Cielo Drive

Sebastián De Caro

Fragmento

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Para mi sobrina Almendra De Caro, deseando que algún día leas estas líneas y disfrutes mucho del cine, la música y los mitos del siglo veinte…

RIZOMA. Concepto filosófico ideado por Gilles Deleuze y Félix Guattari en Capitalismo y esquizofrenia (vol. 1: 1972, vol. 2: 1980). Deleuze lo define como una “imagen de pensamiento”, que se basa en el rizoma botánico.

RIZOMÁTICO. Modelo epistemológico en el que la organización de los componentes no sigue líneas jerárquicas. Su estructura tiene una raíz de la que surge una multiplicidad de ramas, de manera tal que cualquier elemento puede incidir en cualquier otro. El rizoma carece de centro y por esto se ha vuelto de particular interés en la filosofía de la ciencia y de la sociedad, la semiótica y la teoría de la comunicación contemporáneas.

Nota del autor
Un libro rizomático

Este libro no debe ser tomado como un documento ni como una cronología. No es un libro para informarse. No pretende ser un cúmulo de información y datos sobre la vida de Quentin Tarantino ni sobre Charles Manson ni sobre el crimen de Sharon Tate. No pretende tampoco ensalzar ni darle glamour a una tragedia tan grande como la que sucedió en Los Ángeles en 1969.

Lo que quiere este libro es ser un objeto rizomático. Un punto oscuro de la historia del mundo como puede serlo un magnicidio, pero el cual, por añadidura y por los protagonistas involucrados, termina siendo como una puñalada en el corazón de la cultura popular. Y a partir de ahí se desprenden historias de lo más diversas. Tramas policiales, conspiraciones, cambios culturales. Y como pasó con el iconoclasta Arthur Penn cuando les dio el peor final imaginable a Bonnie & Clyde y volvió cine el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, podemos concluir que todos los tiroteos en un auto, que todas las ametralladoras apuntando a un auto, fueron el asesinato de John Fitzgerald Kennedy. Ahí está Santino Corleone, que no consigue pasar nunca del peaje, también brindando su tributo. En ese sentido, este libro también pretende señalar la idea de que ese cine del Nuevo Hollywood que tanto amamos habría sido otro sin aquella matanza. Taxi Driver no habría estado ahí de esa manera, haciendo el ruido que hizo, tomando el pulso de su época.

Quentin Tarantino es uno de los directores más populares de la segunda mitad del siglo XX y al mismo tiempo que este libro llega a las librerías está entregando el que, en sus palabras, constituye casi el final de su obra. Nos augura un futuro de ensayista, de escritor de libros sobre cine, de novelista quizá, pero dice que se retira a la décima película.

Este es el año del estreno de Había una vez en Hollywood, una película que —intuimos— es una especie de ensoñación acerca de los crímenes del Clan Manson, de la tragedia de Sharon Tate, del final de una época y el comienzo de otra muy distinta en Hollywood y en el mundo.

En ese sentido, los testimonios recogidos en este libro —de escritores, artistas, cinéfilos— pretenden dar cuenta de cómo los vasos comunicantes del cine, la literatura y la música, la cultura de las revistas, los posters, los anaqueles de librerías y las disquerías, las bandas de sonido, las colecciones infinitas de blu-ray, DVD, VHS, las lobby cards, los aromas, las sensaciones de las primeras veces que fuimos al cine con alguien, las películas compartidas, las frases citadas en cada charla, los chistes, las figuras de acción, los Funko Pop, todo esto no constituye muchas veces sino una manera de ensayar ese cambio que parece imposible: borrar la tragedia y convertirla en poesía. Todo lo dicho, todo lo pensado, todo lo recorrido en estas páginas está dicho y pensado y recorrido desde ese punto de vista. No sabemos bien qué es lo que dispara las ideas que están en la memoria, pero escribimos y conversamos para dispararlas. En ese sentido también aclaramos que acá no hay información secreta, no hay una versión más precisa. Más bien todo lo contrario. Hay ideas, las primeras que nos vinieron a la mente. Hay vínculos, los más insólitos. Empezar hablando de uno de los crímenes más grandes del siglo pasado, para terminar contándonos historias de colecciones, de fantasías, de canciones, de instrumentos.

Cada charla fue hecha sin apuntes. Los entrevistados acudieron a cada conversación armados únicamente con sus recuerdos y lo que disparó en ellos algunos comentarios y preguntas; apenas algunas señales. “Vamos a hablar un poco de Manson, un poco de Tarantino, un poco de qué te pasa a vos con eso”, les decía yo. Por suerte para todos nosotros, ac

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