Pareja ideal se busca

Fragmento

Índice
  • Cubierta
  • Portada
  • Índice
  • Dedicatoria
  • Agradecimientos
  • Advertencia
  • Presentación
  • ¿Qué cuernos es ideal?
  • Construyendo príncipes (o princesas)
  • 1. El primer amor
  • 2. El candidato de los padres
  • 3. Impresentables
  • 4. Ángeles caídos
  • 5. La diosa sexual
  • 6. El hombre “fuerte”
  • 7. Los trofeos desechables
  • 8. El ideal imposible
  • 9. Alguien como yo
  • 10. Madres, padres, niños
  • 11. El valor agregado
  • 12. La no relación
  • 13. Susanita versus Mafalda
  • 14. Platónicos
  • 15. Con-fundidos
  • 16. El buen negocio
  • 17. Parejas de alta rotatividad
  • 18. Pura pinta
  • Conclusiones muy poco ideales
  • Mito 1: La felicidad, un bien de consumo
  • Mito 2: El ideal existe, solo hay que encontrarlo
  • Mito 3: El deseo confundido con el amor
  • Mito 4: ¿Amor? ¿Cuál de ellos?
  • ¿Ideal? Olvidate
  • Parejas reales, parejas posibles
  • Sobre el autor
  • Otros títulos del autor
  • Legales
  • Grupo Santillana

A mis pacientes, especialmente a esos que alguna vez presentaron su queja en el consultorio, en la sección Reclamos de la Vida, ante la injusta y repetida situación de no encontrar a la pareja de sus sueños.

Al gran Negro Torrado y a su maravillosa audiencia radial, con quienes en el último año peloteamos en vivo varias de las cuestiones que se plantean aquí. A la gente de Buen Día Uruguay, a su producción y, en especial, a Adriana, Sara y Leo, sus conductores, cuyo impresionante carisma y popularidad habilitaron que más de uno de sus seguidores me hicieran confidencias.

A Fernando De Lucca y a la barra del Centro Encuentro, por la experiencia compartida en tantos años de formación de gestaltistas… Un orgullo y un desafío permanente.

A Mane y a María, honestas defensoras del idealismo, por tantas enriquecedoras discusiones. ¡Que nunca falten!

Advertencia

Todos los casos relatados en este libro son inspirados en personajes y situaciones reales. Han sido convenientemente desfigurados para que sus verdaderos protagonistas no sean reconocidos.

Todos buscamos, hemos buscado o vamos a buscar pareja en algún momento de la vida. Es algo que hacemos casi desde el comienzo. La primera “pareja” con la que sellamos nuestro amor es mamá, por supuesto. Nos alimenta, nos cuida, nos limpia la caca, soporta todo… ¿Cómo no enamorarse? Después aparece papá y, casi en seguida, los primeros novios y novias. Suponemos que en cuanto consigamos una pareja ideal pararemos de buscar.

El ideal es el elegido para dejar de buscar, que es lo que se espera que hagamos. Sentar cabeza (¿qué querrá decir?), ser responsables, formar una familia, estar juntos para siempre. Todo eso y más ocurre cuando encontramos el famoso ideal. Suponemos.

Dice el diccionario que ideal es lo perteneciente o relativo a una idea, que no es físico, real ni verdadero, sino que está en la fantasía. Alude también a la perfección, a lo modélico y ejemplar.

Desde niños nos repiten que debemos encontrar a la pareja ideal. Si tanto lo repiten, deben de tener razón. En la niñez uno no anda dudando de lo que le dicen: el príncipe se casó con la princesa al final del cuento, la Tierra gira alrededor del Sol, Artigas era rubio y de ojos celestes… Estas y tantas otras son “verdades” absolutas. Personas respetables como papá, mamá y la maestra nos lo dijeron. Siguiendo fielmente eso que escuchamos tantas veces, tratamos de encontrar el ideal y quedarnos con él o ella para siempre. Y chau, arranque pelito.

Pero algo mal debemos de estar haciendo, porque después la pareja no resulta y nos separamos. Probamos con más gente y al tiempo tampoco resulta y seguimos probando y probando, en una búsqueda, para muchos, eterna.

Investigadores diversos argumentan, con buen tino, que es consecuencia de la época en que vivimos. En los últimos cincuenta o sesenta años se liberalizaron las costumbres, vino el feminismo, la píldora, la liberación sexual, los Beatles, la familia patriarcal entró en crisis, la adolescencia se estiró, la adultez se volvió algo muy complicado, casarse pasó a ser un trámite casi en desuso… Nadie quiere a nadie para toda la vida porque es mucho tiempo, no hay garantías y la verdad es que ni siquiera sabemos si el planeta resistirá tanto.

Las grandes religiones perdieron terreno en Occidente. Sus representantes ya no nos asustan. Nos animamos a vivir el pecado del sexo solitario, el sexo adolescente de la exploración en el zaguán, el sexo extramatrimonial, el grupal, el sexo con el mismo sexo, el sexo profesional, bah, el sexo a secas.

Tampoco creemos, salvo excepciones extremistas de fundamentalistas religiosos, que haya que reservarse para una hipotética vida conyugal. Hoy la mayoría cree que lo divertido de la vida

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