Prólogo
Me ha dado miedo escribir este prólogo. Es más, he sentido un miedo gélido al redactar este libro.
Y también he sentido una vergüenza bochornosa al editar estas páginas.
Porque la duda es palpable y porque siento que esa vocecita interior de la duda reaparece cuando menos quiero sentirla.
No sé si la sentirás asà también.
Lo que sà sé que volvió, conforme avanzaba en la escritura del Alto en EspÃritu, fue la culpa.
¿Culpa por escribir un libro?
Más bien culpa al seguir escribiendo en vez de tener mi consulta médica y dedicarme a atender pacientes todos los dÃas, como lo harÃa cualquier médico treintañero y «serio».
Como si el acto creativo de escribir, pero vivido como escritura terapéutica (algo que también se llama biblioterapia), despertara sensaciones que me gustarÃa sumergir en la urdimbre del pasado pisado.
Quizás eso sà lo has sentido.
Lo anterior me hace recordar a un gran hermano terrÃcola que me dijo que, para poder escribir el Alto en EspÃritu, tendrÃa que conectar con mi propio espÃritu.
Pero parece que la presunta conexión espiritual a través de la escritura traÃa aparejado volver a sentir miedo, vergüenza, duda y culpa.
Culpable por «la medicina» que leerás en las siguientes páginas.
Dubitativo de lo que puedo aportar para la salud y literatura de este mundo, incluso luego de dos libros ya paridos por esta cuerpa.
Avergonzado de que mi escritura quizás no haya sido lo suficientemente literaria para ser considerada en el mundo de las letras, pero tampoco todo lo compleja y profesional que se espera para conseguir un espacio en el mundo de la divulgación cientÃfica.
Y miedoso. Temeroso por cómo «se me va» el tiempo escribiendo, cuando «deberÃa» haber tenido listo este libro unos meses atrás.
Qué risa y qué paradójico que un libro llamado Alto en EspÃritu pueda hacerme sentir estas cosas.
¿Tu espÃritu también te ha hecho sentir cosas que no querÃas?
¿No se suponÃa que la espiritualidad de ahora era divertida y al alcance de todos por ser buena, bonita y barata?
Al menos es lo que rezan algunos anuncios comerciales en mis redes sociales. O lo que veo que pregonan perfiles de coaching espiritual y agencias de retiros holÃsticos que, en un fin de semana, prometen sanarte de cuanto trauma o bloqueo de chakra habido y por haber tienes.
Sin embargo, al menos al comienzo, la escritura del Alto en EspÃritu me llevó a estas cuatro sensaciones que creÃa «resueltas», pero que reaparecieron en los más novedosos formatos descritos antes.
Y es asà como quiero dar inicio a este nuevo libro sobre medicina y ciencia, pero que lleva la palabra «espÃritu» entremedio.
Medicina, espÃritu y ciencia... ¿haciendo un trÃo? ¿El Dr. Nico Soto? ¿Haciendo un tercer libro de la saga «Alto en... »?
¿Este Dr. Nico Soto bromeando con preguntas retóricas?
¿Una pregunta dentro de otra pregunta?
¿Un libro dentro de otro libro?
El origen.. ¿pelÃcula, eres tú? ¿Interestelar?
SÃ, sÃ, sÃ, sÃ, sÃ, sÃ, sà y sÃ. Y creo que ahà respondà todas las preguntas previas.
Y volviendo a lo anterior: ¿será todo esto algo espiritual también? ¿Entre la medicina y la ciencia? ¿Un proceso entre la medicina y la ciencia?
¡Con razón sentÃa los procesos de miedo, vergüenza, culpa y duda! Y estos no parecen tan simples de responder.
Pero demostraré a lo largo de estas páginas cómo vivenciar y descomplejizar este y otros procesos, pero narrándoselos.
Si recuerdas esas otras formas de hacer medicina llamadas medicina integrativa y medicina antroposófica (¡gracias, librito Alto en Salud por permitirme enseñarle esto a tantos lectores!), tú y yo podrÃamos «utilizar» estos procesos complejos a nuestro favor si es que los integramos «de otro modelo» al que tradicionalmente se nos ha enseñado, por ejemplo, sin caer en el dualismo.
Es decir, ninguno de estos cuatro procesos es negativo ni malo, tampoco bueno ni positivo. No se caracterizan por ser duales.
«¡Qué vintage pensar asÃ!», exclamarÃa con humor tu sabio Yo interior, que es extranÃtido y con tremendo flow integral.
Son procesos que necesitan de tu dedicación para ser observados, analizados, digeridos, integrados y transformados. Un espacio dentro de esta vida que vivimos a través del tiempo (horas, dÃas, meses, años).
Y para que quede aún mas clara la diferencia: si se nos ocurriera ser más tradicionales para vivir con miedo, vergüenza, culpa y duda, estos cuatro procesos podrÃan catalogarse como «no resueltos». PodrÃan observarse como patologÃas estancadas, fatales y ominosas, que haciéndose cada vez más difÃciles de superar conforme el tiempo pasa, ponen trabas para lograr tu sanación rápida.
«¡No te atrevas a sentirte mal!», exclaman los paradigmas vintage y tradicionales. «Si osases volver a sentirte mal no sabes lo que te espera», te amenazan como tus peores cruellas, úrsulas y maléficas.
Pero el Alto en Salud ya nos invitaba a otra forma de hacer medicina, recordemos, con más integración, observación y autoconsciencia.
Y que conforme aceptamos «vivir de forma más integrativa» (o «vivir de forma más espiritual»), nos damos cuenta de que tampoco es siempre tan bueno, bonito y barato como nos lo han querido vender.
Sobre todo esos procesos «abstractos» y que no son, necesariamente, diagnósticos ni enfermedades que puedan ser medidos por exámenes de laboratorio o tecnologÃa más materialista.
Yo lo encuentro complejo, ¿no te parece?
Por eso te hablaba de que el Alto en EspÃritu tratará de enseñarte a descomplejizar estos procesos médicos de una forma como nunca habÃas leÃdo ciencia y medicina.
En simple, pero con sendo plot-twist integrativo.
Para esto ocuparé el superpoder de la narración de distintos procesos, pero desde tres diferentes perspectivas, para que puedas aprender que, a través de la lectura, un proceso médico que a simple vista es muy complejo puedes observarlo, analizarlo, digerirlo, integrarlo y transformarlo, sobre todo si alguien o algo nos ayuda (por ejemplo, un libro de ciencia y medicina integrativa y antroposófica como este).
Y al mismo tiempo, puedas sentir que tu «Yo» se identifica con más de alguno de los procesos narrados en el Alto en EspÃritu.
¿Ves? Si no logro estos dos objetivos principales en al menos alguno de los procesos que leerás (además de que te emociones con risas, recuerdos o pensamientos), me expongo a que tengas la libertad de olvidar este libro por completo una vez que lo leas. Para cambiarlo por otra lectura.
Lo sÃ