Cocinando con maría

Adriana Castillo

Fragmento

Cocinando con maría

Introducción

Cuando surgió la idea de crear este libro de recetas cannábicas, me pareció una magnífica oportunidad para aportar un punto de vista diferente del enfoque habitual con el que se suele tratar esta bendita planta. Y digo bendita porque tenemos constancia escrita —que abarca cinco continentes y data como mínimo desde tres mil años antes de Cristo— del papel destacado que ha desempeñado como alimento, como fibra textil, como medicamento, como ungüento sagrado y como instrumento chamánico de transmutación de la consciencia. Hay pocas plantas que puedan presumir de una convivencia tan larga con tantas civilizaciones y al servicio de ellas como la Cannabis sativa, y es hora de rendirle un pequeño homenaje.

Este tributo se hace desde el ámbito gastronómico, que muestra tanto la vertiente nutritiva del cannabis —en este caso, el cáñamo alimentario—, como su aspecto sensual y lúdico. En nuestro país la cultura de la marihuana se centra mayoritariamente en los porros, obviando casi por completo —salvo por los consabidos brownies— sus saludables e interesantísimas características de sabor y aroma cuando se emplea en la cocina. Sin embargo, es precisamente el conjunto de estos atributos lo que puede enriquecer los platos. Así pues, el recetario que tienes en tus manos recoge los aspectos más sobresalientes de la planta, si bien se destacan por encima del resto sus efectos psicotrópicos al ser esta su faceta más valorada.

Hoy en día mostramos un grado de exigencia muy alto con ciertos alimentos. Buscamos, por ejemplo, la denominación de origen de los productos que más apreciamos, y hay quien se obsesiona con un aceite de oliva, un café o un vino. Esa misma actitud de exigencia ya existe en otros países con el cannabis, y ello no solo repercute en una calidad mejor de la planta, sino también en una distinción de variedades, cada una con sus matices. Llegar a este grado de conocimiento del ingrediente implica, más que nada, normalización, lo cual repercute en mayor seguridad y mejores mecanismos de control de los efectos en quien consume la hierba, o en quien degusta las semillas o el aceite por su valor nutricional.

Este compendio de recetas, provenientes de diversos países, es una muestra del papel culinario que le podemos otorgar a

este «condimento» tan especial. Como ocurre con cualquier otro ingrediente de sazón, cabe saber cómo usarlo en los fogones para aprovechar todas sus cualidades, y en qué cantidad agregarlo. Este factor se debe tener muy presente, sobre todo por el componente psicoactivo de la marihuana, el THC. Consumido en un momento de armonía personal y en la dosis adecuada, nos puede hacer reír a batiente, sacándole chispa hasta al entorno más insulso; sin embargo, ingerido en exceso y en un contexto equivocado, puede causar alucinaciones. Mi deseo es marcar una pautas de cautela a través de todo el recetario para que, a medida que vayas probando, puedas determinar cuál es tu justa medida: la que lleve un agradable jolgorio y efervescencia a tu mesa y sus comensales.

La comida siempre ha sido una fuente de satisfacción, un placer que tienes la posibilidad de incrementar mediante este recetario; primero, creando tus propios platos; segundo, disfrutando de la conjugación de sabores; y tercero, aguzando los sentidos y sensaciones. Aquí tienes, pues, a tu alcance la manera de llevar el buen rollo a tu mesa. ¡Disfrútalo en buena compañía!

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