Quiero que me quieran

Hilda Levy

Fragmento

PRÓLOGO

¿Quién no ansía ser querido? ¿Quién no valora sentirse considerado, aceptado, reconocido y admirado? ¿Quién no se regocija de haber tenido esos “quince minutos de fama” en los que fue protagonista mediático aunque sea en una segunda fila del chorus line, en un lugarcito escondido de un panel, en una fugaz aparición en un programa de TV, o como anónimo fondo en una foto del diario? Un momento de trascendencia, plastificado y enmarcado para siempre en nuestra memoria que acredite y atestigüe que aquel instante glorioso existió. Y poder desempolvarlo, recordarlo y volverlo a contar.

Pero en el caso del amor, quince minutos no son suficientes. Anhelamos amor eterno, incondicional, garantizado, vitalicio. Lograrlo no siempre resulta una tarea fácil. Se necesita poseer ciertas condiciones: tolerancia, generosidad, la aceptación de ciertas reglas, una conveniente autoestima y, por supuesto, encontrar a la persona adecuada para compartirlo.

El carisma, la seducción y la actitud positiva también son armas valiosas para poder lograr el tan anhelado amor del otro.

Suele decirse: “Lo que Natura no da, Salamanca no presta”. Pero a veces se puede acceder a la ayuda de alguna sucursal menos estricta que la de Salamanca para iniciar el desafío.

En la primera parte de este libro me referiré al lenguaje de los gestos, ya que conocerlos y aplicarlos en las relaciones interpersonales puede aportar una apreciable ayuda.

Al hablar de seducción, mi intención es referirme a ella como el bien intencionado aprendizaje y la utilización de actitudes tendientes a descubrir, crear o potenciar capacidades para que el cuerpo y la mente actúen como facilitadores, resultando un medio de comunicación valioso en lugar de un obstáculo.

Con esto quiero decir que, cuando hablamos de seducir, no se trata de crear posturas o conductas frívolas, falsas o engañosas ni de disfrazar o mentir sobre nuestra realidad, sino adornarla como lo haríamos al vestirnos, maquillarnos y producirnos cuando asistimos a una fiesta para destacar lo mejor de nuestro aspecto.

Desde ese punto de vista, trataré el tema de la seducción, no solamente en lo que respecta a la atracción erótica entre el hombre y la mujer —tema por cierto interesante— sino también en lo que se refiere al noble empeño de seducir para obtener una mejor interacción en lo social, familiar y laboral. Esto va desde seducir a los hijos para que coman, nos escuchen o nos visiten (como es el deseo de todo padre que se asuma como tal); a los padres para conseguir permisos, regalos o el préstamo para comprarnos un auto; a nuestros vecinos para que bajen el volumen de la música, nos rieguen las plantas o simplemente para lograr una mejor convivencia; a nuestros empleados para que terminen a tiempo el trabajo o realicen mejor su tarea; a nuestros empleadores para que nos aumenten el sueldo o a los profesores para conseguir un mejor concepto. También, por supuesto, poder seducir en la búsqueda de trabajo para tener más chances de conseguirlo, y a nuestras parejas para conservarlas. Y, en especial, a la persona que quisiéramos conquistar para lograr que ese primer contacto pueda afianzarse y profundizarse.

También veremos cuáles son las armas para seducir y cómo debemos utilizarlas para que un encuentro logre estimular un mayor acercamiento. Cómo desarrollar y aplicar la inteligencia para interactuar con éxito, cómo despertar en los otros el cariño, el interés, la aceptación, la consideración y el respeto que esperamos.

Conoceremos los ingredientes de la convivencia y los “conservantes y aditivos” que pueden aplicarse al amor, para que —al igual que los alimentos no perecederos— pueda mantenerse a través del tiempo y logre transitar del fascinante, ilusorio y efímero enamoramiento de los primeros momentos, al sólido, estable y comprometido amor maduro.

Reflexionaremos sobre la necesidad que todos tenemos de pertenecer, sentimiento que brinda seguridad, identidad y la satisfactoria sensación de ser aceptados. Pero debemos entender también que el pertenecer tiene sus reglas y costos.

Tomaremos conciencia y asumiremos que el amor puede resquebrajarse golpeado por los celos, la indiferencia, el maltrato, la violencia, el hastío, la falta de compromiso, la infidelidad y la soledad.

Dado que un problema conocido es medio problema, resultará importante reconocer cuáles son las piedras del camino que complican y atascan la llegada a la meta en la búsqueda de afecto.

La propuesta de este libro va dirigida a comprobar y potenciar nuestras posibilidades de amar y seducir —en el amplio sentido de la palabra—, así como detectar y vencer las dificultades que nos impiden dar y recibir cariño, para lograr lo que todos de alguna manera ansiamos: ¡que nos quieran!

PRIMERA PARTE

NADIE ES RESPONSABLE DE LA CARA QUE TIENE, PERO SÍ DE LA CARA QUE PONE

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos