El juego es el principal motor de aprendizaje a lo largo de la infancia.
Si encontramos el modo de acceder a los aprendizajes adquiridos a través de éste, tendremos logrado el principal objetivo que nos hayamos planteado.
A través del juego el niño adquiere aprendizajes de manera automática, integrándolos en su día a día y haciéndolos funcionales.
Por ejemplo, si este año ha comenzado a practicar el concepto numérico de la suma, podemos practicarlo con cualquier material agrupando por parejas, de tres en tres o clasificando por categorías y empleando la suma de manera sencilla. Por ejemplo con coches, con animales, pompones, pelotas o piedras.
De este modo el niño observa que lo aprendido no es solo un concepto sobre papel sino que es funcional en su día a día y tiene un papel útil.
En la etapa de Educación Infantil el principal objetivo debe ser favorecer el juego libre, potenciar las escapadas al aire libre donde se fomente el juego simbólico, de creatividad, con elementos de la naturaleza, jugar con texturas (arena, piedras, agua, barro, hierba, plastilina, pinturas de dedos, arcilla, harina, amasar una pasta, comer con las manos…), disfrutar del tiempo en familia, cantar canciones, bailar, correr o saltar.
En la etapa 3-6 años no deberíamos plantearnos tareas más allá de las nombradas, o de aquellas que nos demande nuestro hijo o hija.
En los primeros años de la etapa de Educación Primaria, las necesidades siguen siendo muy similares a las ya nombradas en la etapa anterior, pero además se une su curiosidad continua por aprender sobre nuevos temas, conocer todo su entorno, estar en continuo aprendizaje y descubrimiento de todo a través de la ilusión y el entusiasmo.
Nuestro papel como adultos es saber observar estas señales en nuestros hijos e hijas y acompañarlas adecuadamente con los materiales y las herramientas que tengamos a nuestro alcance.
Si observamos interés por la lectura, la escritura, los números, los conceptos como los contrarios, los antónimos u otras lenguas e idiomas, podemos buscar algún cuaderno de actividades que le atraiga y que pueda realizar de manera puntual cuando así lo demande.
No se trata de hacer un cuaderno de repaso aburrido, lleno de tareas repetitivas y fichas, sino de un juego más dentro de todas las posibilidades que tenga a su alcance, para poder tener donde seguir aprendiendo en aquellos momentos que así lo demande.
El verano es muy largo y en muchas ocasiones estos materiales pueden resultar muy buenos compañeros de viaje, de ratos de inactividad o donde aparece la sobre demanda de pantallas, por ejemplo.
Buscaremos que los cuadernos sean atractivos, que tengan juegos, que no sean repetitivos ni exijan mucho tiempo al niño o la niña frente a la misma tarea, que tengan actividades variadas y favorezcan su creatividad e imaginación.
Si dejamos que lo escojan también ellos y ellas, seguro que esto será mucho más motivador y atractivo.
Además debemos comprender que todo lo adquirido durante tantos meses no se va a olvidar en dos meses de verano, sino que podemos reforzarlo también con otras actividades como los juegos tradicionales tales como son la oca, el parchís, las palabras encadenadas, el veo-veo, la rayuela, la comba, la goma o el escondite, entre otros.
Y no olvidemos que la memoria y la atención, hitos que tanto nos preocupan, podemos seguir potenciándolas con actividades del día a día, como cocinar en familia siguiendo una receta, yendo a la compra juntos apuntando lo que hace falta o sumando el total del ticket, observando los carteles de la calle, buscando números entre los portales y también compartiendo ratitos de atención conjunta leyendo cuentos antes de ir a la cama o a cualquier hora del día, haciéndonos cosquillas, realizando un masaje favoreciendo la calma y la relajación, inventando una canción juntos o representando películas en familia.
Y sobre todo y más importante, se trata de disfrutar del verano, en familia, con amigos, en compañía de nuestros seres queridos, en soledad, en la naturaleza, en la playa o en el pueblo, pero siempre como escojamos, como lo sintamos, nos apetezca y deseemos.