Atlas. La historia de Pa Salt

Lucinda Riley

Fragmento

cap-1

Prefacio

Querido lector:

Deja que me presente. Me llamo Harry y soy el hijo mayor de Lucinda Riley. Sospecho que no, pero quizá te haya sorprendido ver dos nombres en la cubierta de esta novela tan esperada.

Justo antes de que, en 2021, se publicara La hermana perdida, Lucinda anunció por sorpresa que habría una octava y última entrega de la serie de Las Siete Hermanas, un libro que contaría la historia del enigmático Pa Salt. En su nota del final de la séptima novela, escribió: «Lleva ocho años dentro de mi cabeza y estoy impaciente por plasmarlo finalmente sobre el papel».

Por desgracia, mi madre murió en junio de 2021 tras haber recibido un diagnóstico de cáncer de esófago en 2017. Tal vez presumas que no tuvo ocasión de escribir nada, pero el destino actúa de formas misteriosas. En 2016, una productora interesada en adquirir los derechos cinematográficos de Las Siete Hermanas invitó a mi madre a Hollywood. El equipo estaba desesperado por saber cómo concebía ella el final de la serie… cuatro libros antes de tiempo.

Ese proceso la obligó a dar forma en un documento a sus pensamientos fragmentados. Escribió, para esos posibles productores, treinta páginas de diálogos guionizados que se corresponden con el clímax narrativo de la serie. Estoy seguro de que no necesitas que te convenza de que esas páginas eran magníficas, como cabía esperar; contenían drama, suspense… y una sorpresa enorme.

Además, los seguidores de la serie estarán al tanto de que Pa Salt ha hecho cameos en todos y cada uno de los libros. Mi madre elaboró una cronografía que daba cuenta de los movimientos del personaje a lo largo de las décadas y ese archivo conforma ahora una completa guía de seguimiento. Así las cosas, Lucinda plasmó «sobre el papel» mucho más de lo que ella misma creía.

En 2018, creamos juntos la serie infantil The Guardian Angels y fuimos coautores de cuatro libros. Durante esa época, mi madre me pidió que, si ocurría lo peor, completara la serie de Las Siete Hermanas. Siempre mantendré nuestras conversaciones en el ámbito de lo privado, pero quiero subrayar que mi papel era convertirme en un mecanismo de seguridad que intervendría en caso de que sucediera lo impensable. Y lo impensable sucedió. No creo que ella llegara a pensar nunca que su vida iba a acabar «de verdad», y yo tampoco. En varias ocasiones, desafió las leyes de la ciencia y de la naturaleza y se recuperó tras hallarse al filo de la muerte. Aunque, claro, mi madre siempre fue un poco mágica.

Después de su fallecimiento, no tuve ninguna duda de que cumpliría con mi palabra. Muchas personas me han preguntado si no me sentía demasiado presionado por tener que llevar a cabo una tarea así. A fin de cuentas, Atlas promete revelar secretos que han tenido a los lectores en vilo durante una década. Sin embargo, siempre he visto el proceso como un homenaje. He completado el trabajo de mi mejor amiga y mi heroína. Así pues, no he sentido ninguna presión y ha resultado ser una misión de amor. Preveo que algunas personas se obsesionarán, como es natural, con qué elementos de la trama son de mi madre y cuáles son míos, pero no creo que eso sea importante. Dicho de otra forma: la historia es la historia. Y sé a ciencia cierta que te sentirás emocionalmente satisfecho al final de este libro. Mi madre se ha asegurado de ello.

Podría decirse que el mayor logro de Lucinda es que nadie haya conseguido identificar el impulso secreto que subyace a la serie, y eso que ha habido miles de teorías. Atlas recompensará a quienes han admirado estas novelas desde el principio, pero también hay una historia nueva que contar (aunque siempre ha estado ahí, escondida en silencio entre las primeras cuatro mil quinientas páginas). Es posible que yo tan solo haya disipado la cortina de humo…

Trabajar en Atlas: La historia de Pa Salt ha sido el mayor reto y privilegio de mi vida. Es el regalo de despedida de Lucinda Riley y me hace mucha ilusión ser el encargado de entregarlo.

HARRY WHITTAKER, 2022

Hay más cosas en la tierra y en el cielo,

Horacio, de las que tu filosofía pudo inventar.

WILLIAM SHAKESPEARE

cap-2

Listado de personajes

ATLANTIS

Pa Salt – padre adoptivo de las hermanas (fallecido)

Marina (Ma) – tutora de las hermanas

Claudia – ama de llaves de Atlantis

Georg Hoffman – abogado de Pa Salt

Christian – patrón del yate

LAS HERMANAS D’APLIÈSE

Maia

Ally (Alción)

Star (Astérope)

CeCe (Celeno)

Tiggy (Taygeta)

Electra

Mérope (ausente)

cap-3

Prólogo

Tobolsk, Siberia, 1925

Cuando el viento gélido levantó una ráfaga de nieve ante ellos, los dos niños se arrebujaron con fuerza en su abrigo de piel, cada vez más rala.

—¡Venga! —gritó el mayor de los dos. Pese a que acababa de cumplir once años, el timbre de su voz ya poseía un dejo bronco, áspero—. Ya hay bastante. Vámonos a casa.

El más pequeño, que tenía solo siete años, recogió el montón de leña y echó a correr tras el mayor, que ya se alejaba dando zancadas.

Cuando estaban a medio camino de la casa, los niños empezaron a oír un piar débil que les llegaba desde los árboles. El mayor frenó en seco.

—¿Lo oyes? —preguntó.

—Sí —contestó el otro. Le dolían los brazos de cargar con la madera y, aunque se habían detenido hacía solo un instante, ya estaba tiritando—. ¿Nos vamos ya a casa, por favor? Estoy cansado.

—No lloriquees —le espetó el mayor—. Voy a investigar.

Se encaminó hacia un abedul cercano y se arrodilló. A regañadientes, el pequeño terminó por seguirlo.

Ante ellos, retorciéndose indefenso en el suelo duro, había una cría de gorrión no más grande que un rublo.

—Se ha caído del nido —suspiró el niño de más edad—. O, bueno, no sé… Escucha. —Los dos permanecieron inmóviles en la nieve y al final oyeron un trino agudo en lo alto del árbol—. ¡Ajá! Es un cuco.

—¿El pájaro del reloj?

—Sí. Pero no son criaturas amistosas. Ponen los huevos en los nidos de otras aves. Y luego, cuando el polluelo sale del cascarón, expulsa a las demás crías. —Se sorbió la nariz—. Eso es lo que ha pasado aquí.

—Ay, no. —El niño de siete años se agachó y le acarició delicadamente la cabeza al gorrión con el meñique—. No te preocupes, amiguito, ahora nos tienes a nosotros. —Levantó la mirada hacia su compañero—.

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