Filosofar con niños y niñas
La filosofía pocas veces aparece vinculada a los niños y niñas. Sin embargo, la infancia es el momento en el que la capacidad de asombro está aún intacta y ésta es la mejor puerta de entrada a la práctica de filosofar. La colección Grandes ideas para pequeños filósofos recoge las ideas de importantes pensadores e invita a los más pequeños y pequeñas a filosofar, una buena manera de celebrar el Día de la Filosofía que se conmemora este 17 de noviembre.
EQUIPO PENGUIN KIDS
Generalmente se relaciona la filosofía con algo complicado, opaco, críptico. Una disciplina difícil, no al alcance de todos. Entendida así, la filosofía estaría bastante lejos del mundo de la infancia.
Pero ¿y si en vez de pensar en la filosofía como un sustantivo se la piensa como un verbo en infinitivo: filosofar? Si se trata de un hábito, una práctica, entonces lo que hacen niños y niñas se acerca bastante a la filosofía: formulan preguntas, y las preguntas abren caminos del pensamiento. Podría afirmarse que lo único que se necesita para ser “buenos filósofos” es la capacidad de asombro. Los niños pequeños tienen esa capacidad y a medida que las personas crecen, va disminuyendo.
¿Y si en vez de pensar en la filosofía como un sustantivo se la piensa como un verbo: filosofar?
Otra cosa que suele suceder es que, ante las preguntas de los niños y las niñas, los adultos pensamos que tenemos que dar la respuesta correcta, cuando quizá se trate simplemente de pensar juntos, de hacer lugar a los interrogantes, de no borrar las ganas de preguntar. Y los libros pueden ser una gran herramienta para esto. La colección Grandes ideas para pequeños filósofos toma los principales temas abordados por los pensadores más importantes y los presenta en breves libros con ilustraciones orientados a niños y niñas de 4 años en adelante.
Te recomendamos
Felicidad con Aristóteles
Igualdad con Simone de Beauvoir
Imaginación con René Descartes
“¿Para qué sirve la filosofía?”, encontramos este interrogante en el interior de los números de esta colección, y allí mismo aparece una posible respuesta: “La filosofía es una ciencia que nos enseña a pensar, a hacernos preguntas... ¡y a resolverlas!”. Cada título toma una idea y un pensador o pensadora y, a través de hermosas ilustraciones, desarrolla en un lenguaje muy sencillo ese concepto. Hacia el final aparece una pequeña biografía del filósofo o filósofa en cuestión.
Verdad con Sócrates plantea la relación entre la sabiduría y la sinceridad: ser sabio significa preguntarse acerca de la verdad y ser honesto -aunque a veces cueste- para no lastimar a los demás. La idea de la filosofía entendida como un modo de relacionarse con el saber queda plasmada en una de las frases del libro: “cuando cuestionamos las cosas y nos hacemos preguntas, aprendemos”. Esta invitación al cuestionamiento de todo lo que existe incluye preguntas como ¿quién soy?, ¿cuál es el origen del mundo?, ¿cuál es el mejor modo de tratar a las personas? ¡Profundos temas para conversar con nuestros hijos e hijas!
Felicidad con Aristóteles trae nuevos interrogantes filosóficos como ¿por qué estoy aquí?, ¿cuál es el mejor modo de vivir la vida?, para llegar a la pregunta sobre qué hace felices a las personas. Este libro reflexiona sobre la importancia de la amistad (con los demás y con uno mismo) para llegar a ser felices, porque los amigos nos ayudan a ser mejores personas.
Igualdad con Simone de Beauvoir presenta la cuestión de la igualdad entre los géneros y la importancia de que niños y niñas, hombres y mujeres tengan las mismas oportunidades y reciban el mismo trato. Los roles y estereotipos de género son cuestionados con ejemplos simples. También transmite la idea de que debemos preocuparnos por las personas que sufren rechazo.
Imaginación con René Descartes presenta las ideas de este gran filósofo autor de la célebre frase “pienso, luego existo”, y recorre el camino realizado hasta llegar a ella. El punto de partida es la imaginación. Imaginar es formar imágenes en la mente -incluso de aquello que nunca vimos- y ésta nos hace más sabios. Y si bien cada persona piensa e imagina de una forma distinta, todos imaginamos.
La lectura de estos libros es una fantástica oportunidad para animarse a filosofar con nuestros hijos e hijas. Embarcarse en la práctica de filosofar desde bien temprano, invitar a los niños y niñas a construir sus propios pensamientos, a confrontar distintas respuestas -siempre en clave lúdica, porque pensar debería ser siempre un placer-, solo puede dar buenos frutos.
Y aprovechar que, con sus preguntas, los niños y las niñas nos dan la posibilidad de pensar de nuevo el mundo.