La salvación de los templarios

Raymond Khoury

Fragmento

 

Título original: The Templar Salvation
  Traducción: Cristina Martín
 1.ª edición: enero 2012

© 2010 by Raymond Khoury
 © Ediciones B, S. A., 2012
  Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

ISBN EPUB: 978-84-15389-36-1

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright , la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

 

 

 

Para mi padre,

la persona más bondadosa que he conocido

<meta name="viewport" content="width=device-width, initial-scale=1, maximum-scale=1"> <body> <style> html * {padding:0px;font:1em/1.4em Georgia, "Times New Roman", Times, serif;padding:0 0.6em 1.2em 0.6em;color:#000"} img {max-width:100%;height:auto;display:block;margin:0 auto;} </style> <div id="toc"> <h1 /> <div> <p> Portadilla <br /> </p> <p> Créditos <br /> </p> <p> Dedicatoria <br /> </p> <p> Prólogo <br /> </p> <p> Capítulo 1 <br /> </p> <p> Capítulo 2 <br /> </p> <p> Capítulo 3 <br /> </p> <p> Capítulo 4 <br /> </p> <p> Capítulo 5 <br /> </p> <p> Capítulo 6 <br /> </p> <p> Capítulo 7 <br /> </p> <p> Capítulo 8 <br /> </p> <p> Capítulo 9 <br /> </p> <p> Capítulo 10 <br /> </p> <p> Capítulo 11 <br /> </p> <p> Capítulo 12 <br /> </p> <p> Capítulo 13 <br /> </p> <p> Capítulo 14 <br /> </p> <p> Capítulo 15 <br /> </p> <p> Capítulo 16 <br /> </p> <p> Capítulo 17 <br /> </p> <p> Capítulo 18 <br /> </p> <p> Capítulo 19 <br /> </p> <p> Capítulo 20 <br /> </p> <p> Capítulo 21 <br /> </p> <p> Capítulo 22 <br /> </p> <p> Capítulo 23 <br /> </p> <p> Capítulo 24 <br /> </p> <p> Capítulo 25 <br /> </p> <p> Capítulo 26 <br /> </p> <p> Capítulo 27 <br /> </p> <p> Capítulo 28 <br /> </p> <p> Capítulo 29 <br /> </p> <p> Capítulo 30 <br /> </p> <p> Capítulo 31 <br /> </p> <p> Capítulo 32 <br /> </p> <p> Capítulo 33 <br /> </p> <p> Capítulo 34 <br /> </p> <p> Capítulo 35 <br /> </p> <p> Capítulo 36 <br /> </p> <p> Capítulo 37 <br /> </p> <p> Capítulo 38 <br /> </p> <p> Capítulo 39 <br /> </p> <p> Capítulo 40 <br /> </p> <p> Capítulo 41 <br /> </p> <p> Capítulo 42 <br /> </p> <p> Capítulo 43 <br /> </p> <p> Capítulo 44 <br /> </p> <p> Capítulo 45 <br /> </p> <p> Capítulo 46 <br /> </p> <p> Capítulo 47 <br /> </p> <p> Capítulo 48 <br /> </p> <p> Capítulo 49 <br /> </p> <p> Capítulo 50 <br /> </p> <p> Capítulo 51 <br /> </p> <p> Capítulo 52 <br /> </p> <p> Capítulo 53 <br /> </p> <p> Capítulo 54 <br /> </p> <p> Capítulo 55 <br /> </p> <p> Capítulo 56 <br /> </p> <p> Capítulo 57 <br /> </p> <p> Capítulo 58 <br /> </p> <p> Capítulo 59 <br /> </p> <p> Capítulo 60 <br /> </p> <p> Capítulo 61 <br /> </p> <p> Capítulo 62 <br /> </p> <p> Capítulo 63 <br /> </p> <p> Capítulo 64 <br /> </p> <p> Capítulo 65 <br /> </p> <p> Capítulo 66 <br /> </p> <p> Capítulo 67 <br /> </p> <p> Agradecimientos <br /> </p> </div> </div> <meta http-equiv="Content-Type" content="text/html; charset=utf-8" /> <!DOCTYPE html PUBLIC "-//W3C//DTD XHTML 1.1//EN" "http://www.w3.org/TR/xhtml11/DTD/xhtml11.dtd"> <html xmlns="http://www.w3.org/1999/xhtml"><head><title> 

Prólogo

 

Constantinopla

Julio de 1203

 

—Quedaos agachado y guardad silencio —susurró el del pelo gris al tiempo que ayudaba al caballero a subir a la pasarela—. Las murallas están repletas de guardias, y este asedio los tiene muy nerviosos.

Everardo de Tiro miró a derecha y a izquierda, escrutando la oscuridad, por si descubría alguna amenaza. No había nadie alrededor. Las torres que se alzaban a uno y otro lado estaban lejos, las parpadeantes antorchas de los centinelas nocturnos apenas resultaban visibles en aquella noche sin luna. El Guardián había escogido bien el punto de entrada. Si actuaban deprisa, había bastantes posibilidades de que consiguieran escalar el resto de las fortificaciones y penetrar en la ciudad sin que nadie lo advirtiese.

Claro que volver a salir sanos y salvos... era otra cosa muy distinta.

Dio tres tirones a la cuerda para hacer una señal a los cinco caballeros hermanos que aguardaban abajo, en las sombras de la gran muralla exterior. Uno por uno fueron subiendo por los nudos de la maroma, y el último se encargó de recogerla. A continuación, con las espadas desenvainadas y fuertemente asidas con sus encallecidas manos, se deslizaron por el adarve en silencio, en fila de a uno, detrás de su anfitrión. Desenrollaron la cuerda, esta vez por la cara interior de la muralla. Unos minutos después todos habían tocado suelo firme y caminaban detrás de un hombre que ninguno de ellos conocía, adentrándose poco a poco en una ciudad que jamás habían pisado.

Caminaban agachados, sin saber hacia dónde los conducía el Guardián, preocupados de que los descubrieran. Llevaban sobrevestes negras y debajo, túnicas oscuras, en lugar de los tradicionales mantos de color blanco con la distintiva cruz roja. No había necesidad de proclamar su verdadera identidad, viajando a través de territorio enemigo, y menos todavía al entrar de manera furtiva en una ciudad sitiada por cruzados del papa Inocencio. Al fin y al cabo, ellos mismos eran cruzados. Para los habitantes de Constantinopla, los templarios eran hombres del Papa. Eran el enemigo. Y Everardo era plenamente consciente del sórdido destino que aguardaba a los caballeros que caían prisioneros detrás de las líneas enemigas.

Pero el monje guerrero no consideraba que los bizantinos fueran enemigos suyos, y no había venido por peti

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos