Que los hábitos sean tu medicina

Borja Bandera Merchán

Fragmento

cap-1

Introducción

¿Qué significa exactamente tener salud? ¿Hay alguna forma objetiva de saber si alguien es o no saludable? ¿Qué lo decide? ¿Una analítica? ¿La opinión de un profesional? ¿De un grupo de profesionales?

¿Cuáles son los factores que, de estar presentes en nuestra vida, ayudan a preservar y optimizar la salud?

¿Existen poblaciones modernas en las que la enfermedad cardiovascular o el cáncer sean anecdóticos? ¿Por qué?

Vivimos cada vez más, pero ¿vivimos mejor?

¿Tiene sentido vivir más y peor?

¿Encapsular el ejercicio físico en una pastilla rosa o encontrar la píldora definitiva para adelgazar va a solucionar nuestros problemas de salud?

¿La solución a la enfermedad crónica son fármacos más caros e innovadores?

¿Existe una fórmula secreta para el cambio de hábitos? ¿Cuál es el camino más directo y eficaz para ayudar a una persona a modificar su conducta?

¿De qué ideas importantes no se suele hablar en las consultas médicas?

Tanto este libro como mi camino en la divulgación comienzan con preguntas cuyas respuestas son difícilmente localizables en un libro de medicina, o en la propia facultad de medicina. Allá por 2015, en plena carrera y cuando todavía estaban de moda los blogs, materialicé por fin algo en lo que llevaba pensando bastante tiempo: crear un blog llamado «Empoderamiento por Bandera».

Este espacio digital nacía de la necesidad personal de encontrar las respuestas que mis estudios universitarios no me estaban aportando. Y compartirlas con los demás, por supuesto. También me sirvió de desahogo de una carrera que apretaba bastante. Escribir tiene un poder ansiolítico muy subestimado.

Con el tiempo, el blog dio paso a otros canales de comunicación, entre los que YouTube destacó muy por encima del resto. En la plataforma por excelencia de vídeos hemos creado una comunidad que sobrepasa el millón de personas interesadas en la salud, una verdadera familia virtual repleta de individuos deseosos de aprender a optimizar su salud para prevenir la enfermedad (algo que se convertiría con el tiempo en una de las coletillas del canal).

Porque hay dos formas de luchar contra la enfermedad: una es esperar a que suceda y atacarla con violencia; la otra es optimizar tu salud y así evitar que se desarrolle. Ambas formas, como veremos a lo largo de estas páginas, son necesarias. Sin embargo, una sufre un alto grado de hipertrofia. La otra está atrófica.

Este texto es la última piedra puesta en ese esfuerzo comunicador que, por supuesto, continúa mientras lees estas líneas. Tienes entre manos una obra que recoge las ideas que he podido aprender, las sintetiza y pretende exponértelas de forma legible, sencilla y accionable. Por el camino lanzaremos otras preguntas abiertas. Me encantan las preguntas. Son fértiles, motivan el cambio de perspectiva y aportan más información que las propias respuestas.

Este no es un tratado de nutrición, psicología, autoayuda o medicina. Ni siquiera de medicina preventiva, aunque esta estará constantemente presente. Si hay un hilo conductor en la obra, es el de la salud en su más amplio sentido. Este libro no trata de enfermedades, de fármacos o cirugías. Los libros que me quitaban el sueño durante la carrera, sí. Este no.

Las ideas que encontrarás en esta obra no son nuevas ni mucho menos. Mentes mucho más brillantes han reflexionado sobre estos temas desde hace miles de años: los fundamentos básicos para preservar la salud. Fundamentos que, por básicos, muchas veces han sido olvidados.

Mi labor aquí es traducir lo académico a un lenguaje más simple. Conectar ideas aparentemente lejanas. Filtrar algunos conceptos pseudocientíficos y validar otros que se mueven en el límite de la ciencia conocida. Pero, sobre todo, esclarecer un camino de mejora y ayudarte a recorrerlo.

¿Para qué te servirán estas páginas? No lo sé. Eso me lo dirás tú cuando termines de leerlas. Podríamos decir que su objetivo principal es actuar de catalizador. Un catalizador es un elemento que aumenta la velocidad de una reacción química, permitiendo que ocurra. Un factor que enciende la chispa. Inicia el movimiento.

Hay muchas personas ahí fuera en un estado quiescente, esperando el momento oportuno para realizar las acciones que tienen que realizar. Ven pasar los días y las semanas mientras su salud y circunstancias siguen empeorando. En esos malos momentos un catalizador puede ser de mucha ayuda. Por desgracia, a lo largo de la vida muchos necesitamos ese empujón. Espero que este libro sea el empujón que ayude a mejorar la salud de mucha gente. Y, por supuesto, la tuya.

Que los hábitos sean tu medicina no pretende decirte lo que tienes que hacer. La mayoría de las personas saben lo que tienen que hacer para mejorar su salud. Pretende señalarte un camino y sembrar en ti las ganas de recorrerlo. Existen dos formas de cambiar la conducta de una persona: hacer que quiera cambiarla u obligarle a cambiarla. Como es obvio, solo la primera es válida.

Como finalidad secundaria, me gustaría que la obra fuera un recordatorio. Si eres una persona con buenos hábitos y consciente de tu salud, este libro te servirá de aviso recurrente: unas cuantas páginas de lectura fácil que te anclarán a lo que es de verdad importante en la vida. Siempre he echado de menos un manuscrito integrador que recogiera los principales elementos generadores de salud en el ser humano, que no pecara de demasiado académico y que tuviera una lectura razonablemente ligera. Que uniera los puntos y que fuera legible para la mayoría, sobre todo para aquellos que más lo necesitan.

Después de pasar por estas páginas entenderás por qué el sistema sanitario emplea gran cantidad de sus recursos en factores que producen un retorno marginal en términos de salud, pero un gran retorno en términos económicos, y que lo podríamos llamar «sistema de enfermedad» en lugar de «sistema de salud». O que hacer ejercicio a diario y mejorar tu dieta es una obra social que ayuda a muchos, no un acto egoísta.

Aprenderás de qué maneras podemos ayudar a la medicina a cumplir mejor su función (devolverte la salud). Y cuáles son las mejores herramientas que tenemos a nuestra disposición para evitar perderla en un primer momento.

Vas a entender los atajos con respaldo científico que conducen al cambio de hábitos, sin ahogarte en referencias bibliográficas ni en términos complejos. O cómo la soledad y el vacío existencial pueden ser mucho peores que tener el colesterol alto.

Puedes comenzar a leerlo por donde quieras. Como vivimos en el mundo del contenido rápido, fugaz y entretenido, he querido estructurar el libro en píldoras o ideas. Unas te sabrán muy dulces, otras amargas. Es posible que incluso vomites alguna. Pero todas contienen alguna enseñanza atemporal. Atemporal porque no tratan de modas pasajeras. Serán igual de válidas hoy que dentro de cincuenta años. Tus nietos las podrían leer y aprender algo. Contenido evergreen, lo llaman.

Eso sí, antes de comenzar quiero avisarte de que repudio el paternalismo médico. Soy médico, pero no soy juez. No dicto qué está bien y qué está mal. Tampoco soy nadie para decirte qué tienes que hacer o dejar de hacer.

El paternalismo médico es una forma de ejercer la medicina en la que todo el peso de las decisiones a tomar recae

Suscríbete para continuar leyendo y recibir nuestras novedades editoriales

¡Ya estás apuntado/a! Gracias.X

Añadido a tu lista de deseos