BIENVENIDO
A NUESTRO LIBRO

Qué alegría que estés aquí! Hemos escrito este libro para ti, para todas las personas con las que saldrás algún día y con las que has salido, para tu madre, para tu hermana, para el perro que pronto adoptarás y para el desconocido de la calle al que te has quedado con las ganas de saludar (al menos de momento). Lo hemos escrito para tu jefe actual, para el imbécil de tu exjefe y para tu compañero de trabajo pesado y despótico. Lo hemos escrito para todos tus amigos, tanto los que te rescataron una vez y luego te decepcionaron como los que nunca te han fallado. Esperamos que encuentres una parte de ellos en estas páginas. Aquí también te encontrarás con la Luna, el Sol, obsesiones, océanos de tiempo e, incluso, un pequeño espejo en el que te verás reflejado de vez en cuando.
La astrología nos muestra cómo estamos conectados. Es como un mapa con los bordes requemados, mojado y apenas descifrable que llevas contigo allá donde vas. Nunca nos indicará con exactitud dónde está ese lugar, pero sí que nos contará algunas cosas sobre el amor y la eternidad, sobre el pasado y el futuro, y sobre lo que deberías hacer nada más terminar de leer este libro (que es acercarte más a tu verdadera pasión).
Nosotros llevábamos encima ese mapa cuando nos conocimos en una fiesta tras un recital poético en abril de 2011. Ambos somos signos de fuego, así que la conexión fue instantánea y, naturalmente, surgieron muchas ideas, entre ellas la de Astro Poets, aunque entonces no lo llamamos así. Todo empezó con una cuenta de Twitter sobre astrología llamada Fire Signs 4 Life (porque ser un signo de fuego entraña una lucha constante). Al cabo de unas semanas tuiteando, nos aburrimos. Así somos los signos de fuego: nos emocionamos con las posibilidades y nos sobra energía, pero nos falta constancia. Sin embargo, en noviembre de 2016 retomamos la idea y decidimos empezar Astro Poets. Esta vez la poesía sería el núcleo del proyecto y eso fue lo que hizo que funcionara. Como la astrología, la poesía (el lenguaje en general, la verdad) tiene mucho que ver con el pasado y con el futuro. El lenguaje es la puerta de entrada a lo que somos, a lo que hemos sido y a lo que aún podemos llegar a ser. Es la puerta de entrada a un presente sagrado, donde los ecos de nuestros antepasados se funden con los ecos de nuestro futuro yo. En otras palabras, la poesía nos devuelve a lo que somos.
Antes de que sigas leyendo este libro, deberías tener claras unas cuantas cosas básicas sobre la astrología. A continuación te ofrecemos algunas respuestas a las preguntas más candentes.
¿Qué es el signo solar?
El signo solar suele ser lo primero que se aprende al introducirte en la astrología. Es lo que quiere saber una persona cuando te pregunta: «¿Qué signo eres?». Si alguien te dice: «Hola, soy virgo», lo que realmente quiere decir es que Virgo es su signo solar. (Y, si no eres compatible con los virgo, esta es tu señal para echar a correr. Y rápido. Porque un virgo sabrá encontrarte).
Tu signo solar está determinado por el día, la hora y el lugar en que naciste. Hace referencia a la posición del Sol en el momento de tu nacimiento. Hay doce signos del Zodiaco: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpio, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Todos los signos tienen un elemento (fuego, tierra, aire o agua) y una modalidad (cardinal, fija o mutable). Aquí los tienes desglosados:

Tu signo solar es el dato más importante para saber cómo afecta la astrología a tu personalidad. Puede considerarse tu yo o el potencial de tu alma. En muchos sentidos, representa la posibilidad más esperanzadora de quién puedes llegar a ser en la vida. Piensa en él como si fuera tu guía del karma.
La gente suele preguntar qué signos son buenos y cuáles son malos. Suele ser porque han conocido a un escorpio y quieren saber si todos son la encarnación del mal. La respuesta —sí, incluso en lo que respecta a los escorpio— es que ningún signo es más «malvado» que otro. Todos los signos solares tienen rasgos positivos y negativos y lo importante es la manera en la que utilizamos nuestro potencial para convertirnos en la persona que queremos ser.
Todo esto viene a decir que tu carta astral no es tu destino, sino un esbozo, con muchos espacios en blanco para que los rellenes como desees. Existe una multitud de fuerzas que influyen en nosotros y el signo solar solo es una más. Todas las personas, con independencia de su signo, reciben la influencia de su propia voluntad. Tu signo solar no decide tu destino; el camino está plagado de factores que complicarán las cosas.
Prince (géminis) canta: «Ain’t no particular sign I’m more compatible with» (No soy compatible con ningún signo en particular). Y no le faltaba razón. En primer lugar, los géminis encajan con la mayoría de los signos, gracias a que son de trato fácil y poseen una simpatía arrolladora y una buena disposición a complacer. Sin embargo, si hablamos en general, todos los signos pueden ser compatibles entre sí; lo que importa es el esfuerzo que cada uno esté dispuesto a hacer para llevarse bien con otra persona.
Cuando la gente piensa en la astrología, a menudo piensa en el amor. Hay una serie de leyes básicas que influyen en la compatibilidad amorosa, pero, una vez más, ese no es el cuadro completo. Un signo solar encajará en general con signos del mismo elemento. Por ejemplo, Aries y Leo son signos de fuego y casi siempre se llevarán bien. Los signos de elementos compatibles (fuego y aire; agua y tierra) también se atraerán. Por lo tanto, si eres tauro y le has echado el ojo a un piscis, ve a por él sin dudarlo. Sin embargo, si eres escorpio y te mola un leo y no intervienen otros factores, buena suerte. Te va a hacer falta.
¿Qué son los elementos?
Los elementos del Zodiaco son cuatro: fuego, tierra, aire y agua. Están dispuestos en ese orden en la rueda kármica, en una serie que se repite tres veces para abarcar los doce signos. Cada signo tiene una influencia elemental que rige sus motivaciones y acciones y que puede darnos una idea general de la esencia de esa persona. Si no tienes claro qué rasgos deberían asociarse con cada elemento, piensa en qué cosas relacionas con ellos. Si conoces a un enigmático piscis, no corras a buscar consejo en tu app de astrología. Piensa en todos tus recuerdos relacionados con el agua y obtendrás la información que necesitas. Tus instintos te guiarán. Por ejemplo, suele considerarse a los signos de fuego (Aries, Leo y Sagitario) exuberantes, independientes e impulsivos; los signos de tierra (Tauro, Virgo, Capricornio) a menudo se tienen por sensuales, cariñosos y prácticos; los signos de agua (Cáncer, Escorpio y Piscis) son espirituales, temperamentales y empáticos; y los signos de aire (Libra, Acuario y Géminis) son, casi siempre, inteligentes, comunicativos e inquietos. Ten siempre presente que en tu interior, como ser humano, posees una comprensión implícita de los signos.
¿Qué es la modalidad?
Todos los signos tienen una modalidad y existen tres tipos diferentes: cardinal, fija y mutable. Los cuatro signos cardinales del Zodiaco son Aries, Cáncer, Libra y Capricornio; los fijos son Tauro, Leo, Escorpio y Acuario; y los mutables son Géminis, Virgo, Sagitario y Piscis. Es tan fácil comprender la modalidad de un signo como su elemento. Si alguna vez te resulta confuso y no tienes wifi a mano, piensa en la definición de las palabras cardinal, fijo y mutable. Los signos cardinales siempre quieren ser los primeros, mandar y dirigir el espectáculo (sobre todo si el espectáculo no es suyo); quieren conquistar, ansían acumular seguidores y pueden llegar a frustrarse mucho cuando se les lleva la contraria. Por eso, aunque signos como Aries y Cáncer puedan enamorarse de la actitud proactiva del otro, están condenados a una guerra por el poder histórica (e histriónica). En cualquier lugar de trabajo donde haya, por pequeño que sea, un diferencial de poder entre dos signos cardinales, ya sea en el cargo, en el sueldo o en ambas cosas, el conflicto está garantizado. Con estos signos más vale que prevalezca la igualdad… Aunque, de todos modos, encontrarán un motivo para pelearse.
Del mismo modo, los cuatro signos fijos son tal como sugiere la palabra, no se mueven. Pueden llegar a ser extraordinariamente tercos y detestan cualquier clase de cambio. Por ese motivo se considera que los signos fijos son leales y están dispuestos a hacer lo que sea por sus seres queridos. Una vez que un signo fijo se ha comprometido a algo o con alguien, es muy poco probable que cambie de idea y recule. Su lealtad puede llegar a ser casi un defecto, porque esa necesidad de permanecer en un sitio los hace propensos a falsas ilusiones; viven ajenos a ciertos aspectos de la realidad y no son conscientes de que existe la posibilidad de que su pareja y sus amigos los traicionen. El clásico signo fijo es Tauro. Todo el mundo sabe que los tauro son capaces de estar horas sin levantarse de un cómodo sofá si no les das una excelente razón para hacerlo. De hecho, si tienen chocolate y vino tinto al alcance de la mano, podrían quedarse toda la vida sentados. En cuanto a los escorpio, es bien sabido que son capaces de permanecer al lado de alguien que les ha puesto los cuernos —durante milenios, si es necesario— por su miedo a lo desconocido, que es la esencia de estar solo. Los signos fijos siempre cumplen su misión y son, sin duda, personas con las que puedes contar. Bueno, siempre y cuando quieras contar con alguien que nunca se moverá. A la mayoría de la gente le gusta eso. Otras personas lo encuentran frustrante.
Los signos mutables son los divertidos. Todo les parece bien y, aunque tienen diversas naturalezas, dependiendo de su elemento, se dejarán llevar por la corriente. Les encantan los demás signos mutables, pero dos signos mutables pueden formar una pareja exasperante, ya que ninguno de los dos asumirá el liderazgo. Y, aun en el caso de que uno de ellos lo haga, nunca será un liderazgo real, sino un intento poco entusiasta de controlar la situación. Los signos mutables se mueren por los signos cardinales y los fijos. Los cardinales sienten una predilección especial por los mutables porque les ríen las gracias. Al contrario que los signos fijos, a los mutables les gustan los cambios y las oportunidades y a menudo son el alma de la fiesta (incluso una persona piscis que está en la fiesta en modo «siento cosas»). Y, si los signos cardinales se apropian del espectáculo y los fijos asisten a él, los mutables son el espectáculo. En la rueda kármica, todas las modalidades colaboran para generar armonía.
¿Qué es el signo lunar?
Nadie es solo su signo solar. En realidad, se puede pensar en una persona como el resultado de muchas y muy diferentes influencias astrales. La Luna (y Marte y Venus y Neptuno…) se encontraba, como el Sol, en una constelación concreta en el momento de nuestro nacimiento. De hecho, hay unos planetas regentes que nos influyen de forma generacional y espiritual. Una de las claves para comprender las motivaciones de una persona es conocer su signo lunar.
Si el signo solar puede considerarse el signo del yo, el signo lunar determina la identidad. Es lo que te empuja a actuar cuando te dejas llevar por tus instintos primarios, sin un razonamiento complejo de por medio. Es la respuesta emocional que tienes ante una situación, o lo que harías si estuvieras más cansado de lo normal o alterado por una circunstancia extraordinaria. Es la esencia pura destilada de tu interioridad. Como un chupito de personalidad sin adulterar.
Por esa razón a la gente le resulta útil conocer el signo lunar de la persona con la que mantiene una relación sentimental. Normalmente, cuando dos personas están juntas, los que conversan son sus signos lunares. Cuando te has quitado de encima el papel que representas en tu vida diaria y ya solo quedas tú, con tu pareja, en la cama, viendo una película —con la guardia baja, sin segundas intenciones ni necesidad de fingir nada— es cuando vuestro signo lunar llena la habitación.
Puedes averiguar cuál es tu signo lunar como hiciste con el solar (con la fecha, la hora y el lugar de nacimiento). Las leyes de compatibilidad suelen ser las mismas que rigen los signos solares. Así que, si pierdes la cabeza por alguien con el signo lunar Géminis y el tuyo es Libra, lo más seguro es que en un contexto íntimo las lunas estén en la misma onda. Las personas que tienen signos solares compatibles pero lunares incompatibles podrían tener problemas para llevarse bien a pesar de su aparente compatibilidad. Si eres tauro con Luna en Aries y tu pareja es capricornio con Luna en Virgo, por ejemplo, da igual lo mucho que se molen vuestros signos solares, tu pareja pensará que te pasas de impulsividad y que te falta sentido práctico. Y tú creerás que la otra persona es… un aburrimiento.
Piensa que el signo lunar es la versión concentrada de ese signo, con toda su energía contenida en un vaso de chupito. Por ejemplo, los escorpio son personas muy intensas en todos los aspectos. Pero, si los comparas con alguien que tiene la Luna en Escorpio, la versión lunar los supera en intensidad. El signo lunar ejerce una presión oculta y puede ser como una ráfaga de aire: inesperada, agradable o francamente aterradora.
¿Qué es el ascendente?
Como el signo solar y el lunar, el ascendente puede darnos algunos datos fundamentales sobre una persona. Es su máscara social; el personaje que representan en los contextos formal y profesional. Es el signo que habitualmente vemos primero y a partir del cual nos formamos una opinión rápida de esa persona. Muchos astrólogos, incluidos nosotros, no damos gran importancia al ascendente de las personas. Por supuesto, está ahí e influye en cómo te ve la gente, pero, en muchos sentidos, solo es una fachada.
El ascendente es el planeta que se alzaba por el horizonte oriental en el momento de tu nacimiento. Los signos ascendentes son la capa más superficial de una persona. Alguien con ascendente en Sagitario puede parecer divertido, coqueto y filosófico, pero, a menos que el signo solar o lunar de esa persona sea Sagitario, es probable que vaya perdiendo esa energía a medida que la conozcas mejor. De hecho, el ascendente, dependiendo de sus alineaciones astrológicas, puede convertirse en un impedimento para saber de verdad cómo es alguien. Si te sientes atraído por otra persona con ascendente Sagitario, podrías llevarte un chasco al descubrir su personalidad real; con el signo solar Escorpio y la Luna en Piscis, es alguien muy diferente a lo que parecía. Los signos ascendentes pueden ser, en realidad, un pozo de decepciones si no nos tomamos el tiempo necesario para comprender sus implicaciones y cómo distorsionan los fundamentos de la verdadera personalidad de una persona.
Si te interesa ver ese fenómeno en acción en el mundo real, pregúntale a un compañero de trabajo cuáles son su signo solar y su ascendente. Seguramente descubrirás que cuando habla con vuestro jefe predomina su ascendente y, en cambio, cuando conspiráis mientras coméis juntos sale a relucir su signo solar. Cuando nos vemos en una situación en la que no nos sentimos seguros, nos ponemos la máscara del ascendente y cruzamos los dedos. El ascendente es una armadura magnífica para el día a día, pero no es un fiel reflejo de la realidad. Recurrimos a él muchas veces para salir del paso.
Cuando tuiteamos el horóscopo semanal, a menudo nos preguntan si habría que leer también el ascendente y el signo lunar. Para que quede claro, hay que leer siempre el signo solar, aunque es una práctica habitual en los horóscopos hacer referencia al ascendente debido al vínculo que existe entre este y la máscara social. Cuando se escribe el horóscopo teniendo en mente los intereses mundanos o prácticos, es lógico leer también el ascendente. Sin embargo, nosotros escribimos los horóscopos con un ojo puesto en la progresión por la rueda kármica; así que el signo solar es la mejor herramienta para reflexionar sobre el camino que el futuro predice para ti.
¿Qué es la rueda kármica?
La rueda kármica es una manera de comprender la progresión de un alma a lo largo de su viaje. Empieza con Aries y termina con Piscis. A veces puede corresponder a las «edades» de los signos. Por ejemplo, los astrólogos suelen pensar en Aries como el bebé que todavía tiene que aprender lecciones importantes; y en Piscis como en el signo más viejo, el que se encuentra espiritualmente en el final de la vida y ya ha aprendido todas las lecciones kármicas del Zodiaco. En medio se colocan los demás signos, dispuestos de acuerdo con su edad. De modo que, por ejemplo, un libra siempre se sentirá más viejo que un géminis y un tauro, más joven que un escorpio.

Los signos que están al lado el uno del otro tienen una conexión kármica y, aunque sean bastante incompatibles, pueden sentirse atraídos sexualmente. Puede que, a primera vista, un leo y un virgo no tengan nada en común, pero, de acuerdo con las leyes de la rueda kármica, el leo está buscando en el virgo unos conocimientos que todavía no ha adquirido. Para algunas personas, una relación amorosa con alguien del signo inmediatamente posterior puede ser una manera de crecer desde un punto de vista kármico.
Las almas que hay en el universo no crecen kármicamente por sistema, no pasan de un signo al siguiente para entrar en el «cielo» o como se quiera llamar a lo que viene después de la muerte. La existencia es demasiado compleja para eso. Además, la astrología no funciona como las religiones. Más bien al contrario. La astrología proporciona muchas maneras de reflexionar sobre cómo vivir la vida y es difícil averiguar qué ocurre después de morir (a lo mejor en esto la poesía podría ayudarte). Sentimos que la astrología es una especie de magia práctica para nuestra vida. Y la rueda kármica es la peonza que gira sobre todo este universo mareante de posibilidades.
¿Qué son los signos opuestos?
¿Es verdad que se atraen?
Al hablar de signos opuestos nos referimos a signos que ocupan posiciones diametralmente opuestas en la rueda kármica. Todos los signos tienen su opuesto, que siempre está en el elemento que es más (no menos) compatible con el tuyo (por lo tanto, fuego/aire, tierra/agua) y con el que comparte modalidad (cardinal, fija o mutable). Aries/Libra, Capricornio/Cáncer, Leo/Acuario, Tauro/Escorpio, Sagitario/Géminis y Virgo/Piscis son todas las combinaciones de opuestos posibles.
Los signos opuestos pueden llevarse extraordinariamente bien u odiarse a muerte. Puesto que cada signo tiene algo que le falta al otro, pueden sentir una atracción salvaje y rechazarse intensamente. Es como un baile que los excita al mismo tiempo que los arrastra al fondo del abismo. No hay que tomarse a la ligera a una pareja del signo opuesto.
Si te interesa conocer mejor a una persona del signo opuesto, recuerda que el poder siempre será un problema. Algunos signos (todos los cardinales, por ejemplo) tienen más ansia de poder que otros. Si te estás liando con alguien del signo opuesto, hay muchas probabilidades de que las cosas salgan bien, aunque la comunicación será terrible. Nunca olvides las enormes diferencias que existen con tu opuesto, a pesar de que podáis tener motivaciones similares.
¿Qué significa que dos signos son compatibles?
Muchas personas recurren a la astrología para averiguar si dos signos son románticamente compatibles. Un signo suele congeniar con los otros dos signos de su elemento; con los que están separados por otro signo en la rueda kármica (Aries/Géminis), y con los signos de los elementos opuestos (tierra/agua y fuego/aire). Sin embargo, estas reglas no lo son todo, ya que cada signo posee un temperamento distinto. En las páginas siguientes tienes dos tablas que evalúan la compatibilidad en una escala del 1 al 10, en la que el 10 sería «Vamos directos a la cama» y el 1, «No vuelvas a hablarme en la vida, por favor».



¿Qué son los planetas regentes?
Cada signo solar está «regido» por un planeta. Esto significa que sobre cada signo hay una lupa que nos permite comprenderlo mejor, la cual viene determinada por unas características que se asocian con ciertas influencias planetarias. Esto nos transporta a la mitología de la Roma y la Grecia antiguas, ya que los planetas fueron bautizados con nombres de dioses, unas deidades que se han asociado a lo largo de la historia con ciertos rasgos de la personalidad. Los planetas regentes (y sus correspondientes dioses) determinan qué fuerzas entran en juego en cada signo y pueden ser una guía que nos ayude a comprenderlos mejor. En la página 28 hay una tabla de los signos con sus planetas regentes y los rasgos asociados a ellos.
¿Por qué tengo que preocuparme si
Mercurio está en la fase de retrogradación?
Si has prestado atención a las conversaciones sobre astrol
