Zombi: Guía de supervivencia

Max Brooks

Fragmento

cap-3

Los no muertos: mitos y realidades

Es aquel que emerge de la tumba y su cuerpo es un hogar para los gusanos y un nido de pestilencia. No hay vida en sus ojos, ni calor en su piel, ni latidos en su pecho. Su alma es tan oscura y vacía como el cielo nocturno. Se ríe ante la espada y escupe a la flecha, pues no pueden dañarle. Durante toda la eternidad, hollará la tierra, olfateando la sangre dulce de los vivos, dándose un festín con los huesos de los condenados. Cuidado, pues es el muerto viviente.

 

Texto hindú muy poco conocido,

escrito alrededor del año 1000 a.C.

ZOMBI: sust. también ZOMBIS pl. 1. Cadáver reanimado que se alimenta de la carne de seres humanos vivos. 2. Hechizo vudú que provoca que los muertos se alcen. 3. Dios serpiente vudú. 4. Alguien que se mueve o actúa aturdido «como un zombi». (Palabra originaria de África Occidental.)

imagen

¿Qué es un zombi? ¿Cómo se crean? ¿Cuáles son sus fortalezas y debilidades? ¿Cuáles son sus necesidades, sus deseos? ¿Por qué son hostiles a la humanidad? Antes de hablar sobre cualquier técnica de supervivencia, primero debes saber a qué intentas sobrevivir.

En primer lugar, hay que separar la realidad de la ficción. Los muertos vivientes no son un producto de la magia negra ni de ninguna otra fuerza sobrenatural. El responsable de su existencia es un virus llamado Solanum, una palabra latina utilizada por Jan Vanderhaven, quien fue el primero en «descubrir» la enfermedad.

imagen

SOLANUM: EL VIRUS

El Solanum viaja a través del torrente sanguíneo desde el punto de entrada original hasta llegar al cerebro. Siguiendo un proceso que todavía no ha llegado a entenderse del todo, el virus utiliza las células del lóbulo frontal para replicarse y las destruye al mismo tiempo. Durante este período, todas las funciones corporales se detienen, por lo cual, al pararse el corazón, se considera «muerto» al sujeto infectado. El cerebro, sin embargo, sigue vivo aunque inactivo, mientras el virus muta sus células hasta transformarlo en un órgano completamente nuevo. La característica más destacable de este nuevo órgano es que no precisa oxígeno. Al no tener ya necesidad de consumir este importantísimo recurso, el cerebro no muerto puede utilizar el resto del cuerpo humano como un complejo mecanismo de apoyo, aunque sin depender de él de ninguna manera. En cuanto la mutación se ha completado, el nuevo órgano reanima el cuerpo, que ha adoptado una forma que apenas guarda algún parecido (en términos fisiológicos) con el cadáver original; algunas funciones corporales se mantienen, otras siguen activas aunque con una finalidad distinta y el resto permanecen totalmente inactivas. Este nuevo organismo es un zombi, un miembro más de la legión de los muertos vivientes.

1. El origen

Por desgracia, a pesar de las múltiples investigaciones, todavía no se ha hallado una muestra aislada de Solanum en la naturaleza. Los exámenes del agua, el aire y la tierra de todos los ecosistemas, en todas partes del mundo, han dado resultados negativos, así como los realizados sobre la correspondiente flora y fauna. En el momento de escribir este libro, la búsqueda continúa.

2. Los síntomas

A continuación, se describe cómo avanza el proceso infeccioso en un ser humano (que durará más o menos horas, dependiendo del individuo).

Hora primera: La zona infectada se decolora (adquiere un tono entre marrón y morado) y causa dolor. La herida se coagula de manera inmediata (siempre que la infección provenga de una herida).

Hora quinta: Fiebre (de 37 a 39 ºC), escalofríos, leve demencia, vómitos, fuerte dolor en todas las articulaciones.

Hora octava: Entumecimiento de las extremidades y la zona infectada, aumento de la fiebre (de 39 a 41 ºC), se incrementa la demencia, se pierde la coordinación muscular.

Hora undécima: Parálisis de la parte inferior del cuerpo, entumecimiento general, ralentización de la frecuencia cardíaca.

Hora decimosexta: Se entra en coma.

Hora vigésima: El corazón se detiene. Nula actividad cerebral.

Hora vigesimotercera: Reanimación.

3. El contagio

El Solanum es contagioso al cien por cien y letal al cien por cien. Por suerte para la raza humana, el virus no se puede transmitir ni por el agua ni por el aire. No se conoce ningún caso en que un ser humano haya contraído el virus por hallarse en contacto con los elementos de la naturaleza. La infección solo puede tener lugar a través de contacto directo con un fluido infectado. Aunque los mordiscos de zombi son, de lejos, el medio de transferencia más conocido, no es el único, de ningún modo. Ha habido humanos que se han infectado al rozarse con un zombi, ya que han entrado en contacto las heridas abiertas de ambos, o al recibir una lluvia de restos de no muerto tras una explosión. Sin embargo, la ingestión de carne infectada (siempre que la persona no tuviera heridas abiertas en la boca) provoca una muerte permanente y no el contagio; está demostrado que la carne infectada es extremadamente tóxica.

Se ignora qué consecuencias tendría el contacto sexual con un espécimen no muerto, pues no hay ninguna información al respecto (ya sea basada en datos históricos, experimentos o cualquier otra fuente), pero tal y como se ha señalado previamente, dada la naturaleza del Solanum, lo más probable es que hubiera un alto riesgo de contagio. Sería inútil advertir en contra de tales prácticas, puesto que las personas tan trastornadas como para intentar algo así no estarían preocupadas para nada por su propia seguridad. Muchos han argumentado que, dado que los fluidos corporales de los no muertos están coagulados, la posibilidad de contagio a través de un contacto que no fuera un mordisco debería ser baja. Sin embargo, debe recordarse que solo hace falta un organismo para que el ciclo comience.

4. El contagio entre especies

El Solanum es letal para todos los seres vivos, con independencia de su tamaño, su especie o el ecosistema al que pertenezcan. No obstante, la reanimación únicamente tiene lugar con los seres humanos. Ciertos estudios han demostrado que, cuando el Solanum infecta un cerebro no humano, muere horas después de fallecer su anfitrión, lo cual permite que se pueda manipular el cadáver sin ningún riesgo, ya que los animales infectados expiran antes de que el virus pueda replicarse por todo su cuerpo. También se puede descartar el contagio a través de las picaduras de insectos, como los mosquitos, puesto que se ha demostrado experimentalmente que todos los insectos parasitarios son capaces de detectar a un anfitrión infectado y lo rechazarán en el cien por cien de las ocasiones.

imagen

5. El tratamiento

Una vez que el humano se encuentra infectado, poco se puede hacer para salvarlo o salvarla. Como el Solanum es un virus y no una bacteria, los antibióticos no si

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos