5. BRUTAL ATAQUE AL LENGUAJE (Y AL LECTOR, DE PASO)
Lean el siguiente titular, tomado de un diario argentino de amplia circulación:
BRUTAL ATAQUE A LA MADRE DEL BEBÉ QUE ROBÓ LA SECTA
Brutal ataque y brutal bebé, por cierto, prematuramente dedicado al crimen... Pero tranquilicémonos: no se trata de un caso precoz de delincuencia infantil; según nos dicta el buen sentido, lo que se ha querido expresar es:
BRUTAL ATAQUE A LA MADRE DEL BEBÉ ROBADO POR LA SECTA
Si seguimos leyendo el copete de la misma noticia, veremos qué bien parada queda la Policía en semejante episodio:
No descartan que sea una represalia de la secta. El bebé fue recuperado ayer por la Policía cuando sus integrantes iban a entregar al chico a una pareja que lo había comprado.
¡Santo polizonte surrealista, Batman! ¿En qué quedamos? ¿Los agentes rescataron al bebé o lo vendieron? Nos parece más lógico lo primero:
No descartan que sea una represalia de la secta. Ayer, cuando sus integrantes iban a entregar al chico a una pareja que lo había comprado, el bebé fue recuperado por la Policía.
Ahora nos entendemos. Y sin cambiar una sola palabra; simplemente, invertimos el orden de la segunda oración: de esa manera, la construcción “sus integrantes” se refiere a “la secta” y no a “la Policía”.
En la misma noticia siguen advirtiéndose problemas. Noten el abigarramiento de información, en esta enmarañada oración inicial de nada menos que cuarenta y una palabras:
La mujer cuyo bebé había sido robado y ayer fue rescatado por la Policía en un templo umbanda de San Miguel, adonde estaban por entregarlo a un matrimonio, fue atacada violentamente por un grupo de desconocidos que irrumpieron en su casa.
Una verdadera ensalada que podría haberse escrito con más prolijidad y organización, si se hubiera tenido en cuenta la armoniosa correspondencia que deben guardar la puntuación y las ideas:
La madre fue atacada por un grupo de desconocidos que irrumpieron en su casa. Ayer, el bebé había sido rescatado por la Policía en un templo umbanda de San Miguel, donde la secta estaba por entregarlo a un matrimonio.
De todas maneras, se puede prescindir de la segunda oración: repite todo lo dicho en el titular y en el copete, salvo lo de “San Miguel”, que agrega información importante.
- ♦ Lean la siguiente noticia:
El líder del famoso grupo de rock decidió sacar un disco solista con temas que grabó en el exterior durante el mes de enero de este año. Esto no supone que deje de tocar con sus compañeros de siempre, quienes se han desvinculado de su antiguo sello y formaron uno nuevo. El viernes, el cantante presentará su nuevo material grabado en un local de Palermo bajo el nombre de Títere.
- ♦ Basándose en la información que trae la noticia, intenten responder a las siguientes preguntas: ¿Dónde grabó el disco: en el exterior o en un local de Palermo? ¿A qué o a quién corresponde el nombre de “Títere”: al músico, al disco o al lugar donde se presentará? ¿El cantante actuará como solista o con su grupo? ¿Se presentarán en vivo o la música estará grabada? (Busquen en las “Soluciones” la respuesta a estos interrogantes existenciales.)
- ♦ Una vez que hayan conseguido desentrañar las respuestas —o se hayan decidido por alguna de las opciones posibles—, reconstruyan la noticia de manera legible.
Y no olviden lo que les sugerimos en la nota de bienvenida: apliquen a sus textos todo lo que vamos practicando, y verán que los progresos serán cada vez más notorios.
Tengan en cuenta que meterse a solucionar los problemas de la escritura ajena les servirá de mucho para solucionar los propios: parafraseando a don Miguel de Unamuno, les creará problemas nuevos.
Y ésa es la única manera de aprender.
6. EL ABECÉ DE LA CORRECCIÓN
Las buenas frases —ayudadas, como ya veremos más en detalle, por una adecuada puntuación— siempre mantienen el ritmo de la lógica y del pensamiento. Para lograrlo, es mejor:
- a) Contar primero lo que sucede primero.
- b) Exponer las ideas en orden jerárquico.
- c) Describir los elementos básicos, aquellos que caracterizan lo descripto, sin aburrir con detalles innecesarios.
-
a) Es preferible escribir:
Juan dijo que la película era un desastre, pero María no estaba tan de acuerdo.
...antes que:
María no estuvo tan de acuerdo con Juan, quien acababa de decir que la película había sido un desastre.
- b) El tango “Cambalache” arranca con una idea nuclear —el mundo fue y será una porquería, y más que nunca en el siglo XX—, negro concepto que el poeta irá desarrollando con armonía, pero con una armonía “caótica” (adviertan que cada aseveración general es refrendada por un ejemplo particular):
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!...
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
ENRIQUE SANTOS DISCÉPOLO
Pero supongamos que Discepolín hubiera optado, solamente, por enumerar los males, sin cuidar la ilación; nos hubiese entregado algo similar a este amasijo:
¡Lo mismo un burro
que un gran profesor!
¡Ignorante, sabio o chorro,
generoso o estafador!...
No hay aplazaos
ni escalafón,
los inmorales
nos han igualao.
¡Todo es igual!
¡Nada es mejor!
¡Hoy resulta que es lo mismo
ser derecho que traidor!...
DISCÉPOLO SANTOS ENRIQUE
c)
Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
¿Se imaginan qué hubiera sido de ese apremiante final del cuento “Continuidad de los parques”, si don Julio Cortázar se hubiese detenido a detallar cosas que no debía?
Desde la sangre anhelosa galopando como caballo en sus oídos aguzados, le llegaban las palabras precisas, certeras y claras de la bella mujer: primero encontrarás una sala azul, decorada con gusto exquisito, después tropezarás con una galería —una no comercial, se entiende— y una escalera alfombrada desde el primero hasta el último de sus anchos peldaños. En lo alto, verás dos enormes y acogedoras puertas: una luce un pequeño garabato debido al travieso espíritu de mi hermano Juan Manuel; la otra está impecable, bruñida en sus férreos herrajes y pulida en su lustrosa superficie. Nadie habrá en la primera habitación, nadie habrá en la segunda. Como te explicaba, toparás con la puerta del amplio salón revestido de caoba. Y entonces tendrás que sacar el puñal de hoja lanceolada, ese con el mango de asta de ciervo, etcétera, etcétera...
Qué espanto...
Pero, exageraciones y ridiculeces al margen, son legión los escritores que se dedican —sin necesitarlo, claro— a estos digresivos menesteres de la pluma.
-
♦ Rearmen las siguientes oraciones, de manera que denoten un orden lógico:
a)
Analía salió de su casa después de tomar el desayuno.
b)
A veintisiete mártires cristeros el Papa canonizó debido al valor que, en defender la fe, evidenciaron.
c)
Y en las narices me cerró la puerta, ofendida. En todos los tonos posibles yo había tratado de pedirle disculpas.
-
♦ Reconstruyan este breve artículo, que podría titularse “Estructura de una historieta” (ayuda: aplíquenle la secuencia introducción-desarrollo-final, que casi siempre nos hace ir de las ideas generales a las particulares):
1. Una historieta con puro texto resulta muy aburrida.
2. La organización de una historieta se explicita en la gráfica, gracias a la ubicación lógica de los cuadritos —también llamados viñetas.
3. Cada cuadrito es una unidad temática y gráfica, separada del resto —y también unida a él— mediante los tabiques divisorios.
4. Dicha ubicación narra, indica la progresión de la historia que nos cuenta el guionista.
5. La viñeta debe matener un equilibrio entre el dibujo y el guión. Pero es preferible que no sobreabunden las palabras.
-
♦ Quítenle a este fragmento todo lo que les parezca sobrante (van dos ayuditas):
Puse en marcha el motor de la camioneta. Los perros huskies y los alaskanos descansaban, fatigados, junto a sus trineos. Inclinado, un desconocido a quien jamás yo había visto acariciaba a Buck, uno de mis animales favoritos. Miré al extraño de hito en hito, éste se levantó y caminó directo hacia donde estaba la cabaña. Cuando pasó cercano a mi lado pude ver que su rostro tenía una cicatriz visible. Entonces recordé todo lo que había sucedido. El sonoro disparo, el cachorro que estaba junto a la loba.
No teman mancharse con tinta a la hora de pulir.
No hay otro modo de escribir con relieve.
7. TALLAR CON LA PALABRA
¿Qué es escribir con relieve? Lo que Jorge Luis Borges logra en el final del cuento “El milagro secreto”, al narrar el fusilamiento de su personaje Jaromir Hladík a manos de los nazis:
Inició un grito enloquecido, movió la cara, la cuádruple descarga lo derribó.
Que no es lo mismo que redactar, apenas:
Gritó gesticulando mientras lo cosían a balazos.
Escribir con relieve: exprimir las palabras hasta extraerles sus máximas posibilidades. Enseguida veremos por dónde se empieza.
8. EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS
¿Por qué es tan necesario pulir y corregir lo escrito?
Antes de seguir manchándonos con tinta, nos vendrá bien detenernos en esta pregunta, que se ubica en la base de todo trabajo de escritura. Entenderla y asimilarla nos permitirá avanzar con más claridad en los objetivos.
Imagínense frente a la computadora o el cuaderno, una tarde en que decididamente tienen ganas de escribir sobre un tema determinado. Arrancan con la primera oración, después del tremendo esfuerzo que supone parir la primera letra del texto. Una idea inicial se va esbozando frente a ustedes. Y la cosa camina con brío: a esa oración le suceden otra y otras y muchas más. Ya hay un primer párrafo, y sienten que su asunto es tan jugoso que a ese comienzo sobrevendrán páginas y páginas. El camino hacia EL LIBRO se ha emprendido.
Pero... ¿qué pasa dentro de la cabeza de cada escritor, a medida que ese proceso crece como lava?
Mientras escribimos, estamos concentrados en lo que queremos decir, en nuestras ideas, en la escena del cuento, en la profundidad del concepto, en la belleza de la imagen. El mundo se borra, no existe nada más que ese lugar (papel, pantalla, cuaderno) en el que voy largando mis palabras. Pero, como el pensamiento siempre va más rápido que la mano, no puedo escribir y, al mismo tiempo, estar pensando en otras cuestiones. ¿Serán exactas estas palabras? ¿Me estaré expresando con el vigor que requiere mi tema? ¿Me habré equivocado con la puntuación? Por más fundamentales que sean esas preguntas, le es imposible al cerebro controlar todo al mismo tiempo; una de dos: o escribe o controla.
Veamos un caso concreto.
Un amigo narrador, Víctor Coviello, ha escrito una buena novela de ciencia-ficción. Mejor dicho, ha escrito el borrador de lo que, muy pronto, se convertirá en una buena novela de ciencia-ficción. En esa primera etapa —que en Atreverse a escribir calificamos de volcánica—, Víctor ha lanzado todo su material. Lo hizo como debe hacerse: a vuelapluma, al correr de los caracteres en la pantalla. Disfrutó bárbaramente, se sacó de encima un montón de pesadillas, se expresó como quiso:
Mary miró fija y gravemente al del revólver, y el arma se derritió arrastrando consigo los pedazos de carne.
Todo muy bien. Pero ahora a Víctor le toca pensar en el lector. Y tal vez, en una nueva versión, nuestro amigo aplique recursos que le permitirán imprimirle más intensidad a la escena:
Ante el hombre armado, Mary no parecía atemorizada. Clavó la mirada en el revólver, y enseguida el agresor tembló en convulsiones espasmódicas. El acero enrojeció. Al desprenderse de ese fuego al rojo vivo, el tipo cayó al piso entre sacudidas. Mary no dejaba de mirarlo con ojos relampagueantes. La ropa del gorila empezó a arder.
—¡Por Dios, Mary! —gritó Leiva, aterrorizado.
La cara del asesino reventaba en ampollas
purulentas. El hedor de la carne quemada llenó el aire con las crepitaciones de los huesos calcinados.
¿Se ve la diferencia? Se trata de pasar a color lo que antes habíamos redactado en blanco y negro.
Como decíamos, no es conveniente tratar de pulir durante la etapa volcánica: corremos el riesgo de perder el qué pensando cómo ponerlo en el papel; pero tampoco es bueno dejar las cosas como están. Lo más aconsejable es sentarse tranquilamente frente al texto, después, y agregarle —o quitarle— lo que necesite. Y para eso hay técnicas adecuadas. Textos como el de Víctor, por ejemplo, pueden enriquecerse gracias a una de ellas, de fácil aplicación:
1. Desde que el mundo es mundo, el ser humano percibe sus fenómenos gracias a los cinco sentidos. La vista, el oído, el tacto, el gusto y el olfato nos conectan con la vida, nos dan certeza acerca de ella. Sería difícil imaginar qué “sentiríamos” si nos encapsularan en uno de esos tanques de aislamiento que el doctor John Lilly inventó a mediados del siglo XX, y flotáramos sumergidos en total oscuridad, sin ningún contacto con “el afuera”. Pero frente a muchos textos experimentamos algo parecido a semejante horror: nuestros sentidos se quedan con las ganas, porque no hay nada que los estimule. No hay vida o, al menos, nosotros no podemos percibirla, tal vez porque el autor no hizo nada por transmitirnos realidad.
2. Por lo tanto, un buen método de resucitación de textos sería
ASALTAR LOS SENTIDOS DEL LECTOR
Asaltar los sentidos del lector: hacerle ver, oler, tocar, oír y saborear el mundo mediante la ubicación estratégica de elementos que espoleen su sistema sensorial. En literatura eso se llama crear imágenes:
Es bella la música que pasan por la radio.
Como bellos los ojos del amante en la penumbra. Como bellas las manos acariciando las páginas del libro.
Como inútil la carta lanzada en el vacío.
DELIA PASINI
El sol declinaba, y la tarde de otoño se adormecía en una gravedad brumosa. En el cielo se extendían franjas rojizas. El tono amarillento de las huertas, el verde pálido del potrero, quebrado por el arroyo angosto y gris, daban al paisaje una melancolía dulce, como en los poemas hebraicos, en que las pastoras retornan con el rebaño sonámbulo bajo el firmamento de Canaán.
Sumíanse en oscuridad las casucas de la colonia y en los alambrados estallaban en reflejos vivaces los últimos rayos.
ALBERTO GERCHUNOFF
El ciego sol se estrella
en las duras aristas de las armas,
llaga de luz los petos y espaldares
y flamea en las puntas de las lanzas.
El ciego sol, la sed y la fatiga.
Por la terrible estepa castellana,
al destierro, con doce de los suyos
—polvo, sudor y hierro— el Cid cabalga.
MANUEL MACHADO
El segundo tema (el famoso “Haciendo fogatas con madera de ataúd”) incitó al público a silbar e insultar. A nosotros, por supuesto.
—Marquitos, parece que no les gusta.
—Callate, Max, es su forma de mostrar aprobación. Somos así.
—¿Somos?
No lo imaginaba al bueno de Marquitos escupiendo para mostrar que algo no le gustaba.
Una moneda silbó al lado de mi oreja.
El tercer tema pasó sin inconvenientes. Al cuarto hubo un problemita técnico. El boliche quedó a oscuras. Como yo había estado colaborando al princ