Horóscopo Chino 2021

Ángeles Lasso

Fragmento

Introducción

INTRODUCCIÓN

Tras los acontecimientos extremos que sacudieron al planeta durante el anterior año, regido por el Ratón de Metal, no tenemos duda de que hemos dado vuelta a la esquina del tiempo, iniciando un camino sin retorno hacia un nuevo ciclo de la historia de la humanidad.

Este año es liderado por el poderoso Búfalo Metálico, que será el encargado de diseñar los nuevos códigos de conducta en un mundo invadido por peligros invisibles, pero también mortales. Solo el hecho de tener que evitar cualquier clase de manifestación física de afecto, como abrazos y besos al saludar, de respetar el espacio individual de cada uno, haciéndonos sentir como si viviéramos dentro de burbujas intangibles pero irrompibles, sin duda que significará una transformación en nuestra forma de relacionarnos.

Un mundo en que la mascarilla se convirtió en un accesorio tan esencial como los zapatos, nos ha hecho tomar conciencia de nuestras limitaciones, así como de la inmensa vulnerabilidad que casi habíamos olvidado. Jugando a ser inmortales se extendió la duración de la vida al extremo, pero no así la calidad de la misma, lo que quedó en evidencia con la temida pandemia que reveló que la ancianidad, para muchos, no era en absoluto sinónimo de felicidad. Cientos de hogares geriátricos fueron asolados por el virus, el que tampoco respetó a quienes vivían en la miseria, dejando a la luz la verdadera cara de esta sociedad individualista y profundamente desigual.

Sabemos que el Búfalo es un signo sumamente laborioso, perseverante y tenaz. Todas características que serán necesarias para dar los primeros pasos hacia la construcción de una nueva sociedad que como el ave fénix renacerá de sus cenizas, pero con la experiencia acumulada en medio del dolor y de la gran tribulación que no termina solamente con un virus, pues habrá más. La naturaleza se defiende del hombre tal como nosotros lo hacemos de los males que nos asolan.

Es evidente que nos hemos convertido en un peligro para la continuidad de la vida en este planeta, por eso es tan urgente que exista una toma de conciencia que lleve a un decidido cambio de paradigma, que deje atrás toda clase de producción contaminante, para iniciar otra manera de entender la vida, una donde se promueva la felicidad de los individuos y no solo esperar que sean productivos.

El elemento metal se presenta en dos formas en los años consecutivos en que le toca regir. El 2020 correspondiente al cero, tenía por símbolo una lanza, un arma; pero el segundo, que corresponde al uno, lo simboliza el caldero, allí donde se cocinan los alimentos que darán continuidad a la vida. Son las polaridades —Yin y Yang— que dividen a la vez que reúnen todo lo que existe en el universo. Luego vendrán dos años de agua, más adelante dos de madera, dos de fuego y, por último, los dos de tierra. De esa manera desarrollaremos este ciclo recién iniciado el año anterior por el Ratón Metálico, que será clausurado por el Jabalí de Metal en el año 2031, cuando al fin cerremos la «dodécada», dando por terminada la transformación de la sociedad actual, aprendiendo a relacionarnos correctamente con la naturaleza, en una danza de vida y muerte, de todo o nada, pues estamos conminados a cambiar o a sucumbir irremediablemente.

Por lo tanto, este año 2021, regido por el estricto Búfalo de Metal, será el indicado para establecer las normas imprescindibles para la continuidad de la vida humana, pues resulta evidente que esta pandemia no se retirará tan pronto. El elemento regente representa el aire, justamente la principal vía de contagio del Covid-19, lo que significa que este año seguirá siendo un problema latente que estará afectándonos de manera global.

Esta situación arrastrada en el tiempo producirá importantes cambios en la industria alimentaria, pues los científicos no tienen duda de que el consumo indiscriminado de animales tiene directa relación con la propagación de nuevos virus o las mutaciones de los ya conocidos. Estos cambios también los veremos en la economía, pues la creciente cesantía no se detendrá ante la caída de múltiples industrias —grandes y pequeñas— que no podrán sustentar a sus empleados ante la escasez de ingresos.

Esto generará constantes reacciones multitudinarias que fácilmente se volverán violentas ante la hambruna, especialmente en países del tercer mundo, donde tomarán características extremas. La anterior sociedad de corte neoliberal que estaba apoyada en el consumo indiscriminado perderá su sentido, pues la mayoría de la población intentará cubrir por lo menos sus necesidades básicas, ya que lo único relevante será sobrevivir, aunque sea de manera austera.

La energía dictatorial que suele caracterizar al Búfalo de Metal será la encargada de poner límites, crear leyes y detener a los que pretendan hacer justicia de manera individual, intentando así detener el caos que desatará la necesidad extrema.

Desde luego el panorama resulta inquietante. Los refugiados que no serán recibidos en las naciones más ricas continuarán recorriendo enormes distancias, incluso atravesando mares en busca de una salvación imaginaria. Una realidad desoladora, pues todos los que intenten ese camino experimentarán un destino cruel, como ya hemos visto. No hay cómo escapar de un contagio invisible pero letal.

Únicamente los que se den cuenta de que la salvación está en el retorno a lo natural —aquellos que emigren al campo, recordando que la tierra es la que da el alimento— no pasarán hambre, pues los que siembren serán quienes al fin cosecharán, iniciando un retorno a la vida que llevaban nuestros antepasados.

Volverán antiguos oficios artesanales olvidados por la alienante sociedad consumista que nos invitaba a tirar cosas solo porque nos ofrecían otras más llamativas y relucientes, a desperdiciar en vez de reutilizar. Por eso, volveremos a remendar las medias, ponerles tapilla a los zapatos viejos y arreglar la ropa de los niños mayores para que la usen los más pequeños. Así solía ser antes, y éramos más felices.

Es así como cambiará la percepción del uso de las cosas, algo que no es raro para los mayores que conocíamos las tiendas de cambios de revistas, la compra de libros usados o el trabajo del zapatero remendón, pero será más difícil para aquellos que creían necesario cambiar su teléfono cada vez que aparecía uno más moderno, aunque la necesidad sin duda resultará ser una gran maestra. Reciclar, reutilizar, remendar y volver a usar, todo lo que antes estaban obligados a hacer los más desafortunados, volverá a ser una práctica que una clase media antes acomodada pero ahora desempleada, comenzará a practicar.

La creatividad humana suele resultar sorprendente, pues surgirán toda clase de pequeños emprendimientos que solucionarán el día a día. Al mismo tiempo, reaparecerá la olvidada solidaridad entre vecinos, ya que la necesidad general nos recordará que más allá de títulos y apariencias, ante la necesidad y la enfermedad, todos somos iguales. Desafortunadamente durante estas etapas críticas suelen pagar ju

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