Entre tú y yo

Fragmento

INTRODUCCIÓN

Ser realmente feliz

es una cuestión

de cómo comenzar,

no de cómo llegar;

y de qué se desea,

no de qué se posee.

ROBERT LOUIS STEVENSON

Con los ojos entrecerrados, imagine por un instante el vasto espacio que ocupa una de las más maravillosas virtudes que adornan a los seres humanos cuando se encuentran entre sí: el amor.

El amor, que atrae sin explicación y con una fuerza increíble a quienes se sienten “tocados” por esa varita mágica, me convoca a hurgar en la profundidad de uno de los grandes misterios de la humanidad. Condicionado a las pautas sociales y culturales de los pueblos, el amor ha sobrevivido todas las situaciones límite de la historia, y no solo ha salido indemne sino también fortalecido de tantos avatares.

Generaciones y generaciones de hombres y mujeres han vibrado y continúan vibrando al son de esa sensación cumbre que significa “sentir al otro”, estar pendiente de sus deseos, de sus necesidades, colmar todas sus expectativas y compartir todo en esa fusión que hace crecer la ilusión de una felicidad sin límites en el tiempo.

Sin embargo, ese sueño de la dicha eterna contrasta con una realidad que a todos nos preocupa: ese amor que intentamos construir sin fisuras, con mayor o menor rapidez comienza a deteriorarse. Al hacerlo, genera resentimientos e incluso odio. Entonces se convierte en una sinfonía inexplicable, donde los instrumentos suenan en forma totalmente anárquica, haciendo que esa música celestial que emanaba del amor se transforme en una sucesión de sonidos agresivos para nuestros oídos. Cuando esto sucede, lo importante es sentarse a reflexionar acerca de si eran válidos y reales los sentimientos sobre los que intentamos construir una relación para toda la vida.

Ante una crisis nos preguntamos qué ha pasado. Y entre tantas respuestas posibles existe una que, aun siendo frecuente, resulta difícil de aceptar: “La pareja se desgastó”. Esta es una respuesta fría e insensible que escuchamos de quienes han transformado esa ilusión de armonía y equilibrio en una puja de poder, una puja donde el arte de negociar ha desaparecido y donde la imposición y la cesión de espacios se presentan como los terribles culpables de la desdicha.

Sabemos que los objetos se gastan por el uso. Una camisa, un pantalón, un vestido, una blusa pueden catalogarse como prendas que se gastan por el uso. ¿Es posible pensar que los seres humanos también “nos gastamos” con el paso del tiempo? ¿O será que aquel edificio que intentamos levantar tenía cimientos extremadamente débiles, cimientos que respondían a una percepción muy superficial de la realidad y que la convivencia nos demostró con toda su crudeza la verdad tal cual es, y no como quisimos imaginarla?

Cada uno tendrá sus propias respuestas. Lo que me propongo en este itinerario que recorreré junto a usted es tener una actitud valiente, examinar a fondo y paso a paso cómo conformamos esa dupla excepcional que se llama pareja, base fundamental de la familia, y cómo el tránsito por la existencia distorsiona lo que fueron nuestros objetivos iniciales. Pero además del análisis serio y desmenuzado de las vivencias humanas, voy a ir al encuentro de aquellas situaciones que nos alejan, que nos distancian y que no nos permiten reconocer casi nada de lo que en determinado momento admiramos del otro y que en su momento inclinó la balanza para elegirlo como compañero “para toda la vida”.

Las relaciones humanas, y en especial las relaciones amorosas, son sin duda conflictivas, tan conflictivas como el mundo de hoy. Usted, yo y todos los lectores somos protagonistas de la historia que estamos escribiendo y viviendo al mismo tiempo. Solo depende de nosotros sanear nuestros vínculos y descubrir nuestras debilidades. Si bien es cierto que a lo largo de la vida vamos cambiando paulatinamente nuestra forma de ser, se torna inaceptable que, en la búsqueda del encuentro amoroso, convirtamos la proximidad en lejanía y pasemos del amor eterno al odio sin fin.

Es cierto que en la vida nada es definitivo. Sin embargo, esa aproximación hacia el ser que gana nuestro corazón es lo único que debería ser permanente. Los seres humanos nos llamamos exitosos cuando somos capaces de cumplir nuestros proyectos, o cuando logramos un bienestar económico; yo me pregunto si la búsqueda de la verdad individual no depende de haber experimentado el amor verdadero.

Tiempos difíciles y cielos encapotados que pronto se convierten en tormentas son la constante en ese libre juego por ser auténticos dentro de una relación entre dos personas que se aman. Hay mucha energía dispuesta para mantener encendida la llama del amor sobre la base del respeto hacia la dignidad de quien comparte el día a día con cada uno de nosotros.

Si hablar de amor es hablar de compartir, de hacer el esfuerzo por conocer al otro, el primer paso para combatir los desencuentros será conocerme a mí mismo. Nadie puede entregar lo que no tiene, y mal puedo interpretar las necesidades de mi pareja si aún no tengo claro qué necesito yo para sentirme bien con la vida.

La vida se vive una sola vez, y cuando nos aproximamos a la madurez, o cuando transitamos por ella, comenzamos a valorar cada uno de los minutos de nuestra existencia que ya no han de volver. Lo invito a que reflexionemos juntos para ver si la ira, el resentimiento y el odio no son un derroche de energía que podríamos poner al servicio de una vida plena de comprensión y de equilibrio.

Equilibrio, sí, una palabra que más de una vez nos está vedada, porque tenemos los ojos cerrados y no advertimos que, nos guste o no, hay una realidad que convive con nosotros. Mi intención es, como en los dos libros anteriores, El lado profundo de la vida y Toma un café contigo mismo, que reflexione. Entre tú y yo le abre una ventana hacia un camino inundado de luz, donde usted podrá reflejarse y así, en paz y armonía, tomar las decisiones necesarias para renovar la lucha por su bienestar. Usted se lo merece, todos nos lo merecemos. Los libros, inevitablemente, reflejan el pensamiento y el sentimiento del autor. Sentimientos y pensamientos forjados en tantos esfuerzos por conocer al ser humano en su profundidad y poder interpretar sus virtudes y sus defectos.

Sinceramente ofrezco este trabajo a todos los hombres y todas las mujeres que buscan denodadamente alternativas dignas para mejorar sus relaciones amorosas. Está escrito desde lo más profundo de mi ser y así espero que usted lo reciba.

DR.WALTER DRESEL

CAPÍTULO 1
LA MAGIA DEL ENCUENTRO

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