Amores que brillan

Alejandra Stamateas

Fragmento

Capitulo I Necesito un hombre cueste lo que cueste

CAPÍTULO I

¡Necesito un hombre cueste lo que cueste!

1. ¡No tolero más estar sola, necesito un hombre!

Muchas mujeres sea cual fuere su estado civil: casadas, solteras, viudas, separadas, divorciadas, necesitan creer que necesitan un hombre para estar completas. Su vida se centra en la búsqueda de una pareja y hacen de esa necesidad su única meta. Se levantan y se acuestan pensando en encontrar pareja.

Ellas han hecho todo lo que se les ocurrió, han hecho todo lo que otros les aconsejaron, han recorrido cielo y tierra para conseguir un hombre... pero terminan exclamando la famosa frase: “¡no hay hombres!” o “los hombres no quieren comprometerse”, “hombres eran los de antes”. Pero “los hombres de antes” ya están todos comprometidos... y estas mujeres viven obsesionadas con una única meta: “¡¡¡Quiero un hombre!!!”

Querer un hombre está muy bien tanto para las solteras como para las que se han divorciado o han quedado viudas, es un deseo sincero del corazón. El problema es cuando ese deseo se basa en mitos, en hechos irrealizables, en metas que nunca van a poder lograr como, por ejemplo, encontrar al hombre perfecto.

Las casadas dicen: “Quiero un hombre distinto” porque están buscando al hombre perfecto y el hombre perfecto no existe.

Es por eso que al casarse, muchas mujeres se encontraron con un hombre que no era el que imaginaban ni el que él les vendió durante el noviazgo. Ese hombre vendió una determinada imagen pero, una vez casados, las cosas cambiaron.

Nuevamente, aunque ahora estés casada, tu lema vuelve a ser: “¡Necesito un hombre!”, a lo que le agregamos ¡Y que me haga feliz!

2. Mitos en la búsqueda de pareja

Analicemos ahora los mitos en los que suelen basarse las mujeres que buscan una pareja:

a. La media naranja

Estas mujeres dicen: “Yo necesito un hombre para ser una mujer completa, para sentirme realizada” o “si yo no tengo un hombre a mi lado no soy una mujer completa”. Esto es como afirmar: “A mí me hicieron incompleta, yo sin un hombre soy un 50% y el día que tenga un hombre seré un 100%”.

¡Mentira! Dios te creó como un 100%, no a la mitad, no necesitás otra media naranja que venga a completarte porque no sos la mitad de nada. ¡¡¡Sos un entero!!!

El espejo de una mujer no es el varón.

No vas a verte bien el día que cuelgues de tu brazo a un hombre; tu espejo no es un varón, tu espejo es Dios. Querida mujer, estás hecha a imagen del Creador. Y Dios no crea ni hace las cosas a medias ni incompletas, todo lo hace 100% perfecto.

Es por eso que no existen ni mujeres ni hombres incompletos.

Esto quiere decir que dentro de vos tenés todo el potencial que necesitás para poder alcanzar todos tus anhelos y deseos. Esta naranja que sos vos, dentro de sí tiene todas las habilidades, los dones y los talentos necesarios para ser feliz.

Tu creatividad está en vos, tus capacidades están en tu interior, sos una mujer completa, única.

No necesitás tener un hombre tomado del brazo para ser una mujer completa. Todo está en tu interior: la capacidad económica, la capacidad emocional, la capacidad intelectual. Todo está dentro de vos en un 100%. No sos una “media naranja”, sos un 100%. No necesitás que nadie te complete.

Decite a vos misma: “Hoy quiebro el mito de la media naranja”. Cada vez que te digan: “¿Estás buscando a tu media naranja?”, respondé: “No, yo estoy buscando una naranja entera”.

Por este concepto muchas mujeres han buscado también un “medio hombre” pensando en completarlo, por ser ellas la otra mitad. Entonces si él era un mal hombre, un loco, un manipulador, nuestro amor lo completaría y así serían uno y se llevarían bien.

Las mujeres han soportado lo intolerable, el maltrato físico y verbal, la manipulación, el descrédito, todo y mucho más por creer que eran una “media mujer”.

b. La presión cultural

Algunas mujeres que obsesivamente necesitan un hombre lo hacen por presión cultural. La sociedad, la cultura, presiona para que formes una pareja y más nos vale que sea antes de tal edad, de lo contrario se dirá de vos: “Es una loca”, “por algo será que está sola”, “esta debe ser una histérica, debe vivir nerviosa”.

Y al mismo tiempo, tus amigas, tus compañeras de trabajo, las otras mujeres, a la mujer que está sola la consideran peligrosa para su matrimonio. Por ende, esta mujer que está sola es condenada por la sociedad y por la cultura y, de alguna manera, es presionada y obligada a formar pareja, pues de lo contrario terminará convirtiéndose en “la loca amargada”, “la vieja frustrada”, “la que quedó para vestir santos”.

c. La carencia de imagen masculina

Otras mujeres se obsesionan por estar con un hombre porque han padecido la carencia de una imagen masculina. Son mujeres que no recibieron la aprobación de su papá. Su padre nunca las reconoció, nunca les brindó afecto ni las felicitó por las cosas que hacían. Entonces ahora, durante toda la vida, buscan cualquier tipo de hombre para tratar de agradarle y que, de alguna manera las felicite, las reconozca porque así sienten que es “papá” quien las está reconociendo.

Estas mujeres pasan toda su vida intimando con cualquier hombre que se les cruza por delante. Lo importante es recibir algo de afecto, aunque solo sea una migaja de amor. Dicen: “Necesito un hombre para que me diga que soy estupenda, que soy maravillosa, que me reconozca. Si ese hombre me golpea no importa, pero que esté a mi lado y me reconozca, aunque sea mínimamente, porque papá nunca lo hizo”.

Generalmente estas mujeres van a enfocarse en hombres mayores para resolver esa carencia de reconocimiento paterno. Y aun en muchos casos pueden caer en el engaño y en la mentira al ser incapaces de reconocer el propio valor que sus vidas tienen.

d. La búsqueda de la eterna juventud

Ciertas mujeres necesitan tener un hombre para confirmar que siguen siendo atractivas. Son esas mujeres que quieren seguir conquistando y gustando aun a cualquier precio. Ellas deben seducir a distintos hombres constantemente para sentirse satisfechas en su ego y decir: “No estoy tan vieja, sigo agradando, sigo gustándoles a los hombres”.

Por eso necesitan presentar cada tanto a un hombre nuevo, para que todo el mundo diga que todavía tienen la capacidad de conquista.

Son mujeres que también le temen a la soledad y piensan: “Me tengo que con

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