100% cerebro

Pedro Bekinschtein

Fragmento

“El cerebro está sobrevalorado,

mucha gente vive lo más bien casi sin usarlo.”

Antiguo proverbio oriental

ZOMBIES O VEGETALES

Cuando era chico pasé horas de mi vida tratando de mover objetos con la mente. Los miraba fijo e imaginaba que se movían. Esa idea de que podía dominar la telequinesis la habré sacado de alguna serie pedorra estadounidense o de algún amiguito que miraba alguna serie pedorra estadounidense. Menos mal que no se movió nada, nunca, porque eso hubiera indicado la ocurrencia de un terremoto o la llegada de monstruos mutantes gigantes.

No sé de dónde salió la idea de que no usamos toda nuestra capacidad cerebral. Algunas de estas fuentes poco confiables sostienen que utilizamos sólo un 10%, mientras que otras fuentes con un nivel equivalente de confiabilidad dicen que se trataría de un 20%. Probablemente el que lo propuso no tenía mucho conocimiento de cómo evoluciona el cerebro, o el cuerpo humano, o los seres vivos. Bah, probablemente, si había escuchado de Darwin, seguro pensaba que era uno que hablaba de monos, tortugas y que fue polémico.

¿Por qué, si tuviésemos más capacidad cognitiva, no la estaríamos utilizando? ¿Por qué la esconderíamos? ¿Sería porque los extraterrestres nos están observando, para pasar desapercibidos y sorprenderlos con nuestras habilidades mentales en el caso de una invasión? ¿Sorprenderíamos a alguien con nuestra inteligencia al hacernos los tontos por generaciones y generaciones?

Una posibilidad es que las experiencias con sustancias que cambian la percepción, como las drogas alucinógenas, hayan hecho pensar a los humanos que el cerebro es mucho más que lo que es. Pero así como lo conocemos, el cerebro ya es mucho más que lo que entendemos. Igual, no conozco a nadie que se haya hecho más inteligente o que pueda mover objetos con la mente después de haber consumido LSD.

La pregunta sobre qué porcentaje del cerebro uno está usando es bastante poco interesante para un científico, principalmente porque no es contestable mediante experimentos y porque la respuesta más probable es 100%.

Ponele que te colgaste mirando cómo una pareja se pelea en el andén. Tus cortezas visuales se van a activar porque estás observando. Además, estás prestando atención, así que tu lóbulo frontal va a estar a full. Como estás tratando de entender la conversación y estás lejos, tu chismosa corteza auditiva también estará “on fire”. El chabón y la mina están rebuenos, así que tu hipotálamo y tu sistema de recompensa asociado al deseo también estarán disparando potenciales eléctricos descontroladamente. Tus sistemas de empatía se van a activar al tratar de ponerte en el lugar de él o de ella, pero viene el subte y te tenés que subir. En medio minuto, tu cerebro hizo de todo y ni siquiera era que estabas tratando de resolver ecuaciones diferenciales mientras recibías sexo oral.

Por eso, las preguntas más interesantes no tienen que ver con cuánto de esa masa cerebral usamos sino cómo y mediante qué mecanismos, desde qué ocurre dentro de una neurona hasta el análisis de comportamientos tan complejos como deshuesar un pollo.

¡HÁBLENME DE A UNO POR VEZ!

¿Podés golpearte suavemente la cabeza con la mano izquierda, mientras hacés círculos en la panza con la otra mano? Es probable que no. Al menos, no sin un gran esfuerzo y mucha práctica. No parece muy lógico pensar que ese conjunto de acciones fue particularmente seleccionado durante la evolución, porque si te hubieras puesto a hacer eso en el medio de la sabana, probablemente te hubiera comido un tigre dientes de sable y no hubieras dejado descendencia. Las ventajas que se obtuvieron por el crecimiento cerebral y cognitivo a lo largo de la evolución humana tuvieron mucho que ver con el uso de herramientas y la aparición del lenguaje.

Prestar atención a más de una cosa en un determinado momento no es fácil, cuando te concentrás en la mano derecha, la izquierda maldita empieza a hacer lo mismo que la otra y viceversa. Imitar es siempre más fácil, para hacer algo diferente hay que esforzarse, y no me refiero a ser creativo, aunque quizás también se pueda aplicar la misma regla. Nadie presta atención sin esfuerzo, focalizar no es el comportamiento cerebral por default. Si fuera por la comodidad de nuestro cerebro, viviríamos papando moscas. Aunque, pensándolo mejor, para papar moscas uno precisaría prestarle atención a dichos insectos primero.

En ciencia y en neurociencia en particular encontramos dos tipos principales de estudios: 1) pérdida de función cerebral; y 2) correlación entre comportamiento y actividad cerebral.

El primero es del tipo “ese que quedó medio tarado después del accidente”, solo que “medio tarado” en general se acota a alguna o algunas funciones cognitivas en particular y el sujeto puede haber sufrido un accidente o bien se le puede haber tenido que extirpar una zona del cerebro por alguna patología.

En el segundo tipo de estudio lo que se hace es medir la activación cerebral mientras una persona hace una tarea determinada. Los más avivados la miden mientras el sujeto está decidiendo si toma Coca o Pepsi. Los que se interesan por el funcionamiento del cerebro lo hacen con tareas específicas para entender determinadas funciones cognitivas.

En base a estas dos clases de análisis, se pudo establecer que el lóbulo frontal –como su nombre lo indica, a este lóbulo lo encontrarás normalmente detrás de tu frente- es una de las estructuras del cerebro más importantes para la atención, que se considera una de las funciones cognitivas superiores. Es decir que se encuentra mucho más desarrollada en humanos que en otras especies de animales. Será por eso que frecuentemente se imagina con cabezas enormes y frentes pronunciadas a esos extraterrestres inteligentísimos que leen la mente y mueven objetos sin tocarlos.

También se asocia el agrandamiento de esta zona con una personalidad fría y calculadora de la que podrás leer más adelante si seguís prestando atención a estas palabras.

Pone a prueba tu atención. En la imagen siguiente tenés que encontrar la letra “O”. Fijate cuánto tardás.

Ahora la tarea es encontrar la letra “N”. Fijate de nuevo cuánto tardás.

Si no tardaste bastante más en el segundo test que en el primero, es que debés ser de frente amplia, y no me refiero a la alopecia. Lo que sabemos es que en el segundo caso, en el que tenés que prestar mucha más atención, se usa mucho más la corteza frontal que en el primer caso en el que la “O” salta a la vista de buenas a primeras. Así, se podría pensar que la atención corresponde a ese “esfuerzo cognitivo” extra que tenés que hacer para terminar el segundo test. Como el cerebro ya no está en su “modo automático”, gasta más energía y por lo tanto, se cansa más rápido. Por lo tanto, como uno es su cerebro, tambi

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