Cómo no fracasar en el mundo digital

Actualidad panamericana

Fragmento

Prólogo

Mi caso de éxito

Cuando me enteré de que Actualidad Panamericana estaba escribiendo un libro de autoayuda para emprendedores digitales, pasé por varias sensaciones, incluyendo serias dudas sobre mi capacidad para sacar adelante este prólogo. A punta de ver gente asesinada, amenazada, señalada, calumniada y, en general, vejada por hacer las cosas bien en este país, uno se acostumbra a que aquellos que alcanzan el éxito son esos mismos que anduvieron lamboneándole a alguien, que guardaron silencios cómplices ante los abusos del poder o que son, de plano, indefendibles.

No es el caso de Actualidad Panamericana. En un país con tantos voceros del poder diciendo mentiras en la radio, en los periódicos y los noticieros de TV, ellos son los únicos que de frente aceptan que están mintiendo. Es decir, mienten, pero dicen la verdad. Uno se siente tan a salvo cuando ve prosperar proyectos así en este país que tiende a idealizarlos. Una vez más, nuestro cerebro decreta que aquellos que hacen las cosas bien deben sufrir (“toda buena acción tiene su castigo”, decía mi abuelo Alberto), pero en cambio a AP los replican y comparten los agentes de todos los extremos existentes, desde las bestias del abismo hasta los que creen que no son bestias del abismo, y todos los que están en medio de ellos.

Lo mejor, parece que les saliera muy fácil. Ya que hablamos de autoayuda, he de recordar una de las leyes espirituales del éxito de Deepak Chopra, mi favorita de todas ellas: la “ley del menor esfuerzo”, que, lejos de ser una invitación a la pereza, es una invitación a entender que lo que llega de manera fluida y fácil es real y tiene peso. Estamos tan cegados por la culpa que necesitamos ver a la gente martirizándose por el éxito, sea cual sea nuestra definición de este éxito. Olvidamos que la constancia y la persistencia son una forma de esfuerzo muy loable, y que no necesitamos lágrimas de sangre para que lo que hacemos tenga un valor. Todo lo contrario, necesitamos reducir la cantidad de lágrimas, sean estas de sangre o no, envueltas en cualquier proceso creativo.

En este mundo digitalizado en que se vende tanto humo, en el que es posible comprar followers y matricularse de influencer con la facilidad con la que Ernesto Macías se volvió importante en este país, es importante estar atentos. En este mundo en el que todos tienen una fórmula mágica para el éxito, este mundo de líderes y líderes, de muchos caciques y pocos indios, hay que tener cuidado. El gran valor que Actualidad Panamericana ha tenido en nuestras vidas consiste en que se trata de una maquila. Lo hacen por la gloria, claro, y está bien que lo hagan por el oro, ahora que son autores de autoayuda, pero siempre debemos recordar que es un portal construido noticia a noticia, criadero de enanos a criadero de enanos, chiste sobre Maduro a chiste sobre Maduro. Es esa naturaleza persistente del practicante de puntocom, la paciencia infinita del reportero, y no la elocuencia y grandilocuencia del analista de mesa de trabajo, la que acaba por darles el lustre a ellos.

De manera que la fórmula existe, pero es la misma de siempre: trabajo y honestidad. Internet no es distinta en absoluto al mundo real (tal vez tiene trolls y bots de más, pero de resto es lo mismo) y por eso este libro es tan valioso: porque es un libro hecho de aprendizajes sobre el trabajo y de casos de éxito tan sencillos como insólitos. Sin ir más lejos, uno de los momentos en que más seguidores he ganado en mi vida fue cuando Actualidad Panamericana sacó una noticia diciendo que me habían confundido con alias Megateo (disidente del EPL, violador, asesino, narcotraficante, etcétera). Es así como uno sabe si la gente lee o no un portal de internet, si está poniendo atención. Ahí está la otra clave del asunto: la atención es un lujo, una moneda valiosísima. No se puede ni se debe subestimar su valor, ni se debe creer que la gente es idiota (incluso si lo es).

Sin embargo, todos estos seguidores y la nube de atención que trajo AP momentáneamente a mi vida no son comparables en satisfacción personal al momento en que me aceptaron una noticia que les redacté, hablando sobre una función 4K de Garganta profunda. Era una noticia inocua, sobre un tema frío. Un chiste sobre gente en el cine a la que le salían pipís enormes de su silla en el teatro esperando a ser chupados y les salpicaban la cara, una idea grotesca con la que todavía me río solo (en soledad y también siendo el único que se ríe). Todo esto para decir que la medida del éxito tampoco es una fórmula definitiva. Yo, como un idiota, todavía me río de mi chiste y me alegró mucho ver mi noticia publicada en el portal.

Pero mi caso de éxito ya no es haber salido en Actualidad Panamericana, sino haber sido sacado de circulación en circunstancias muy distintas. Lo digo, sobre todo, para poder hilar una conclusión: el trabajo honesto es la clave, pero siempre debemos recordar que el trabajo honesto siempre se encuentra con enemigos y obstáculos. No existe mayor autoayuda que encontrar y honrar el propósito de lo que se hace (esto también es de Chopra), y eso también nos puede acarrear problemas. Ojalá usted, que es tan desocupada o desocupado que hasta el prólogo se lee, disfrute este libro y aprenda de él. Ojalá ninguno de nosotros se olvide de que parte de lo que hace relevante a las personas en el mundo, real o digital, es su capacidad de decirle la verdad al poder. Ojalá que los de Actualidad Panamericana lo recuerden también, ahora que se van a enriquecer escribiendo libros de autoayuda.

Santiago Rivas

Advertencia

Los plumíferos del portal satírico Actualidad Panamericana, autores de este libro, han logrado triunfar en el panorama digital colombiano haciendo las cosas a su manera, con instinto, pasión y muchas veces en contravía de lo que recomiendan los gurús de los medios digitales.

Desde su debut en Internet a comienzos de 2014 —mezclando realidad, ficción y humor, sin comprar seguidores ni invertir en publicidad—, han cultivado una audiencia de cientos de miles de personas que los siguen en todas las redes y, por extraño que parezca, algunos dicen creer más en ellos que en los medios tradicionales.

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