¡Libérate!

Alejandra Llamas

Fragmento

¡Libérate!

Prólogo

SOMBRA

Alguien me sigue y me persigue, escucha lo que digo y vigila lo que hago, imita mis movimientos y conoce mis defectos, se burla de mis sentimientos y hasta creo que lee mis pensamientos, ¡Estoy desesperada! No sé cómo deshacerme de este espía que me atormenta y me sumerge en sofocante agonía.

Hoy he desenmascarado a este acosador y con pesar he descubierto que se trata de la oscura sombra de mi preocupación.

—¿Por qué no me dejas vivir tranquila? —pregunté.

—No soy yo, sino tú quien me necesita —contestó y continuó—: has aprendido a vivir en la oscuridad llenando tus poros de infelicidad. Sólo estás pendiente del miedo y la envidia es el mayor de tus sentimientos.

Te gusta ser una víctima y vivir tras las tinieblas de la apatía, no te das cuenta de que me creaste para cegar tus ojos y así tener cómo justificarte. Sin embargo, la luz siempre ha estado ahí, pero tú has preferido huir...

Ahora quieres escapar y no sabes por dónde empezar, pero puedes deshacerte de mí en el momento en que decidas vivir, cambiar el resentimiento por perdón para liberar tu mente y percibir el mundo desde un lugar de amor. Un mundo en el que todo se muestre más acogedor y ya no necesites preocuparte, sentir vergüenza, quejarte o reforzar creencias limitantes.

Hace años, en medio de una desesperación profunda escribí ese pequeño relato. En verdad me sentía asustada y perseguida por la preocupación. Me avergonzaba de ser yo; lo que no imaginé es que la inspiración me revelaría la solución en el mismo texto.

Recuerdo que cuando terminé de escribir, releí el relato y cuando llegué a la parte que dice:

Puedes deshacerte de mí en el momento
en que decidas vivir…

No entendí nada. Me pregunté en voz alta: Marisa, ¿qué quisiste decir? En buena onda no te malviajes. Es obvio que quieres vivir, pero la vida no te deja. ¡Qué tontería! —pensé, y me acosté a dormir.

Durante semana y media no me acordé del dichoso relato hasta que un día, en un momento de esos en lo que quisieras ser adivino para predecir el futuro y poder prepararte con escudo protector contra lo peor, apareció nuevamente la frase en mi cabeza…

Puedes deshacerte de mí en el momento
en que decidas vivir…

De pronto lo vi claro: yo no vivía, más bien sobrevivía. De un tiempo a esa fecha me había convertido en un ente asustado, que la mayor parte del tiempo pensaba que la vida era un lugar hostil al que se venía a competir para tener derecho a existir. Claro que con esa definición de la vida me resultaba natural estar preocupada bastantes horas al día.

Llegué a pensar que si de verdad existía un dios, éste padecía de trastorno bipolar o seguramente tenía las hormonas hechas un desastre y por eso tenía un humor cambiante. Tanto que a unos les favorecía, mientras que a otros no les daba oportunidad ni de levantarse del ring. Sí, lo confieso; en tales momentos ésa era mi definición: estaba percibiendo un dios desde la mirada del ego.

Descubrir que eso que yo llamaba vida era simplemente respirar me hizo abrir los ojos. Fue una especie de revelación “mágico-mística-misteriosa-musical” y declaré con toda mi fuerza interna:

—Elijo vivir.

Empecé con lo que tenía enfrente: mi voluntad, mis letras, mi curiosidad por conocer el comportamiento humano, y mi oído, que durante mucho tiempo había prestado para escuchar a los demás y que ahora también afinaba para oír a la voz de mi espíritu. La liberación comenzó con una poderosa intención que trajo consigo movimiento. Varias cosas se sucedieron, una de las cuales fue conocer a mi querida mentora Alejandra Llamas, una mujer que ha hecho de su vida un arte con el que se expande y comparte. Comenzó por el arte de conocerse a sí misma y ahora con este libro nos lleva a experimentar el arte de la liberación. Su trabajo me apasiona, porque es el reflejo del camino y descubrimiento personal que ha hecho en este viaje de la vida. No creo en las casualidades, sí en los encuentros de almas y parece que todo se confabuló para dar a luz a este libro: se unificaron nuestras mentes, nuestros procesos de vida y nuestros corazones. Me siento honrada y agradecida de ser parte de este maravilloso libro tan generoso y lleno de respuestas; Gracias, Ale, por hacer espacio a mis letras, por permitirme compartir todo aquello que me regresa a la paz, al estado de libertad. Estoy convencida de que cada una de las páginas de este libro son un camino para cortar las cadenas que nos mantienen sometidos y encerrados en la prisión mental y corporal. Y es que… ¿quién no ha sentido miedo, angustia, duda, culpa, vergüenza o preocupación? Pensamos que las circunstancias nos alteran o amenazan, pero no nos damos cuenta del efecto que tiene en nuestra vida nuestro diálogo interno, el cual se construye de pensamientos, ideas, creencias, conclusiones de las interpretaciones de vivencias anteriores, y de más. En el intento por sobrevivir, muchos de nosotros hemos incorporado de manera inconsciente la voz de un torturador mental para que con sus regaños, críticas y burlas nos dé las directrices para “triunfar”. Qué equivocados estamos al pensar que el maltrato puede traernos bienestar.

Vivir se relaciona con la libertad de ser y estar, de ser dueños de nuestro diálogo interno. Nos han enseñado a hacer conquistas en el exterior; llegar y poner la bandera de esto es mío, pero olvidamos que el único dominio que nos merece frutos auténticos es el de nuestro ser. Liberarse es un arte, no un acto de escapismo; la liberación no propone huir, sino reconocer, transformar, aceptar, integrar y permitir.

Te invitamos a caminar por estas letras hacia un cambio de percepción. Es maravilloso y liberador tirar los falsos lentes del horror para en su lugar ponerse los del amor. ¡Bienvenido!

MARISA GALLARDO

¡Libérate!

Introducción

A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de trabajar de la mano de muchas personas que desean encontrarse con su liberación; pero también es cierto que he trabajado en mí, con el fin de aliviar luchas internas y externas que he aprendido a cargar como ser humano. La gran mayoría convivimos con esas luchas en silencio, confundidos, pensando que vivir con miedo es una condición irremediable, sintiéndonos rotos por dentro pero aparentemente compuestos y funcionales por fu

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