¿Es posible una maternidad sin culpas?

¿Cómo dejar de vivir una maternidad con culpa y lograr que se convierta en una experiencia más libre y placentera?

Por: María Fernanda Cardona Vásquez  (Autora del libro Maternidades Imperfectas) @mafecardonavelasquez

7 marzo,2024

La madre tiene a su hijito en brazos. Lo acuna, le canta, lo amamanta, le dice cosas lindas. Sus ojos se encuentran. El bebé aún no puede verla con claridad, pero el contacto con la piel desnuda de su madre lo hace sentir seguro. Por su parte, la madre suda, la madre tiembla. Intenta calmarse, pero está ansiosa. Las preguntas se agolpan en su cabeza. Está contenta, pero también confundida. Una idea cruel que intenta dejar ir sin éxito se instala en su consciencia. Mirando a su hijo, se pregunta: ¿y si no lo hago bien? 

 Esa madre soy yo. Pero estoy segura de que no soy solo yo. Esa confusión, ese miedo tremendo a no cumplir con las expectativas de “la buena madre”, esa sensación de insuficiencia, todo esto lo sentimos muchas de nosotras. Y no solo cuando tenemos a nuestro bebé en brazos; la culpa es una sensación recurrente en la maternidad, no importa la edad de nuestros hijos e hijas.

 La maternidad trae muchas cosas, algunas hermosas, otras dificilísimas. Y entre estas últimas, está la culpa materna. Una culpa que nos susurra frases que nos hacen sentir las peores madres del mundo. “Podrías ser mejor” “No estás dando todo de ti”. “Tú no importas, solo importa tu hijo”. “No mereces ser mamá”. “Eres monstruosa”. “Eres mala madre”.

 La culpa nos acompaña a algunas de nosotras como la pulsera en el tobillo lo hace con quienes tienen casa por cárcel. Y sé que puede sonar exagerado, pero si lo pensamos bien, las madres muchas veces nos sentimos así: como delincuentes controladas por la mirada ajena. El dedo acusador está sobre nosotras. 

De las madres se espera amor incondicional, disponibilidad permanente, sacrificio total, perfección absoluta. Se nos ha adjudicado el superpoder de criar solas a nuestras criaturas (porque “madre solo hay una” o “nadie cuida como una madre”) y si algo “falla” la culpa es de nosotras, por no hacerlo bien, por no cumplir nuestro rol de madres perfectas que crían sin grietas.

 Es por esto que pensar en una maternidad sin culpas parece una utopía. Sin embargo, no está de más la pregunta: ¿es posible maternar desde un lugar más libre?

 Pienso que nunca lograremos soltar del todo la culpa materna, pues fuimos socializadas en una sociedad donde la madre ocupa un rol sacralizado y romantizado del que es difícil desprenderse. Sin embargo, sí creo que podemos gestionarla, deconstruyendo el arquetipo de la “madre perfecta” para darle lugar a maternidades más auténticas y realistas.

 Es por eso que escribí Maternidades Imperfectas, un libro que busca que la maternidad deje de ser un espacio de sacrificio, culpa y aniquilación de la mujer, para convertirse en una experiencia más libre y placentera. Y para esto, el libro explora las maternidades desde un punto de vista feminista, reivindica las labores de cuidado, hace un llamado a la tribu y desacraliza el rol materno.

 

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Maternidades imperfectas

María Fernanda Cardona Vásquez

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