Cuerpos sin edad, mentes sin tiempo

Deepak Chopra

Fragmento

Tripa-1

Me gustaría que me acompañaras en un viaje de descubrimiento. Exploraremos un lugar donde las reglas de la existencia cotidiana no tienen aplicación. Estas reglas dicen, explícitamente, que envejecer, tornarse frágil y morir es el destino último de todos. Y así ha ocurrido, siglo tras siglo. Sin embargo, quiero que dejes en suspenso tus supuestos sobre lo que llamamos realidad, para que podamos convertirnos en pioneros en una tierra donde el vigor juvenil, la renovación, la creatividad, el gozo, la satisfacción y la atemporalidad son experiencias comunes de la vida cotidiana, donde la vejez, la senectud, la invalidez y la muerte no existen y no son siquiera tenidas en cuenta como posibilidad.

Si existe un lugar así, ¿qué nos impide ir allí? No se trata de una oscura masa continental ni de un peligroso mar no registrado en los mapas. Es nuestro condicionamiento, nuestra visión del mundo actual y colectiva, la que nos enseñaron nuestros padres, los maestros y la sociedad. Esta manera de ver las cosas (el antiguo paradigma) ha sido justamente llamado «hipnosis de condicionamiento social»: una ficción inducida y en la que todos hemos acordado colectivamente participar.

Tu cuerpo envejece sin que puedas dominarlo porque ha sido programado para cumplir las reglas de ese condicionamiento colectivo. Si algo hay de natural e inevitable en el proceso del envejecimiento, no se podrá saber hasta que se rompan las cadenas de nuestras antiguas creencias. A fin de crear la experiencia del cuerpo sin edad y la mente sin tiempo, que es la promesa de este libro, es preciso que descartes diez supuestos sobre quién eres y cuál es la verdadera naturaleza de la mente y el cuerpo. Estos supuestos constituyen los cimientos de la visión del mundo que compartimos.

Ellos son:

1. Existe un mundo objetivo, independiente del observador, y nuestros cuerpos son un aspecto de este mundo objetivo.

2. El cuerpo está compuesto por masas de materia, separadas entre sí en el tiempo y el espacio.

3. Mente y cuerpo son cosas separadas e independientes la una de la otra.

4. El materialismo es primario, la conciencia es secundaria. En otras palabras, somos máquinas físicas que han aprendido a pensar.

5. La conciencia humana puede ser explicada por completo como producto de la bioquímica.

6. Como individuos, somos entidades desconectadas y autosuficientes.

7. Nuestra percepción del mundo es automática y nos brinda una imagen adecuada de cómo son realmente las cosas.

8. Nuestra verdadera naturaleza queda totalmente definida por el cuerpo, el yo y la personalidad. Somos briznas de recuerdos y deseos encerrados en paquetes de carne y huesos.

9. El tiempo existe como absoluto y somos cautivos de ese absoluto. Nadie escapa, por tanto, a los estragos del tiempo.

10. El sufrimiento es necesario; forma parte de la realidad. Somos víctimas inevitables de la enfermedad, el envejecimiento y la muerte.

Estos supuestos van mucho más allá del envejecimiento; definen un mundo de separación, decadencia y muerte. El tiempo es visto como una prisión de la que nadie escapa; nuestro cuerpo es una máquina bioquímica que, como todas las máquinas, debe acabar por detenerse. «A cierta edad —afirmó Lewis Thomas cierta vez—, está en nuestra naturaleza desgastarnos, caer en trastornos y morir, y eso es todo.» Esta postura, la línea dura de la ciencia materialista, pasa por alto una gran parte de la naturaleza humana. Somos las únicas criaturas de la Tierra que pueden cambiar su biología por lo que piensan y sienten. Poseemos el único sistema nervioso que tiene conciencia del fenómeno del envejecimiento. Los leones y los tigres viejos no se dan cuenta de lo que les pasa, pero nosotros sí. Y como tenemos conciencia de las cosas, nuestro estado mental influye sobre aquello de lo que tenemos conciencia.

Sería imposible aislar un solo pensamiento, una sensación, una sola creencia o supuesto que no tenga algún efecto sobre el envejecimiento, directa o indirectamente. Nuestras células escuchan constantemente a nuestros pensamientos y se ven cambiadas por ellos. Un ataque de depresión puede causar desastres en el sistema inmunológico; enamorarse puede fortalecerlo. La desesperación y la falta de esperanzas aumentan el riesgo de sufrir ataques cardiacos o contraer un cáncer, acortando así la vida. El gozo y la satisfacción nos mantienen saludables y prolongan la vida. Esto significa que no es posible trazar con certeza la línea entre biología y psicología. El recuerdo de una tensión, que es sólo una brizna de pensamiento, libera el mismo torrente de hormonas destructivas que la tensión en sí.

Como la mente influye sobre todas las células del cuerpo, el envejecimiento humano es fluido y cambiante; puede acelerarse, demorarse, detenerse un tiempo y hasta revertirse. Cientos de descubrimientos científicos de las tres últimas décadas han verificado que el envejecimiento depende del individuo en un grado mucho mayor del que se ha soñado nunca.

Sin embargo, el descubrimiento más significativo no se encuentra en los hallazgos aislados, sino en una visión del mundo completamente nueva. Los diez supuestos del antiguo paradigma no describen acertadamente nuestra realidad. Son invenciones de la mente humana que hemos convertido en reglas. Para desafiar el envejecimiento en su centro mismo, es preciso desafiar primero toda esta visión del mundo, pues nada tiene más poder sobre el cuerpo que las creencias de la mente.

Cada supuesto del antiguo paradigma se puede reemplazar con una versión más completa y expandida de la verdad. Estos nuevos supuestos son también sólo ideas creadas por la mente humana, pero nos otorgan mucha más libertad y poder. Nos brindan la capacidad de reescribir el programa de envejecimiento que ahora dirige nuestras células.

Los diez supuestos nuevos son:

1. El mundo físico, incluidos nuestros cuerpos, es una reacción del observador. Creamos el cuerpo según creamos la experiencia de nuestro mundo.

2. En su estado esencial, el cuerpo está compuesto de energía y de información, no de materia sólida. Esta energía e información es un afloramiento de infinitos campos de energía e información que abarcan el universo.

3. La mente y el cuerpo son inseparablemente uno. La unidad que soy yo se separa en dos corrientes de experiencia. Experimento la corriente subjetiva como ideas, sentimientos y deseos. Experimento la corriente objetiva como mi cuerpo. Sin embargo, en un plano más profundo las dos corrientes se encuentran en una sola fuente creativa. Es a partir de esta fuente desde donde debemos vivir.

4. La bioquímica del cuerpo es un producto de la conciencia. Creencias, pensamientos y emociones crean las reacciones químicas que sostienen la vida en cada célula. Una célula envejecida es el producto final de la conciencia que ha olvidado cómo mantenerse nueva.

5. La percepción parece ser automática, pero en realidad es un fenómeno aprendido. El mundo en que vives, incluida la experiencia de tu cuerpo, está completamente inspirado en el modo en que aprendiste a percibirlo. Si cambias tu percepción, cambias la experiencia de tu cuerpo y de tu mundo.

6. Hay impulsos de inteligencia que crean tu cuerpo de formas nuevas a cada segundo. Lo que tú eres equivale a la suma total de estos impulsos y, al

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