La causa nacional

Jacobo Celnik

Fragmento

Prólogo

El rompecabezas

Debo confesar que me sorprendí, y mucho, cuando Jacobo Celnik me contó que iba a escribir un libro sobre la historia del rock en Colombia. Desde que lo conozco, hace por lo menos quince años, Jacobo siempre ha mostrado una especial predilección por el rock británico. Un interés de melómano compulsivo, comprador y coleccionista de discos, pero también de reportero. Se ha dado a la tarea de entrevistar a grandes exponentes del rock, en particular de rock sinfónico, y lo ha hecho con una persistencia que asombra. Muchas de esas entrevistas se publicaron en diversos medios y la mayoría están en los libros Rockestra y Satisfaction.

Por eso, cuando Jacobo me habló de este proyecto me costó bastante trabajo imaginarlo en la búsqueda ya no de tesoros escondidos de los Kinks, The Who o Peter Hammill sino de Génesis, Los Speakers, Malanga, pero también de Aldea, Ex-3, Carbure, Nash, Aterciopelados… Y cuando se le metió la idea en la cabeza entró de lleno en el proyecto.

Jacobo es entusiasta, perseverante y disciplinado por naturaleza. Un día cualquiera me pasó una lista de posibles grupos y músicos colombianos que pensaba mencionar en el libro. Discutimos los nombres que había seleccionado, yo le boté un par de ideas y una semana más tarde me llamó para decirme que ya había entrevistado como a diez o quince de ellos. Y acto seguido comenzó a escribir. Y a oír y comprar más y más discos. Y a buscar nuevas entrevistas. Y cada entrevista lo llevaba a una nueva. Y cada nueva entrevista lo obligaba a revisar lo que ya había escrito. Todo ese vértigo de buscar, encontrar, corroborar y dudar le permitió darse cuenta de que, en gran medida, lo que se ha escrito y dicho de las primeras décadas del rock es material basado en la memoria de sus protagonistas. Y ustedes ya saben muy bien qué dijo Gabriel García Márquez acerca de los recuerdos. De las trampas de la memoria.

Tal como él lo señala en la introducción, el rock colombiano anterior a 1988 está muy mal documentado. Y las evocaciones de quienes lo vivieron suelen no ser muy precisas cuando de fechas se trata. Me consta, porque yo también intenté escribir esa historia en 1989 y me encontré con esa dura realidad. Por no hablar de los egos de algunos de estos músicos y promotores, de las envidias y los celos que se han mantenido vivos treinta, cuarenta, cincuenta años. Más de un personaje de la vieja guardia asegura haber sido el que trajo el rock a Colombia. En vez de descorazonarse o de irse por la más cómoda y segura autopista de la publicación de un puñado de entrevistas, Jacobo se la jugó e intentó armar un rompecabezas de esos bien complicados y al que, además, le faltan muchas fichas. Se dedicó, en la medida de lo posible, a intentar reconstruir algunas de las que faltaban.

Cuando llevaba unos dos o tres meses de trabajó Jacobo Celnik descubrió dos cosas: primera, que tenía material como para publicar al menos dos tomos. Segunda, que era imposible escribir una historia única o que pretendiera ser “la historia”. En muchas ocasiones se encontró con tres o cuatro versiones o miradas diferentes de un mismo acontecimiento. Un determinado momento clave de la historia del rock, al ser narrado por cuatro voces diferentes, terminaba transformándose en cuatro relatos. ¿Cómo averiguar cuál de ellos es el más veraz si no hay documentación escrita o registros sonoros o audiovisuales en qué apoyarse? Por ese motivo decidió agregarle una s final a la palabra Historia, para convertir su trabajo en una colección de Historias en las que él mete la cucharada, por lo general para aportar elementos de contexto y analizar diversas circunstancias, pero también para acotar recuerdos y opiniones personales que jamás camufla de información.

Y si la falta de información completa y confiable es un problema que encara quien escribe sobre rock colombiano de los años 50, 60, 70 y parte de los 80, el exceso de información a partir de los 90 y el siglo XXI (el siglo de las redes sociales) también es otro gran obstáculo. ¿Por dónde empezar? De todos estos grupos documentados en Google, Myspace, YouTube, Twitter y Facebook, ¿cuáles merecen estar en el libro y por qué?

Por ese motivo Jacobo decidió detener su indagatoria en 1999, cuatro años después del año en que comienza Rock al Parque, evento que ayudó a consolidar de manera definitiva una era que en veintidós años se ha caracterizado por ofrecer una gran cantidad de bandas de estilos muy diversos. Una era de fronteras difusas en la música, difícil de clasificar, abarcar y entender, y a la cual, afortunadamente, casi siempre se puede tener acceso a través de internet.

Uno de los aportes de este libro son los paralelos que presenta el autor para mostrar en qué estaba el rock no solo en Estados Unidos y Gran Bretaña sino también en España y diversos países de América Latina como Perú y Argentina en momentos determinantes del rock colombiano. Celnik no solo se detiene en aspectos musicales sino también del desarrollo de la radio, los estudios de grabación, la industria discográfica. Y de esos temas también hablan los protagonistas a quienes Jacobo les da una vocería a lo largo del texto.

Este no es un libro definitivo ni exhaustivo. Tampoco pretende serlo. La música es un territorio muy dinámico. No solamente porque esta avanza y evoluciona, sino también porque las miradas y valoraciones que le damos al pasado varían con el tiempo. Continuamente estamos cambiando nuestros puntos de vista. Salvo excepciones como los Beatles, los Rolling Stones y un puñado más, la importancia de un grupo es algo muy relativo y que cada época define cuando se tiene la suerte de llegar a un consenso. Basta ver los listados que las grandes revistas musicales han elaborado en distintas épocas para ver cómo cambia la valoración que se le da a una banda o a un álbum determinado.

El rock en Colombia es un terreno abierto a más trabajos de esta naturaleza que ayuden a enriquecer nuestras miradas acerca de su pasado y su presente. Jacobo Celnik ha dado nuevos pasos que, en últimas, ayudan a cada quien a darse una idea un poco más sólida y profunda de la historia del rock colombiano, pero también de sus razones.

Bienvenidos a este nuevo viaje al pasado de nuestro rock. Parafraseando al exfutbolista y director técnico argentino César Luis Menotti, de “nuestro viejo y querido rock colombiano”.

Eduardo Arias, agosto de 2017

Prefacio

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