Una maestra llamada enfermedad

Santiago Rojas Posada

Fragmento

Introducción

El trabajo del maestro no consiste tanto en enseñar todo lo aprendible, como en producir en el alumno amor y estima por el conocimiento.

John Locke

Las enfermedades, cualesquiera que sean su nombre y manifestación, siempre han acompañado a la humanidad desde tiempos inmemoriales. Siempre han estado presentes en la realidad de la vida, y más aún de la muerte, sin que nos hayamos librado de ellas de una manera completa y definitiva como especie. Siempre también los más capaces de todas las épocas han buscado comprender sus orígenes y expresiones, así como sus curas, generando infinidad de hipótesis y estrategias, que son ampliadas, reformadas y en algunos casos hasta totalmente cambiadas con el paso del tiempo.

Siempre se ha logrado enfrentar con éxito alguno de los males presentes, mientras se sucumbe a nuevos y complejos padecimientos, que se suman a otros que persisten a lo largo de los tiempos, para los cuales aún no hay remedio posible. Siempre se han sembrado esperanzas en la humanidad sobre que el futuro inmediato o remoto será diferente y las personas estarán libres de dolor y sufrimientos gracias a los avances que la ciencia y los conocimientos reinantes van a alcanzar en determinando tiempo.

Casi siempre se ha responsabilizado de cualquier enfermedad a algunos agentes o diversas acciones que vienen del exterior, que alteran al ser, el cual puede ser susceptible en sí por sus condiciones previas. Casi siempre, cuando se logra encontrar a ese responsable o las condiciones favorecedoras, se intenta modificarlos con el interés de acabar con la enfermedad, alcanzando el éxito en muchas oportunidades; a pesar de esto, casi siempre la misma dolencia, u otra similar, aparece de nuevo. Muchas veces también la humanidad ha tenido que reconocer que no puede curar la enfermedad, aplicando entonces terapias encaminadas solo a generar alivio de la mejor manera posible, atenuando el sufrimiento y alcanzando de esa forma mayor bienestar, permitiendo así una vida digna sin que la enfermedad desaparezca.

Muchas veces los líderes del momento han dado su vida, tiempo y servicio a encontrar lo mejor para enfrentar la enfermedad de sus semejantes, curando a veces, aliviando a menudo y acompañando siempre. Algunas veces otros líderes, motivados por intereses personales, de modo consciente, han hecho que se oculten o divulguen informaciones específicas que marcaron tendencias generalizadas para afrontar la salud y la enfermedad, con consecuencias infortunadas para los demás.

Algunas veces, por medio del conocimiento predominante de cada época, se ha logrado comprender bien cómo funcionan diversas terapias frente a distintas enfermedades, dándoles el respaldo y reconocimiento generalizados, mientras que, en otras ocasiones, con algunas terapias solo es posible reconocer sus efectos benéficos, sin saber su verdadero modo de acción, empleándolas de manera ética y responsable, a la espera de que un conocimiento más desarrollado permita comprenderlas mejor.

Pocas veces aparecen curaciones “milagrosas” de complejas enfermedades, que inspiran a otros a intentar seguir ese mismo camino, aunque solo pocas veces los que las siguen logran el resultado que se espera. Pocas veces las personas con alguna enfermedad ponen de su parte, tanto o más de lo que reciben en la terapia, logrando mejorar su salud, alcanzando en ocasiones la curación y en otras la adaptación adecuada para vivir mejor.

Muy pocas veces se logra comprender que la enfermedad, a nivel general y sobre todo particular, tiene un sentido y un propósito, que al ser descubiertos y aplicados, permiten incluso vivir la vida de una mejor manera que antes de su aparición. En estos muy pocos casos se aprende a vivir y disfrutar de una forma diferente, tomando las riendas de su proyecto personal y su propia salud, habiendo reconocido que todo el cambio para el bienestar fue motivado por la misma enfermedad.

De esto último se trata este libro, de intentar motivar al lector a que descubra que la enfermedad no es en realidad un enemigo por destruir sino un maestro por comprender. Con la obra solo quiero acompañar a quien sufre de cualquier tipo de enfermedad a que se acerque a esta como una especie de maestro del que se puede aprender a vivir mejor, aunque suene contradictorio, en lugar de buscar destruirlo. Con esto no quiero decir que se rinda ante la enfermedad, como si de una batalla se tratara, dejando así que la enfermedad triunfe y el sufrimiento aumente, y si es el caso,la muerte llegue, sino que quiero invitar a dejar la confrontación para pasar del campo de batalla al aula de la sabiduría de la vida. No es difícil, ni se tienen que hacer cambios complejos ni drásticos, por el contrario, pienso que estos solo logran beneficios parciales luego de grandes esfuerzos que llevan muchas veces a aumentar la frustración. Es en realidad un proceso disciplinado y constante, sin profundos esfuerzos que conlleven sufrimientos, sino con un cambio de actitud y de búsqueda para comprender lo que es mejor en aras de recuperar la salud, siempre atendiendo los mensajes que el cuerpo envía y las lecciones que el maestro enfermedad plantea.

Quiero resaltar que este no es un libro de ciencia, y no pretendo con él formular teorías novedosas o visionarias, o contravenir otras reinantes; es simplemente un libro que contiene mis reflexiones, que bien pueden ser tomadas a manera de consejos y sugerencias aplicables, que no pretenden remplazar al médico ni a la terapia bien indicada, que pueden ayudar a que el lector alcance algún nivel de bienestar, sin importar la enfermedad que presente, si aprende de la misma enfermedad y se alinea con las propias capacidades curativas de su ser. Está basado, eso sí, en grandes maestros, los pacientes que a diario me muestran y me enseñan otras posibilidades.

Aunque existe también respaldo científico valioso sobre estos temas, aún incipiente eso sí, no pretendo sustentar mi obra en este conocimiento, sino fundamentalmente en la reflexión de lo observado y aprendido de los pacientes que a diario me acompañan en mi consulta y vida, los que me han hecho evidente esta particular forma de acercarse a la enfermedad y al proceso curativo. Ese conocimiento obtenido de ellos influye más en mi vida hoy que lo que encuentro en los libros, que de todas formas leo a diario para poder complementar lo que ellos buscan y necesitan a modo de terapias y medicamentos. Y, por supuesto, para completar esta obra no olvido a mi otro y particular maestro, que con diferentes nombres (tumor, infección, arritmia, inflamación, depresión, ansiedad, fatiga, dolor y demás) ha estado presente en distintos momentos, y a cuya aula de la escuela de la vida aún asisto. En eso quiero decir que hay muchos mejores alumnos que yo en mi consulta, y tal vez escribir todo esto me ayude a convertirme en uno más apropiado.

Antes de desarrollar la obra quiero dejar unas premisas claras en las que enmarco lo que pretendo desarrollar en adelante. Son mi particular forma de abordar el tema y las expongo a continuación:

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