Metagenealogía

Alejandro Jodorowsky
Marianne Costa

Fragmento

Metagenealogía

Introducción

El título de esta obra es un neologismo. ¿Qué es la Metagenealogía? ¿Por qué no hablar más bien de «Psicogenealogía», ya que este término está más de moda?

El vocablo psicogenealogía fue acuñado por Alejandro Jodorowsky al final de la década de 1970. Desde entonces su uso ha ido paulatinamente degradándose hasta el punto de llegar a servir de tapadera a prácticas extraordinariamente variadas, de una manera tal que esa misma diversidad ha acabado por perjudicar al propio término que las designa. Algunas de ellas relevando a la psicología pura y dura, y otras, al espiritismo menos verificable.

Lo que tienen en común todos estos enfoques es que dichas disciplinas proceden de una misma toma de conciencia, emergente desde hace ya algunos decenios: la influencia del linaje sobre el individuo.

El interés de los terapeutas, como de la gente en general, por el árbol genealógico no ha cesado de crecer desde los años 1970, época en la que los psicoanalistas abordaron, por vez primera, la cuestión del vínculo transgeneracional. Occidente está en pleno proceso de redescubrimiento de algo que muchas otras culturas afirman, incluso después de haber estado desde siempre sometidas a formas religiosas, mágicas o chamánicas: que el inconsciente familiar interactúa con el inconsciente personal, tanto para lo mejor como para lo peor.

Hoy en día, si alguien concierta una cita para asistir a una sesión de psicogenealogía, se podría encontrar enfrente a un terapeuta diplomado, a un médium o a un energetista. ¿Y qué es lo que lograría de esta sesión? Probablemente un esquema que vendría a hacer fríamente un mero inventario de los dones vitales de cinco generaciones de sus ancestros, acaso algunos mensajes intuitivos provenientes de sus «recuerdos energéticos» o quizá una insinuación de que desciende de Carlomagno. En todos y cada uno de los casos, es muy posible que quede absolutamente maravillado por la pertinencia de las informaciones recibidas. Y es muy probable asimismo que llegue a descubrir ciertas repeticiones de las que no era consciente, acaso ciertos secretos de familia o bien el origen de alguna obsesión o quizá también de alguna fobia. En el peor de los casos, se verá tremendamente frustrado por su exceso de intelectualidad y por un diagnóstico frío e inútil. O por el contrario, se sentirá sumamente escéptico ante todo el torrente de desvaríos irracionales habidos en una sesión rica en clichés new age o en necedades sentimentales.

La Metagenealogía sin embargo se propone reconciliar los aparentes contrarios situándose, precisamente, en su punto de conjunción: allí donde lo racional colabora con lo irracional, donde la ciencia danza con el arte, donde la «clarividencia» significa más bien intuición que lucidez. En el lenguaje actual, en el que los conceptos propios de la neurología serán, a partir de ahora, moneda corriente, se podría decir que de lo que se trata es de equilibrar el hemisferio cerebral derecho con el izquierdo.

Pero ¿cómo dar cuenta de una disciplina que está tan sólidamente enraizada en la psicología como en el arte, en la ciencia como en las tradiciones espirituales y esotéricas? Esta obra se propone resumir y presentar, de manera accesible, los treinta y cinco años de investigación y descubrimientos sobre el árbol genealógico llevados a cabo por Alejandro Jodorowsky. Sin embargo, un mismo problema nos anima a ambos desde hace más de diez años: ¿cómo poder transmitir estas teorías y prácticas que su creador mantiene en constante desarrollo?

Firmemente anclada en las teorías psicológicas y científicas de su tiempo, la metagenealogía refleja el trayecto artístico de toda una vida y la insaciable búsqueda de sentido que anima a su creador. Esta disciplina sugiere que toda «enfermedad» puede ser entendida como una carencia de belleza y de conciencia, y que «curar» consiste en convertirse, auténticamente, en uno mismo.

Lo que nosotros nos proponemos escribir es el relato de una doble iniciación, más que un manual: una, ya realizada, la del creador de la metagenealogía; y otra, que aún está por suceder, la de quien quiera prestarse al juego y emprender con nosotros el camino de la reconquista de su verdadera identidad. Los dos juntos hemos organizado esta narración como si se tratara de un cuento iniciático; y dado que sigue una cronología pedagógica y ejemplar, servirá de hilo conductor a todo lector que desee estudiar su árbol y reflexionar sobre su propio destino. Y queremos agradecer aquí la colaboración desinteresada de Montserrat Tubau, que hizo una última lectura de nuestro libro.

Antes de cada capítulo, una introducción escrita en primera persona reconstruye los momentos clave del periplo vital de Alejandro Jodorowsky. A cada uno de estos fragmentos de la vida del autor le sigue un capítulo teórico, apoyado por ejercicios o referencias al Tarot (nuestro modelo fundador del trabajo sobre el Yo) que sin duda permitirá al lector avanzar un poco más allá en la comprensión y la curación de su árbol genealógico. Asimismo, se completa con otra serie de ejercicios que pondrán en marcha los recursos de atención, creatividad y fantasía, cualidades que nos parecen esenciales en la empresa de re-invención de las raíces, a lo cual se te invita desde aquí.

Nosotros esperamos, de todo corazón, que este doble viaje te sirva, al igual que a los héroes antiguos, para triunfar sobre todos los obstáculos y para conseguir ese elixir capaz de transformar perdurablemente tu existencia y la de tu entorno. Dicho elixir, en la teoría jodorowskyana, lleva el nombre de «Conciencia».

Marianne Costa

Metagenealogía

Glosario

Conciencia/conciencia Se confunden ambos términos, pues «Conciencia» se interpreta como «aquello de lo que soy consciente», es decir, aquello de lo que me doy cuenta en la vigilia. Pero en realidad lo que es «consciente» es aquello que erróneamente llamamos «Inconsciente». Somos más el inconsciente que la conciencia. Si nos liberamos del concepto de «ser conscientes de», la Conciencia es lo que realmente somos, una naturaleza indefinible, a la que a veces llamamos alma y otras espíritu. En cambio, lo que llamamos «conciencia» es la individualidad en la vigilia, una cárcel racional que nos hace creer que sólo somos aquello de lo que nos damos cuenta.

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