Hazte cargo de tus heridas

Francely Valencia Morales

Fragmento

Hazte cargo de tus heridas

PREFACIO

Si bien muchas de las lesiones emocionales no fueron tu responsabilidad, sí te corresponde sanarlas. El camino más fácil, y limitante a la vez, es culpar a la vida, a la sociedad, a la familia, a alguien o algo externo. Y lo cierto es que, si bien no podemos controlar nada de lo que pasa afuera, ni como los demás actúan, sí es una decisión y una responsabilidad utilizar esa historia como ladrillos que construyan nuestra vida. Con este libro quiero invitarte a que te hagas cargo de tus heridas, a que tomes las riendas de tu sanación.

Hazte cargo de tus heridas comienza por la primera responsabilidad que todo ser humano tiene: sanar su origen. Este capítulo te propone revisar las experiencias que has vivido desde la infancia, identificar las heridas emocionales instauradas en la dinámica familiar, analizar los rasgos que componen tu personalidad y, sobre todo, brindarte herramientas prácticas para que las sanes. Estas heridas, lo creas o no, son la raíz de muchos problemas de tu vida actual. Cuando eliges sanar, tu pasado no te define, sino que es tu guía para mejorar y tener una vida plena.

La segunda responsabilidad que tienes para sanar es entender cómo funciona tu mente para darle un nuevo significado a tu diálogo interno y comprender el poder que tienen los pensamientos. En este capítulo te enseñaré a cambiar los pensamientos negativos por constructivos. Si sigues mis indicaciones, pondrás a trabajar la mente a tu favor y construirás la vida que sueñas.

La tercera responsabilidad es gestionar las emociones a tu favor, porque no se trata de lo que sientes, sino de qué haces con lo que sientes. En este capítulo aprenderás a diferenciar las sensaciones corporales de cada emoción y, por supuesto, a identificarlas. Esto te permitirá comprender que cada emoción es una guía, un faro que te dirige hacia una vida más tranquila y feliz, si así lo decides.

La cuarta responsabilidad es amarse a uno mismo. Este capítulo te enseña a construir una autoestima sana, porque solo así puedes amar también de forma sana a otras personas; a cambiar los lentes con los que ves la vida, unos con los que eliges ver lo mejor de los demás y entregar lo mejor de ti, desde la comprensión y también desde la compasión, porque todos somos hijos de una historia y las personas heridas solo saben herir. También te recuerda que una autoestima sana te permite valorar lo que eres y apreciar lo que haces, no naces con ella, pero la puedes construir todos los días.

La quinta responsabilidad que tenemos es darle el valor a las pequeñas cosas: la rutina de la mañana, la forma en la que elaboras tu diálogo interno, lo que ves, lo que lees, los hábitos que tienes y las personas con las que te relacionas, porque al fin y al cabo, son las pequeñas cosas las que influyen en la transformación de tu vida.

La sexta responsabilidad es sobre cómo hacerte cargo de las crisis. Encontrarás recomendaciones para que puedas transitarlas de manera sana, y para que aprendas que las crisis son necesarias e ineludibles; además, son agentes de cambio que nos retan y nos permiten crecer, transformarnos y evolucionar, si así lo decidimos.

En el capítulo 7 te invito a trabajar de manera asertiva cada una de las dimensiones que permiten la realización plena del ser humano: física, mental, espiritual, social, familiar, económica y vocacional. Sin importar cuál de ellas tenga más relevancia para ti, no puedes excluir ninguna, porque encontrar el equilibrio entre todas hace la gran diferencia.

Por último, encontrarás ejercicios prácticos para sanar las diferentes heridas de la infancia y herramientas poderosas para alcanzar una vida de bienestar.

Deseo que Hazte cargo de tus heridas pueda acompañarte en tu proceso de transformación, con el fin de que te conozcas, aprendas a manejar tu mente, a gestionar las emociones y alcances la vida que deseas, una en la que lo importante no sea acumular bienes materiales, un título o éxito profesional, sino donde esté presente lo esencial, todos los valores, habilidades y herramientas que nos enriquecen: el amor, el perdón, la gratitud y otras más que desarrollaremos a lo largo de este libro.

 

NOTA DE LA AUTORA:

Este libro no pretende sustituir la terapia. Está basado en mi experiencia y mis estudios como psicóloga y neuropsicóloga. Estoy segura de que te servirá para dar un primer paso: te llevará al pasado, por las diferentes etapas de tu vida, y te permitirá identificar las heridas que hoy todavía afectan tu vida y tus decisiones. Con seguridad, verás que hay mucho por trabajar. Ojalá sea el detonante para que te animes a consultar con un profesional que te guíe en un proceso terapéutico. Este libro te acompañará en ese viaje.

Hazte cargo de tus heridas

TODO COMIENZA CUANDO DESPIERTAS

Yo solía pensar que la vida era de “luchas y sacrificios”, de las que cuando algo no salía bien, decía “Es que nunca hay felicidad completa”. Vivía en función de estudiar (¡siempre me ha encantado!), y por mi novio del momento. Porque debo reconocer que en una etapa de mi vida funcionaba así: terminaba con un chico y seguía con el otro. Hasta que conocí al hombre que cambió mi vida.

Un hombre varios años mayor que yo, inteligente, apuesto, encantador, de esos que te envuelven con su personalidad, y sí, me enamoré. Fue de esos amores “agridulces”, de momentos hermosos y otros muy amargos, tristes y desesperantes.

Era una joven de 19 años que amaba desde la carencia, entregaba todo, absolutamente todo de mí hasta quedarme sin nada, incluso sin dignidad y sin amor propio… Pero a pesar de esos altibajos, pensaba que era “feliz” porque lo tenía a él, “el amor de mi vida”. A pesar de tanto dolor —porque no fue una historia de Disney—, agradezco todo lo que viví con él, porque después de esa experiencia no soy la misma. Sobre todo, por el acontecimiento que puso punto final a la relación y marcó un antes y un después.

Este hombre con el que compartía mi vida desde hacía más de ocho años y con quien tenía planes de casarme y formar una familia, murió. Lo terrible de esta historia no fue solo su muerte, sino la manera en la que ocurrió: fue asesinado con varios disparos mientras conducía su camioneta, en pleno centro de la ciudad. Yo me encontraba a dos horas de distancia del lugar de los hechos, y cuando me informaron del atentado no se había confirmado su muert

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