Índice
Créditos
Al lector
HERMANOS
1. Río sagrado
2. Ciego por un día
3. Círculo encantado
4. Sari de la suerte
5. Milagros ocultos
6. Rama y Lakshmana
7. Laus Deo
8. Primero en la lista de espera
9. Baja colateral
10. Médicos de verdad
11. Tierra del padrino
12. Primeras impresiones
13. Tecnología punta
14. Un gigante en medicina
15. Una luz oscura
16. Ser y bendición
17. Territorio sin camino
18. Adivino o charlatán
19. Ciencia de vida
20. Dedo en el pulso
21. Dolores de parto
22. Curas milagrosas
23. Sueño americano
24. Experiencia cumbre
Posfacio
Fotografías
Agradecimientos
Notas
Créditos
Título original: Brotherhood
Traducción: Javier Guerrero
Edición en formato digital: noviembre de 2013
© 2013 by Deepak Chopra y Sanjiv Chopra
© Ediciones B, S. A., 2013
Consell de Cent, 425-427
08009 Barcelona (España)
www.edicionesb.com
Depósito legal: B. 25.483-2013
ISBN: 978-84-9019-648-9
Conversión a formato digital: El poeta (edición digital) S. L.
Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.
A nuestros increíbles y cariñosos padres
Krishan y Pushpa Chopra
Al lector
Escribir un libro de memorias a cuatro manos era territorio inexplorado para nosotros. No teníamos ningún modelo a seguir. Cuando dos personas escriben juntas, combinan sus voces en una. ¿Por qué nosotros no? Deepak podría haberse controlado para no dominar a su hermano pequeño (lo prometió). Sanjiv sabe defenderse y sacar con suavidad el codo cuando corre el riesgo de que lo tiren del nido.
En cambio, elegimos esta forma original de presentar la historia de nuestras vidas, porque demostró ser más emocionante para nosotros, y esperamos que también lo sea para el lector. Un hermano tiene libertad de explicar cómo recuerda los días de infancia en Jabalpur y Shillong, viendo a través de sus ojos recuerdos, nostalgia, negación y fantasía. Después se ofrece un segundo punto de vista. Los hechos como tales no cambian: una gran casa colonial en Jabalpur donde nuestro padre veía una retahíla de pacientes cada día y nuestra madre alimentaba en silencio a los más pobres. Los hechos no son más que la semilla de un recuerdo. Era mejor dejar que cada hermano sembrara sus propias simientes, con libertad para dejar que el pasado se desplegara a su manera personal y peculiar. No miramos los capítulos del otro durante el proceso de redacción. No hubo discusiones sobre quién tenía razón.
Otro motivo para escribir como voces separadas vino de nuestro editor, que sentía que detrás de los hermanos Chopra se extendía el mundo más grande de la inmigración y el sueño americano. Los dos elegimos salir de India sin dinero ni propiedades, salvo la propiedad intelectual de un diploma en medicina y algunos sueños. No muchos estadounidenses eran conscientes de la inmigración india en los años setenta, y mucho menos de una «diáspora india». Se centraban en sus propios problemas; para empezar y muy en especial el conflicto de Vietnam, que creó una grave escasez de médicos y abrió la puerta para que dos doctores jóvenes practicaran la medicina aquí. El punto de vista general, para ser francos, era que los médicos extranjeros eran necesarios pero no bienvenidos.
India tampoco quería que nos fuéramos. El gobierno había prohibido el examen escrito que un doctor tenía que aprobar antes de que Estados Unidos le ofreciera un visado y solo se permitía cambiar una miseria en dólares para viajar al extranjero. No obstante, había una resistencia más profunda en marcha. India es una cultura materna que de verdad hace de madre, que abraza a sus hijos con fuerza y es muy reticente a dejarlos ir. Tan jóvenes —y ansiosos por reivindicarnos— como éramos, oímos que se vertían lágrimas a nuestra espalda en el aeropuerto de Delhi, y no solo por parte de nuestros padres. Nuestra decisión de apartarnos hacía que no fuéramos ni completamente indios ni completamente estadounidenses. Nos habíamos agarrado a un doble destino.
Al nacer, un par de gemelos idénticos comparten los mismos genes, pero cuando cumplen setenta, sus perfiles genéticos son drásticamente diferentes. El ADN real no ha cambiado, pero su actividad sí, subiendo y bajando, recombinando miles de interruptores. Esta divergencia nos ocurrió a nosotros, solo que era un conjunto de genes culturales lo que compartíamos. Como se verá, nuestras vidas tomaron caminos radicalmente distintos. Deepak desempeñó un papel fundamental en llevar a Occidente la espiritualidad india y la tradición médica del Ayurveda. Sanjiv continuó en la senda de la medicina occidental para convertirse en profesor de la facultad de medicina de Harvard. Ha habido tiempos, francamente, en que nos preguntábamos si comprendíamos la realidad del otro. Así es la fascinación y el dolor de empezar tan unidos.
Hoy un destino doble es más común que nunca. Según cálculos actuales de la Oficina del Censo, el 20 % de los estadounid