Alto en espíritu

Dr. Nico Soto

Fragmento

Prólogo

Prólogo

Me ha dado miedo escribir este prólogo. Es más, he sentido un miedo gélido al redactar este libro.

Y también he sentido una vergüenza bochornosa al editar estas páginas.

Porque la duda es palpable y porque siento que esa vocecita interior de la duda reaparece cuando menos quiero sentirla.

No sé si la sentirás así también.

Lo que sí sé que volvió, conforme avanzaba en la escritura del Alto en Espíritu, fue la culpa.

¿Culpa por escribir un libro?

Más bien culpa al seguir escribiendo en vez de tener mi consulta médica y dedicarme a atender pacientes todos los días, como lo haría cualquier médico treintañero y «serio».

Como si el acto creativo de escribir, pero vivido como escritura terapéutica (algo que también se llama biblioterapia), despertara sensaciones que me gustaría sumergir en la urdimbre del pasado pisado.

Quizás eso sí lo has sentido.

Lo anterior me hace recordar a un gran hermano terrícola que me dijo que, para poder escribir el Alto en Espíritu, tendría que conectar con mi propio espíritu.

Pero parece que la presunta conexión espiritual a través de la escritura traía aparejado volver a sentir miedo, vergüenza, duda y culpa.

Culpable por «la medicina» que leerás en las siguientes páginas.

Dubitativo de lo que puedo aportar para la salud y literatura de este mundo, incluso luego de dos libros ya paridos por esta cuerpa.

Avergonzado de que mi escritura quizás no haya sido lo suficientemente literaria para ser considerada en el mundo de las letras, pero tampoco todo lo compleja y profesional que se espera para conseguir un espacio en el mundo de la divulgación científica.

Y miedoso. Temeroso por cómo «se me va» el tiempo escribiendo, cuando «debería» haber tenido listo este libro unos meses atrás.

Qué risa y qué paradójico que un libro llamado Alto en Espíritu pueda hacerme sentir estas cosas.

¿Tu espíritu también te ha hecho sentir cosas que no querías?

¿No se suponía que la espiritualidad de ahora era divertida y al alcance de todos por ser buena, bonita y barata?

Al menos es lo que rezan algunos anuncios comerciales en mis redes sociales. O lo que veo que pregonan perfiles de coaching espiritual y agencias de retiros holísticos que, en un fin de semana, prometen sanarte de cuanto trauma o bloqueo de chakra habido y por haber tienes.

Sin embargo, al menos al comienzo, la escritura del Alto en Espíritu me llevó a estas cuatro sensaciones que creía «resueltas», pero que reaparecieron en los más novedosos formatos descritos antes.

Y es así como quiero dar inicio a este nuevo libro sobre medicina y ciencia, pero que lleva la palabra «espíritu» entremedio.

Medicina, espíritu y ciencia... ¿haciendo un trío? ¿El Dr. Nico Soto? ¿Haciendo un tercer libro de la saga «Alto en... »?

¿Este Dr. Nico Soto bromeando con preguntas retóricas?

¿Una pregunta dentro de otra pregunta?

¿Un libro dentro de otro libro?

El origen.. ¿película, eres tú? ¿Interestelar?

Sí, sí, sí, sí, sí, sí, sí y sí. Y creo que ahí respondí todas las preguntas previas.

Y volviendo a lo anterior: ¿será todo esto algo espiritual también? ¿Entre la medicina y la ciencia? ¿Un proceso entre la medicina y la ciencia?

¡Con razón sentía los procesos de miedo, vergüenza, culpa y duda! Y estos no parecen tan simples de responder.

Pero demostraré a lo largo de estas páginas cómo vivenciar y descomplejizar este y otros procesos, pero narrándoselos.

Si recuerdas esas otras formas de hacer medicina llamadas medicina integrativa y medicina antroposófica (¡gracias, librito Alto en Salud por permitirme enseñarle esto a tantos lectores!), tú y yo podríamos «utilizar» estos procesos complejos a nuestro favor si es que los integramos «de otro modelo» al que tradicionalmente se nos ha enseñado, por ejemplo, sin caer en el dualismo.

Es decir, ninguno de estos cuatro procesos es negativo ni malo, tampoco bueno ni positivo. No se caracterizan por ser duales.

«¡Qué vintage pensar así!», exclamaría con humor tu sabio Yo interior, que es extranítido y con tremendo flow integral.

Son procesos que necesitan de tu dedicación para ser observados, analizados, digeridos, integrados y transformados. Un espacio dentro de esta vida que vivimos a través del tiempo (horas, días, meses, años).

Y para que quede aún mas clara la diferencia: si se nos ocurriera ser más tradicionales para vivir con miedo, vergüenza, culpa y duda, estos cuatro procesos podrían catalogarse como «no resueltos». Podrían observarse como patologías estancadas, fatales y ominosas, que haciéndose cada vez más difíciles de superar conforme el tiempo pasa, ponen trabas para lograr tu sanación rápida.

«¡No te atrevas a sentirte mal!», exclaman los paradigmas vintage y tradicionales. «Si osases volver a sentirte mal no sabes lo que te espera», te amenazan como tus peores cruellas, úrsulas y maléficas.

Pero el Alto en Salud ya nos invitaba a otra forma de hacer medicina, recordemos, con más integración, observación y autoconsciencia.

Y que conforme aceptamos «vivir de forma más integrativa» (o «vivir de forma más espiritual»), nos damos cuenta de que tampoco es siempre tan bueno, bonito y barato como nos lo han querido vender.

Sobre todo esos procesos «abstractos» y que no son, necesariamente, diagnósticos ni enfermedades que puedan ser medidos por exámenes de laboratorio o tecnología más materialista.

Yo lo encuentro complejo, ¿no te parece?

Por eso te hablaba de que el Alto en Espíritu tratará de enseñarte a descomplejizar estos procesos médicos de una forma como nunca habías leído ciencia y medicina.

En simple, pero con sendo plot-twist integrativo.

Para esto ocuparé el superpoder de la narración de distintos procesos, pero desde tres diferentes perspectivas, para que puedas aprender que, a través de la lectura, un proceso médico que a simple vista es muy complejo puedes observarlo, analizarlo, digerirlo, integrarlo y transformarlo, sobre todo si alguien o algo nos ayuda (por ejemplo, un libro de ciencia y medicina integrativa y antroposófica como este).

Y al mismo tiempo, puedas sentir que tu «Yo» se identifica con más de alguno de los procesos narrados en el Alto en Espíritu.

¿Ves? Si no logro estos dos objetivos principales en al menos alguno de los procesos que leerás (además de que te emociones con risas, recuerdos o pensamientos), me expongo a que tengas la libertad de olvidar este libro por completo una vez que lo leas. Para cambiarlo por otra lectura.

Lo sÃ

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