Los hábitos de la buena suerte

Fragmento

Los hábitos de la buena suerte

PRÓLOGO

OLVIDATE DE TODO LO QUE CREÍAS SABER

por Florencia Andrés

Cuando Verónica —que es mi madre— me invitó a escribir el prólogo de su nuevo libro, le respondí: “¿Qué? Teniendo la posibilidad de pedírselo a cualquiera de tus amigos superestrellas como Jack Canfield, John Gray o Marie Diamond, que aman tu trabajo y tus libros… ¿me decís que querés que yo lo escriba?”

Todos los prólogos de sus libros anteriores fueron escritos por celebridades en el mundo del desarrollo personal.

Pero esta vez me dio ese honor a mí.

Hago estas líneas a minutos de haber terminado de leer este libro. Confieso que al empezarlo pensé que nada me sorprendería demasiado. Llevo quince años enseñando estos temas y he sido coautora de los cuatro libros anteriores de ella. Así que entré a este como quien da un paseo en un lugar conocido.

¡Pero vaya sorpresa me llevé!

Lo primero que quiero decirte es que si ya leíste mucho sobre estas cuestiones —y quizás pienses que este es uno más— preparate para sorprenderte.

Primero: olvidate de todo lo que creías saber sobre “la buena suerte”.

En este libro, Verónica demuestra que la buena suerte no es un capricho del destino. Es más bien el resultado de decisiones inteligentes y de acciones específicas que ella te enseña a llevar adelante con total maestría y, a la vez, simpleza.

En cada capítulo, sentirás que Verónica está sentada con vos, tomando un café y compartiendo sus más de treinta años de experiencia. Pero no lo hace con tono aleccionador o dogmático sino como una amiga que realmente te quiere ayudar.

El hábito de la autoconfianza, capítulo 1, es donde empieza la magia. Verónica te muestra cómo dejar de dudar, cómo dejar de sentirte un impostor y cómo empezar a creer en vos de verdad. Con la idea de mejorar solo un 1% cada día construirás una nueva identidad. Una en la que te ves y te sentís capaz.

El capítulo 2 —El hábito de la actitud mental positiva— es una demostración de una verdad fundamental: lo que pensás lo atraés. Y sí; aunque el cerebro humano tiende a la negatividad, se puede reprogramar muy rápido y, en este apartado, te muestra exactamente cómo hacerlo.

El hábito del bienestar, en el capítulo 3, te va a abrir los ojos hacia una gran verdad: el autocuidado no es un lujo sino una necesidad. Verónica te explica de maneras muy prácticas cómo ocuparte de tu cuerpo y tu alimentación en un modelo de 4 pasos que es brillante.

El capítulo 4 es sobre el hábito de la flexibilidad mental y emocional. Vivimos cambios tan vertiginosos que la capacidad de adaptarse rápido es más importante que nunca. Pero no es fácil, claro... hasta que leés este capítulo.

El hábito 5 es el de la comunicación efectiva. Nos pasamos el día entero hablando. ¿Pero sabemos realmente cómo comunicarnos? No tanto. Aquí Verónica te da las claves para aprender a usar tus palabras para mejorar tu vínculo con las personas que te rodean y para transformar tanto tus relaciones laborales como personales.

El hábito 6 es el de la conexión con uno mismo que está cayendo en el olvido porque, desde que abrimos un ojo a la mañana y encendemos el celular, nos conectamos con la vida de todo el mundo… menos con la nuestra. No temas: nadie te va a pedir que dejes de usar el teléfono. Ella te llevará a encontrar ese tiempo para conectarte con vos mismo sin importar cuán cargada esté tu agenda.

El hábito 7 es el de la gratitud. Verónica te dirá cómo activar el poder de la gratitud en tu vida para mejorar tu salud, tu bienestar y ¡tu buena suerte!

Antes de despedirme quiero contarte algo más. Algo que hace de este libro uno realmente diferente de los demás. Porque lo cierto es que hay muchos con temáticas similares. Pero hay algo en lo que ninguno se le parece.

Lo que hace diferente este libro es su autora.

Como es mi madre, quizás pienses que mi opinión es subjetiva. Así que a los hechos me remito: hace más de treinta años que es considerada una referente mundial en este tema. Ha dado clases en una docena de universidades. Ha compartido escenario en más de quince países con los capos del desarrollo personal. Es una de las mejores speakers del planeta. Y la lista sigue.

De todas sus “chapas profesionales” la que más importa aquí es esta: sus publicaciones se han convertido en grandes bestsellers. ¿Por qué? Porque funcionan, porque motivan, porque transforman realidades. ¿Cómo lo sé? Porque hace quince años que todos los días leo comentarios de su más de medio millón de lectores diciendo “tu libro me cambió la vida”.

Los hábitos de la buena suerte es su nueva obra maestra. Es una combinación explosiva de sabiduría práctica y herramientas novedosas que te abren la cabeza, te sacan de tu zona de confort y te lanzan hacia un mundo de posibilidades. Tiene todo lo que necesitás para reescribir tu vida con hábitos que atraerán la buena suerte. Lo único que tenés que hacer es ¡empezar!

Que disfrutes mucho de este viaje transformador; y que tengas mucha ¡buena suerte!

Florencia Andrés

Diciembre de 2024

CÓMO CAMBIAR TU SUERTE MODIFICANDO ESO QUE HACÉS TODOS LOS DÍAS

NO IMPORTA LA EDAD QUE TENGAS

Los hábitos positivos son como semillas que plantamos en nuestro camino y así, con el tiempo, cosechamos la buena suerte sin importar la estación de nuestra vida.

Este libro plantea que la buena suerte es el resultado de los hábitos que cultivamos a diario. La mala suerte también resulta de esas cosas que hacemos todos los días, la mayoría en piloto automático. Lo genial es que una vez que nos damos cuenta de que hay ciertas conductas que nos traen “mala suerte” estamos mucho mejor preparados para hacer los cambios necesarios. Este proceso de cambio es válido sin importar la edad, porque nunca es tarde para transformar tus hábitos y mejorar tu suerte.

La buena suerte no es lo mismo que tener suerte.

Tener suerte implica experimentar hechos positivos de forma aleatoria o casual sin una influencia consciente o intencional por parte de nosotros. Es decir, alguien puede tener suerte al ganar la lotería, encontrar dinero en la calle o recibir una oportunidad inesperada sin haber hecho nada específico para merecerlo. La suerte, en este sentido, es vista como un evento fortuito que ocurre de pura casualidad, independiente de lo que hagas o no hagas, es decir que no depende de uno mismo.

La buena suerte es otra cosa: es trabajar para que lo bueno suceda.

¿Podríamos decir, entonces, que somos capaces de “atraer” la buena suerte? Sí, porque desde esta perspectiva “tener buena suerte” implica la creencia y la práctica de adoptar ciertas actitudes, acciones o comportamientos con la intención de aumentar las probabilidades de que pasen cosas buenas en la vida. Esto requiere un enfoque de protagonismo activo y proactivo hacia la creación de oportunidades favorables.

Al cultivar hábitos como desarrollar la confianza en uno mismo y tener una mentalidad positiva, vivir una vida equilibrada y practicar la gratitud, entre otros, se puede intervenir en el flujo de los acontecimientos y crear condiciones más propicias para la aparición de situaciones favorables. Desde este punto de vista, la buena suerte no es producto de la casualidad sino de la causalidad.

En resumen, mientras que “tener suerte” implica eventos positivos que ocurren al azar y por lo general inesperadamente, “atraer la buena suerte” radica en cultivar hábitos positivos para crear oportunidades favorables de manera más activa y consciente. La buena suerte, en este contexto, se convierte en el resultado directo de los hábitos y las actitudes que elegimos practicar y cultivar todos los días. Y eso es una muy buena noticia porque es algo que depende de nosotros.

Otra muy buena noticia es que la buena suerte no tiene límites de edad, nunca es demasiado temprano ni demasiado tarde para empezar a sembrar semillas nuevas.

Quiero invitarte a que pienses en tu último año o en tus últimos años. ¿Cómo ha sido tu suerte?, ¿qué cosas has logrado? y ¿cuáles te han quedado pendientes? Quiero que pienses en los momentos especiales que viviste —qué actividades hiciste para sentirte feliz y con suerte—. Ahora quiero que pienses en los momentos donde tu suerte no fluyó y que mires hacia adentro y te preguntes qué cosas hiciste o no hiciste para sentirte así.

Y a partir de esta reflexión quiero que pienses que nunca es tarde para descartar lo que no te sirva e inventar algo nuevo, que no importa cuántos años tengas o cuántos años hace que la suerte no te acompaña. Siempre podemos cambiar.

Ya me estoy imaginando algunas objeciones como el dicho en inglés que dice que “no le podés enseñar a un caballo viejo hábitos nuevos”. Pero ni somos caballos ni somos viejos (viejos son los trapos, como decía mi abuela). Tu edad tiene más que ver con la vitalidad de tus pensamientos, acciones y de las emociones que decidas cultivar, es decir, con las ganas que tengas de vivir intensamente cada momento.

Para eso lo escribí: quiero que descubras que de verdad el poder de cambiar tu suerte está en tus manos si cambiás eso que hacés todos los días.

Observá tus pensamientos, se convierten en palabras;

observá tus palabras, se convierten en acciones;

observá tus acciones, se convierten en hábitos;

observá tus hábitos, se convierten en carácter;

observá tu carácter, se convierte en tu destino.

ANTIGUO PROVERBIO SUECO

LA HISTORIA DE CAROLINA

Carolina era una mujer muy voluntariosa y trabajadora que siempre se esforzaba al máximo en todo lo que hacía. Desde temprana edad había aprendido a ser autosuficiente y a no depender demasiado de los demás. Sin embargo, a medida que pasaban los años, Carolina comenzó a notar que algo no estaba bien en su vida.

A pesar de su dedicación y esfuerzo, Carolina se sentía constantemente agotada y sin energía. Se encontraba atrapada en una rutina de hábitos que, sin saberlo, la estaban llevando por un camino de “baja vibraci

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