Coronación

José Donoso

Fragmento

La coronación de José Donoso

Coronación se erige como una producción central para comprender las articulaciones estéticas y los imaginarios sociales en los que ha transcurrido la literatura chilena y latinoamericana. Esta primera novela de José Donoso, publicada en 1957, es considerada hoy como un «clásico» en la medida que contiene, como sedimento, la multiplicidad de haces de sentido que atraviesan toda la obra del autor.

De manera ineludible, el desarrollo de la obra de José Donoso marcó un punto de inflexión con los tejidos literarios más deterministas que se fundaban en la relación entre causa y efecto. La ruptura «donosiana» consiguió alterar este formato, en la medida en que generó superficies narrativas densas que permitían visualizar las formas en que el poder circula a través de las superficies sociales adoptando complejas y sucesivas máscaras, para instalar controles y deslizamientos entre los que se tejen y transcurren los cuerpos y sus jerarquías.

La impronta donosiana se situó, de manera primordial, en los espacios privados como escenarios para cursar su teatro con la letra. Pero la casa operó, en uno de sus vértices, como una máscara más para dar cuenta de cómo funcionan las jerarquías en el espacio público, a partir del trazado lúcido de los pormenorizados hilos sociales e históricos en los que transcurre lo privado. Así, mediante una aguda observación de los cuerpos, sumidos en un conjunto de rutinas domésticas, Coronación consiguió relatar el ensamblaje de las clases sociales y el modo en que se cursan sus intensas dependencias. Pero también rompió la linealidad tradicional en la que se ha pensado la relación entre opresor y oprimido para mostrar y demostrar que, a pesar de las asimetrías, el subordinado cuenta con recursos que le permiten conseguir pequeñas pero reconocibles cuotas o zonas de poder.

El trabajo literario donosiano complejizó las tramas de las superficies sociales cuando escenificó la dimensión del mestizaje, el valor y el desvalor de los cuerpos, el deseo, las eróticas y la expansión de la sexualidad de la mujer. Mostró la explotación y la revancha más radical bajo el prisma de la disolución total del relato. Esta obra podría leerse según el trazado teórico de Michel Foucault, porque la ruta donosiana puso de manifiesto que el poder circula por todos los cuerpos sin excepción. Consiguió plasmar, mediante sus precisas técnicas literarias, el orden simbólico en que el poder se ejerce manteniendo un fino y constante suspenso entre las disciplinas y las indisciplinas, entre la cárcel y su afuera, entre la vida y la muerte, entre la rebeldía y el conformismo.

Coronación presenta un enjambre de cuerpos en que palpitan sus deseos, sus normativas, y condensa la mirada en torno a las diversas subjetividades alojadas en su superficie literaria. La familia burguesa amplía sus límites al contemplar, como parte de sus haberes, a la servidumbre. Pero, a la vez, esa misma servidumbre se apodera de la parte más íntima de la familia en la medida en que dispone del conocimiento de los cuerpos burgueses a los que sirve y obedece. Y es ese conocimiento el que rompe sutilmente los equilibrios y muestra las sucesivas interdependencias que, más allá de su diversidad, constituyen un arma dislocadora e inesperada en un terreno menos previsible para las hegemonías.

Hoy, más allá o más acá de la actual realidad tecnológica y globalizada, y a pesar de las modificaciones a las normativas con el fin de reenfocar o diseminar la violencia, la situación vital que experimentan, como diría Fanon «los condenados de la tierra» sigue intacta. Y son precisamente esa globalización y esa tecnología las que iluminan las zonas más perturbadoras en las que transcurre la nueva explotación plástica que hoy promueve la objetualización de la vida mediante una deuda interminable con intereses usureros.

En este sentido, y traspasando los simulacros fundados en un falso desarrollismo, la novela Coronación mantiene su vigencia porque se estructura especialmente en los universos síquicos que provienen de diversas culturas y tradiciones que los habitan y los impulsan. Tanto el exceso como la escasez se cursan en apretados nudos que permiten vislumbrar la intensidad social de los personajes y sus estrategias de vida y de sobrevida.

La novela está traspasada por preguntas existenciales, como juego retórico burgués, y son esas preguntas las que apuntan a un cierto vacío como horizonte implacable para las vidas acomodadas a las que acecha diagonalmente una doble locura.

Resulta crucial en la obra la demencia asociada a la ancianidad que, sin embargo, una vez que la vejez rompe sus propias compuertas represivas, porta grados consistentes de «verdad», pese a la apariencia de un afuera de la realidad. O bien esta específica demencia senil puede ser entendida también como una forma de liberación ante el conjunto de convenciones que encarcelan a los cuerpos sometidos a los mandatos de su propia historia.

Por otra parte, la novela apunta al vacío burgués, una nada que puede conducir al delirio porque carece de significados o de metas o de proyectos que produzcan un enlace con la vida más concreta. Así, el conocido «ocio burgués» es un arma peligrosa que amenaza a la clase más poderosa. Una clase ensimismada y entregada a rutinas rígidas e invariables que terminan por enloquecer a sus sujetos.

Nada es completamente definitivo en la novela Coronación y eso es un desafío abierto para las sucesivas lecturas que la han acompañado a lo largo de los años. Es esa «porosidad» la que permite renovar sus claves y aventurar diversas conceptualizaciones porque, finalmente, muestra el asombroso reflejo en que transcurren y se miden los nudos entre lo público y lo privado.

Diamela Eltit

Para Carmen Orrego Montes

Primera parte

El regalo

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos