Vocabulario de la vida femenina

Martha Robles

Fragmento

Vocabulario de la vida femenina

Introducción

éste es, ante todo, un libro de consulta, de respuesta a preguntas y dudas acumuladas a lo largo de años y reflexión sobre el mundo cambiante, sorpresivo, doloroso y fascinante que nos ha tocado en suerte. Se trata de un vocabulario argumentado sobre las bases de problemas y situaciones sociales y no de un diccionario, por una causa: los términos incluidos sitúan a la mujer en el eje de conflictos, expresiones, dramas y realidades globales o regionales que, en conjunto, conforman significados y significantes del universo femenino en la época convulsa en la que vivimos

En ocasiones, una sola palabra deslumbra, cuestiona, confunde o estremece porque su vigencia, el tono con que se emplea y la intención depositada en quien la dice incita al lector a recorrer los vericuetos culturales que se ocultan detrás del lenguaje. Sin embargo, es el conjunto lo que define la naturaleza de la obra sin más pretensión que mostrar cómo y hasta qué honduras la mitad de la población mundial, subyugada y menospreciada durante milenios se ha transformado en décadas hasta cobrar conciencia de su propia valía y, en especial, de la distancia entre el lugar que le corresponde y el que ocupa en el mundo.

Tras siglos de una pasmosa inmovilidad, teñida de conformismo y ensombrecida por el silencio, la rebelión de las mujeres en pos de equidad sería imparable y tan beneficiosa que las reivindicaciones feministas de varias generaciones se han fusionado a los derechos humanos y a las estructuras democráticas en países avanzados que, por desgracia, no representan a las mayorías. En las sociedades más pobres, en desarrollo o dominadas por poderes y preceptos religiosos, los avances de género son lentos, escasos y accidentados. Se aceptan y se asimilan a cuentagotas y están aún tan lejos de la justicia que no se puede decir que la equidad de género sea una de las conquistas globales del siglo XXI.

Si algo puede corroborarse en esta obra es que nada en el planeta camina a los mismos ritmos ni en conformidad con los logros de la humanidad. Menos aún la justicia, cuya balanza oscila de manera tan arbitraria en lo que se refiere a niños y mujeres como ilógico e infrahumano es el reparto de la riqueza. Globales son las exigencias económicas y sus consecuencias nefastas, nunca los privilegios. Globales son los dramas femeninos, la insuficiencia de soluciones, los abusos, los prejuicios o la exclusión de las mujeres de múltiples ámbitos de la vida humana reservados a los hombres. Así que estamos lejos de afirmar que nuestro planeta y nuestro tiempo hayan atinado, por fin, con formas de ser y de vivir dignas de la condición racional y del saber de las generaciones.

Voces, adjetivos, sustantivos, situaciones familiares, sexualidad, efectos del medio, peculiaridades genéricas y circunstanciales: este Vocabulario de la vida femenina ha buscado a la mujer y lo femenino en los senderos del lenguaje, en los placeres, en las costumbres, en la enfermedad, entre expresiones coloquiales en reductos de la miseria, en las presiones padecidas por las agitadas relaciones sociales, amorosas y de trabajo o en la soledad de las viudas, en el dolor de la abandonada, en la mordida del hambre. Si bien el Diccionario de la Real Academia Española fue por necesidad punto de partida en la comprensión de los términos, pronto corroboré que el carácter mismo de la obra confirmaba la certeza de Alfonso Reyes de que “todo lo sabemos entre todos”, a condición de que ese saber resulte oportuno, claro y consecuente con el orden de quien lo piensa y lo requiere.

Sólo siguiendo la huella de la mujer en lo público y lo privado era posible descifrar el carácter de nuestro tiempo. Es cierto que lo femenino no puede sustraerse del todo humano ni es posible hacer apartados genéricos ni lingüísticos como si de dividir la vida se tratara, pero deslindar lo fundamental de lo secundario, al menos en las palabras, ofrece la invaluable ocasión de mirar, asociar, interpretar y aun poner el dedo en la llaga que no cierra, en un padecimiento que no acaba, en una injusticia que no encuentra armonía ni el justo medio en términos razonables.

No es glosario ni enciclopedia, pero el amplio espectro que abarca la mujer contemporánea conforma, por sí mismo, un lenguaje propio. Ésta es la mejor demostración de que nos encontramos inmersos en una verdadera revolución que sabemos dónde y cómo comenzó, pero todos ignoramos el rumbo que va tomando la vorágine respecto de la conducta del hombre, de la mujer y la pareja en sí, así como de la familia o de cualquier forma de asociación antes regida por la discriminación y los prejuicios de género.

El siglo XXI avanza como un inmenso embudo que recoge contradicciones y conquistas sin precedentes y deja salir síntesis imprecisas, y logros desiguales. No hay suficientes datos para vislumbrar una proyección del porvenir optimista en un mundo habitado por mayoría de pobres en límites de miseria que no dejan de tener en la mujer el eje reproductor de sus desgracias.

Siempre útil, la organización de un alfabeto de significados y versiones interpretativas es la clave en la ruta de aclaraciones aquí expuestas. Tras definirlo en cada entrada, se verá que, cuando es pertinente, el término se fortalece por el uso y su interpretación. En todo caso, cada vocablo en este Vocabulario representa una primera versión: lo demás corresponde al ojo y al juicio del lector, al vocabulario personal de cada individuo que piensa su circunstancia, ejerce la crítica y se pregunta el porqué de las cosas.

Vocabulario de la vida femenina

Abandonada. Dejada a su suerte. Familia desasida, sea por el Estado, por ambos padres o por uno de ellos. Según cada cultura, dejar a la mujer o madre de familia sin cubrir los deberes contraídos: económico, psicológico, solidario, social, político, espiritual y profesional. La abandonada es el eje reproductor de la miseria y virtual abandonadora que deja al garete a su prole. // Abandonar: usanza común e impune en Hispanoamérica y el Caribe, con modalidades: 1) el “pisa y corre”, que vulnera socialmente a los abandonados, 2) el divorcio temprano, acompañado de la irresponsabilidad compartida, 3) la deslealtad, que se potencia con actitudes inamistosas. El abandono se extrema por enfermedad, edad, adulter

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