Ya hay múltiples investigaciones en curso al respecto, algunas con avances importantes, aunque todavía preliminares. En julio de 2021, con el apoyo de Facebook Reality Lab, investigadores de la Universidad de California en San Francisco presentaron una interfaz cerebral que logró leer hasta cincuenta palabras del cerebro de una persona.2 Esta investigación, así como otras que buscan acercar el funcionamiento cerebral y la tecnología, son posibles gracias a los avances que se han logrado en la neurociencia, a nuevos sensores y hardware, y a la inteligencia artificial. En la medida en que la combinación de estos elementos interprete cada vez mejor el cerebro, no solo se podrá leer este órgano, sino también transmitirle pensamientos; de hecho, ya existen sensores y softwares que le permiten gestionar los movimientos de partes naturales o artificiales del cuerpo y nuevas investigaciones en curso que buscan devolverle señales para que pueda sentir calor o frío o el tacto de una mano, aunque esta sea solo una prótesis. Por supuesto, sigue habiendo muchas incógnitas sobre el impacto de mandar información al cerebro y sobre cómo usar estas tecnologías más allá del ámbito médico: «Te sientes algo artificial», comentó, por ejemplo, un paciente tras recibir estimulación cerebral mediante un implante que enviaba impulsos al cerebro.3 Otro estudio mostró que ya es posible controlar el comportamiento de una rata con tecnologías no invasivas, estimulando su cerebro con una especie de láser y sin necesidad de instalar implantes.4 Como afirmó el académico Rafael Yuste sobre dicho ensayo, «estamos mostrando que podemos tocar el piano con ciertos conjuntos de neuronas y así ajustar el comportamiento de los animales».5,6

Pese a las múltiples incógnitas que rodean el alcance real del futuro desarrollo tecnológico, la privacidad o la salud humana en relación con la tecnología, esta no espera. En paralelo a la implementación de la red 5G —también en Chile—, partió la carrera internacional para preparar la red 6G, con una tecnología aún más potente que se espera poder comercializar en unos diez o quince años y que, en teoría, permitiría avanzar hacia una nueva generación de inteligencia artificial con la cual sea posible crear fronteras difusas entre la realidad y lo virtual,avanzando en la conexión entre máquinas y humanos mediante interfaces cerebro-computador7 con el potencial de ampliar la inteligencia humana a niveles suprahumanos. En enero de 2021, el doctor Ivan Ndip, especialista en sistemas de antenas y frecuencias altas en el Instituto Fraunhofer IZM de Berlín, dijo: «Suponemos que el 6G permitirá nuevas aplicaciones que impacten en nuestras vidas, nuestra sociedad y nuestra economía de una manera que la humanidad nunca ha visto antes».8 La actual capacidad de computadores y redes ya permite avances inimaginables para el comercio electrónico, la economía colaborativa, el blockchain, la realidad aumentada, el machine learning, la impresión 3D y el internet de las cosas, con aparatos electrónicos y sensores conectados entre sí. Con el desarrollo tecnológico existente, se abre un sinfín de nuevas oportunidades de negocio para la próxima década, con progresos importantes hacia vehículos automatizados que se comuniquen entre sí o ciudades inteligentes en las que haya un monitoreo permanente de la calidad de aire y del tráfico.

Estamos en este momento: la cuarta revolución industrial, una fusión rápida y sistémica de los ámbitos físico, digital y biológico apoyada en la inteligencia artificial, la ingeniería genética, la computación cuántica y otras tecnologías. La escala, el alcance y la complejidad de su impacto será probablemente diferente a cualquier cosa que la humanidad haya experimentado antes. En conjunto, causará cambios sustantivos en la forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos unos con otros, como prevé Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial.9

Capitalismo e innovación son inseparables: en el fondo, el capitalismo financia este sinfín de ideas e innovaciones tecnológicas. Acompañado de conflictos sociales que han llevado a acuerdos importantes en temas de condiciones laborales y mínimos de seguridad social, se ha impuesto como sistema de organización económica en casi todo el planeta. Ningún modelo económico ha sido capaz de crear tanto bienestar para tantas personas y en tan poco tiempo como el capitalismo. Las razones de su éxito tienen que ver con el hecho de que se inspira en dos conceptos que han permitido la evolución misma del género humano, la cooperación y la competencia. Ambos son necesarios para impulsar procesos creativos y facilitar la innovación. Además, se dinamizan con un aliciente tan voluntario como fatalmente adictivo: el consumo. Asimismo, el capitalismo se relaciona con nuestra herencia evolutiva: un sistema ancestral de incentivos que premia el «querer» algo: cosas materiales, prestigio, poder.

De ello trataremos en el primer capítulo.

Un sistema complejo nunca es perfecto, pero en los últimos años el capitalismo ha ido recibiendo cada vez más cuestionamientos estructurales sobre su funcionamiento. También la pandemia del covid-19 ha contribuido a que el capitalismo revele aún más su cara real, como el abedul en el haikú del poeta japonés Kobayashi Issa (1763-1828), que va mostrando su corteza al ser azotado por la tormenta. En Chile fue el estallido social de octubre de 2019 lo que hizo debatir más a fondo aspectos no resueltos del capitalismo.

Dentro de los diversos problemas que muestra el capitalismo actual, destacan dos que van desencadenando el resto: (i) problemas estructurales para mantener la competencia en los mercados e (ii) insuficiente cooperación entre empresa y sociedad. En este contexto, ¿por qué es tan complejo reconciliar intereses? Una de las principales razones es la composición y el funcionamiento de nuestro cerebro en el contexto «poder y dinero», según muestran estudios desde la neurociencia y la biología evolutiva en los que profundizaremos en el capítulo 2.

Aun cuando hay diferentes diagnósticos económicos en cada país, las tendencias autodestructivas del capitalismo están ocurriendo en todos los mercados. De este modo, en el capítulo 3 veremos que los problemas conceptuales del capitalismo en Chile son finalmente los mismos que se observan en otros países.

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